Los ojos de Harry se abrieron con una lentitud extrema. Aún le dolían de haber llorado tanto la noche anterior. A su lado, acostado en su pecho, tenía a a Louis. Solo con observarlo una milésima de segundo sintió como sus ojos se aguaban de nuevo. Aquella había sido su despedida. Lo sabían, lo tuvo claro desde que empezaron a hacer el amor, sin poder dejar de llorar.
Louis no quería dejarle, Harry tampoco deseaba hacerlo. Y aún así no tenían otra alternativa. No podía imaginar cómo toda su historia podía acabar de una manera diferente que no fuera el ojiverde casado y Louis, unos años más tarde, enamorándose de otra persona. No existía posibilidad alguna de remediar eso.
O sí.
Harry abrió los ojos con fuerza mientras empezaba a mover a Louis para que se despertara. Notó que ya lo había hecho cuando cerró los ojos con fuerza dejando salir leves lágrimas.
-Louis, tenemos que hablar.
-No quiero irme de aquí. -El ojiverde cogió el rostro de Louis entre las manos para que lo mirara.
-¿Y si no tuviéramos que hacerlo? ¿Y si pudiéramos estar juntos, para siempre? -Los ojos de Louis se abrieron al segundo de haber dicho eso, y le miró con el ceño fruncido.
-¿Qué?
-Lo dejaría todo por ti Louis. Mi dinero, mi familia, dime que sí y me iré sin mirar atrás. -El ojiazul puso una mano en sus labios ahogando un grito, como si lo que acabara de decir fuera esa pizca de esperanza que ambos necesitaban. Pero acto seguido su rostro cambió en una expresión de preocupación.
-No puedo hacer eso. -Harry estaba seguro que su corazón se acababa de parar en ese mismo instante. Era consciente de que Louis le quería, le amaba. Se lo había dicho y demostrado incontables veces, y aún así acababa de decir que no quería un futuro entre ambos. -No es porque no quiera Harry. No puedo dejar a mi familia sin mi dinero, les mantengo yo. -En los labios de Harry se asomó una pequeña sonrisa y le dio un corto beso antes de hablar.
-Tengo dinero, mucho. Cogeré todo lo que tengo guardado y les pasaremos una cantidad de dinero al mes para que todo les vaya bien. Y cuando la cosa se calme, en unos años, podríamos visitarlos y todo. Quiero despertarme cada día a tu lado Louis. Quiero comer hamburguesas cada uno de diciembre. Quiero ir a mil conciertos de Queen y recordar el momento en que un chico de ojos azules me cautivó. Quiero hacer el amor contigo un millón de veces más, no llorando, no sintiendo como todo a mi alrededor se desmonta y cae en pedazos. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, Louis. Porque te amo. -De nuevo, los ojos de Louis estaban llenos de lágrimas, pero esta vez no eran de tristeza, ni mucho menos. Una gran sonrisa se formó en sus labios mientras asentía frenéticamente. - ¿Sí? ¿Eso es un sí?
-Claro que sí idiota. -Dijo aún llorando mientras le besaba por todo el rostro provocando que ambos rieran a carcajadas. -Yo también te amo Harry, como nunca he amado a alguien.
Y allí, en medio del bosque, donde horas antes estaban convencidos de que sus caminos no volverían a encontrarse, estaban sellando su amor, en una promesa que no debía romperse pasara lo que pasara.
Harry acompañó a Louis a su casa mientras hablaban de cómo iba a ocurrir su viaje juntos. Primero el ojiazul debía hablar con su familia, era consciente de que no le pondrían ninguna pega. Su madre había visto cómo de devastado había quedado Louis tras su ruptura con Harry. Lo único que Jay deseaba era la felicidad de su hijo, aquel que había estado privándose de ella durante años, solo por su familia.
El siguiente problema era el dónde. Bajo ninguna circunstancia podían quedarse en el Reino Unido. Harry era demasiado conocido como para hacer eso, y corrían demasiados riesgos como para que todo saliera mal. Acabaron decidiéndose por Estados Unidos, el idioma sería el mismo y no había mucha diferencia en cuanto al estilo de vida.
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1975
Romance1975. Esa era la fecha que iba a cambiar la vida de Harry y Louis para siempre. Para ellos solo era un concierto de su banda favorita, lo que no sabían es que a partir de ese uno de diciembre nada volvería a ser igual.