IV

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Sus ojos sin expresión alguna me miraron fijamente para luego sonreír de esa manera tan vil en qué lo hace, tomó mi barbilla entre sus dedos y soltó una risa nasal

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Sus ojos sin expresión alguna me miraron fijamente para luego sonreír de esa manera tan vil en qué lo hace, tomó mi barbilla entre sus dedos y soltó una risa nasal.

–Escúchame y escúchame bien porque lo voy a repetir solo una vez y espero que se te grabe–prensó mi barbilla con más fuerza y levantó mi cabeza haciendo mirar duramente sus ojos azules–No permito que nadie me hable de la manera en la que lo has estado haciendo y mucho menos que me den órdenes, jamás lo voy a permitir de una niña estúpida como tú, inconscientemente te estás metiendo en la boca del lobo, preciosa.

Soltó mi barbilla con rudeza, caminó hacia el sillón de nuevo y se dejó caer para luego prender un cigarro y empezar a fumarlo.

–Así que si quieres respuestas, siéntate y hablemos civilizadamente y si no me gusta tu manera de hablarme de nuevo...–jaló del cigarro y rio inclinando su cabeza hacia un lado–...niña no sabes de lo que soy capaz de hacer.

Mi cuerpo enteró se tensó y sentí un miedo como el que nunca había sentido en mi vida al ver su expresión de maldad.
Me dejé caer en el sillón grande frente a él, prensé mis manos en medio de mis piernas con estas y respiré profundo.

–Explícame que tiene que ver mi hermano contigo y tu tío, por favor– mi voz sonó temblorosa y nerviosa.

–No sé cómo ni cuándo pero al idiota de tu hermano se le ocurrió jugar de astuto y pensar que nos podía quitar dinero.

Caminó hacia una pequeña mesa con botellas de whiskey y se sirvió un trago.

>>Nelson, su jefe, trabaja para nosotros. Les enviamos unos cuantos kilos que tenían que vender y luego nos enviaban el dinero ganado, el par de ratas quisieron pasarse de listos. Nelson nos dijo que envió a Kylan a dejar el dinero a una bodega, cuando llegamos habían solamente $2.000 dólares de los $20.000 que debían haber dejado.

–Estás equivocado, mi hermano no está metido en todas esas cosas que ustedes hacen. Te debiste de haber equivocado de persona.–mi voz tembló junto con mis manos. Estaba furiosa de que le levantara falsos testimonios a mi hermano.

–No es la primera vez que intentan robar, otras veces han sido $200, $500 pero esta vez se animaron a jugar con más. Otras veces se las han perdonado, pero esta vez no se metieron con el dinero de Artyom, se metieron con el mío.

–Entonces dile que te lo devuelva y déjanos en paz de una vez por todas- mis ojos se pusieron llorosos de solo pensar más en la situación.

–Ya intenté hablar con el como... personas civilizadas, si se le puede decir así-a mi mente vino de inmediato el recuerdo del callejón–Pero no entendió por la buenas. Aparte, no se en qué gastó mi maldito dinero, porque dijo que ya no lo tiene.

Mis ojos se pusieron llorosos y los sentí arder.

–Por favor, dale más tiempo, te lo suplico. Pero... no le hagas nada más, no lo mates por favor– me levanté y caminé hacia el, sintiendo una lágrima caer por mi mejilla.

Me volteó a ver con una mirada burlona y se dio vuelta caminando hacia la puerta.

–Vamos, te llevaré a casa.

•••

Todo el camino fue puro silencio, llegamos a casa y me bajé sin despedirme ni decirle nada. El tampoco hizo intentos de hablarme, aceleró y se alejó rápidamente por la calle.

Entré a casa y vi a Kylan sentado en una silla, con su cara limpia de sangre y benditas en sus heridas. Me vio cuando entré a la sala con las manos en mis bolsillos.

–Vamos a hablar tú y yo, ahora mismo.

–No tenemos absolutamente nada de que hablar, ya lo sé todo Kylan. Ya ese hombre me contó todo.

–Quien sabe cuántas mentiras y babosadas te inventó, yo te voy a contar las cosas como son–sus manos agarraron mis brazos con fuerza cuando pasé a su lado.

–Ya me lo contó todo, tus negocios con las drogas y que le robaste dinero. ¿En qué estabas pensando? Por amor a Dios, nosotros no tenemos problemas económicos ni nada, no entiendo con qué necesidad tuviste que meterte con esa gente Kylan.

Y por segunda vez en el día, lloré.

–No es solo cuestión de dinero Clarette, es cuestión de respeto. De poder.

–No conozco a ese hombre, pero estoy completamente segura que para llegar a tener el respeto que le tienen, tienes que hacer quien sabe que cosas. Y nuestros padres no van a estar nada orgullosos del tipo de persona que eres y con los que te involucras.

Sus ojos se abrieron como platos y tomó mis hombros fuertemente y me sacudió de una manera muy poco gentil.

–A nuestros padres no les vas a decir nada. ¿Oíste? ¡No les comentarás nada!

–NO VOY A TENER QUE DECIRLES NADA, CUANDO SALGAS EN NOTICIAS O APAREZCAS MUERTO Y EN PEDAZOS EN LA ORILLA DE LA CARRETERA SE VAN A DAR CUENTA DE TODO KYLAN.

Sus manos me soltaron luego de unos segundos que terminé de hablar y dio 3 pasos para atrás, miró hacia el piso y caminó de nuevo a la silla en la que lo encontré para luego dejarse caer en esta y no hablar más.

Caminé hacia mi habitación, hice mi rutina de antes de dormir, llamé a René para decirle que me encontraba bien y me acosté bajo mis sábanas. Sin poder parar de pensar en esos ojos azules y malvados que aunque no quiera admitirlo, muy en el fondo me dejaron maravillada.

Espero no tener que toparme con ese hombre nunca más.

Cerré mis ojos, intentando no pensar en el día que tuve hoy y luego de un rato, quedé profundamente dormida.

LUKYANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora