Harry sentía como si su corazón le fuera a salir del pecho en cualquier momento. Estaba sudando aún siendo 17 de diciembre. Se encontraba en la dirección que Louis le había entregado. No estaba demasiado lejos de su casa, a diez minutos en tranvía, pero el cambio de barrio se notaba a kilómetros.
La calle donde vivía Louis estaba formada de casas realmente antiguas y poco cuidadas. Había niños jugando en las escaleras de éstas como si fuera un patio.
Harry nunca había tenido eso, él vivía en una parcela cerrada, sin vecinos, sin nadie a su alrededor. Obviamente no se quejaba por tener una casa enorme, con piscina y kilómetros de espacio en jardines. Pero también le hubiera gustado tener una infancia donde hubiera podido jugar con gente de la calle sin estar sobre protegido.
Eliminó ese pensamiento de su cabeza y se centró en por qué estaba allí. Era miércoles, hacía dos días desde que vio a Louis en su universidad, muerto de frío y pidiéndole perdón. Estaba faltando a clase para ir allí y hablar con él, y no es que pasara nada por faltar a la universidad, lo hacía muchas veces. Pero en ese momento sentía ganas de irse a clase y olvidar todo lo relacionado con Louis.
Pero no podía. Era imposible olvidarse de él, y ni si quiera sabía por qué. Realmente supo que Louis era algo diferente después de hablar con él en el concierto, hizo el mismo chiste que todo el mundo hacía, pero a diferencia de los demás, el se molestó en disculparse sinceramente.
Harry tomó una bocanada de aire y tocó la madera de la puerta haciendo que sonara. Se escucharon unos pasos de fondo y a los pocos segundos la puerta se abrió dejando ver a un Louis aún medio dormido llevando un pijama azul que a Harry le pareció de lo más mono.
Tenía sentido que Louis fuera así vestido, eran las ocho de la mañana de un día que no debía madrugar. Pero Harry no tenía otra opción, tuvo que salir de su casa como si fuera a la universidad, y tampoco tenía idea de cuándo empezaba Louis a trabajar. Louis abrió los ojos con sorpresa al ver a Harry ahí y al cabo de unos segundos de no reaccionar, una pequeña sonrisa se mostró en sus rostro.
-Hola.-Dijo Harry mirando fijamente los ojos de Louis.
-Has venido.-Fue lo único que Louis dijo, Harry no supo si quiso decirlo en voz alta ya que fue más bien un susurro, y es que el ojiazul no se podía creer que Harry realmente hubiera ido a verle. -¿Quieres entrar a desayunar?-Harry asintió y entró por primera vez en la casa de Louis.
Era pequeña, al menos más que la de Harry, aunque eso estaba claro. A simple vista el ojiverde apreció dos habitaciones con varias camas en ellas, una cocina, un pequeño baño al lado de una de las habitaciones y un salón, donde había un sofá-cama con las sábanas deshechas. No había televisión en ninguna parte, solo vio un tocadiscos encima de la mesa y una pequeña radio en la cocina. Louis notó como Harry inspeccionaba la casa con la mirada y se rascó la nuca incómodo.
-Hubiera ordenado, pero no sabía que venías. Además mis hermanas siempre lo dejan todo hecho un desastre.
-¿Hermanas? ¿Cuántos sois?- Y es que Harry no se podía creer que en esa casa vivieran más personas que Louis y sus padres.
-Bueno, somos mi madre, mis seis hermanos y yo.
-¿Seis? ¿Dónde dormís?- Nada más decirlo Harry se arrepintió de haber dicho esa frase.-Perdona, no es asunto mío.
-Da igual, tampoco es tan incómodo, mi madre duerme con los dos pequeños y las cuatro chicas duermen juntas. Yo duermo en el salón, que es el cuarto más grande. -Louis dijo lo último intentando aparentar que dormir ocho en una casa de dos habitaciones era normal.
-¿Y tu padre?- Louis carraspeó la garganta y de nuevo se rascó la nuca incómodo.
-Nos abandonó cuando mi hermana Lottie y yo éramos muy pequeños. Luego mi madre fue encontrando parejas, y al quedarse embarazada todos hicieron lo mismo, irse. Por lo que ahora somos siete hijos y está ella sola. -Harry se quedó mirando a Louis sin saber qué decir. Optó por acercarse al tocadiscos y poner el cd de Queen, You're my best friend empezó a sonar y Harry se acercó de nuevo a Louis.
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1975
Romance1975. Esa era la fecha que iba a cambiar la vida de Harry y Louis para siempre. Para ellos solo era un concierto de su banda favorita, lo que no sabían es que a partir de ese uno de diciembre nada volvería a ser igual.