XVIII

679 43 10
                                    

Escribiendo en mi celular para contestar un mensaje a Steven, escuchaba llanto y quejidos en la habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Escribiendo en mi celular para contestar un mensaje a Steven, escuchaba llanto y quejidos en la habitación.

Se me dificultaba un poco leer lo que estaba escribiendo debido a la sangre que mis manos dejaban en la pantalla del aparato.

Al cabo de unos minutos deposité el celular en mi bolsillo de nuevo y volví a lo que estaba.

Los ojos de la basura frente a mi me miraban suplicantes, las lágrimas que salían de ellos dejaban un rastro lavando la sangre en su rostro.

–Por favor... ya no más.–dijo entre llanto, desesperado.–Lo suplico por favor, perdón... perdón.

Chasquee la lengua tirando la navaja sobre una mesa a un lado.

–El que pidas perdón no soluciona nada, no revierte lo que hiciste.

Miré a uno de mis hombres en específico, asintiendo hacia él dándole una orden.

–No es a mi a quien tienes que pedirle perdón, hijo de puta.–dije mientras me ponía en cuclillas frente a su casi irreconocible rostro.–Es a ella. Pero así te quedarás, con las ganas de pedirle perdón.

Me acerqué a un pequeño lavatorio con el fin de lavarme la sangre de las manos, luego tomaría una ducha.

–Es una lastima que no vayas a tener la oportunidad de aprender de tu enorme error.

El hombre al que me dirigí hace un momento entró de nuevo al cuarto junto con 6 desconocidos.

Caminé de nuevo hacia el maldito tirado en el suelo.

–Ellos van a retomar contigo, lo que no pudiste terminar con Clarette.

Su rostro se contrajo inmediatamente, un llanto ahogado comenzó a salir él.

Me acerqué a mi empleado.

–No lo maten.–dije mirando al tipo llorando, negando con su cabeza en mi dirección.–Cuando terminen se lo llevan y lo entierran vivo.

Miré seriamente a los ojos del hombre frente a mi.

–No quiero enterarme que esté muerto cuando lo hagan, ¿entendido?

Asintió firmemente obedeciendo.

Caminé hacia la puerta para salir del lugar, escuchando gritos y llanto desesperados a mi espalda.

•••

Mis ojos estaban fijos sobre la casa al otro lado de la calle donde me encontraba parqueado, tenía más de 30 minutos de estar ahí y no había movimiento de nada.

Hace aproximadamente dos horas salí de mi casa, fui a atender unos asuntos que tenía pendientes y aún no me confirman que se cumplió con la orden que di.

Sin embargo, no me preocupa que se estén tardando. Al contrario, es una señal de que el hijo de puta aún está sufriendo.

El recuerdo de sus ojos mirándome llenos de lágrimas, terror y desesperación me provoca un éxtasis inimaginable.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 05, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LUKYANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora