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Me dejé caer en el asiento del autobús, mis ojos ardían

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Me dejé caer en el asiento del autobús, mis ojos ardían. No pude conciliar el sueño en toda la noche, simplemente no pude. Las imágenes de lo que viví ayer se repetían una y otra vez en mi cabeza cada que si quiera cerraba los ojos.

La cabeza me duele increíblemente, más que ayer. Mi cuerpo se siente cansado, sin energías. No pude desayunar, la comida no me pasa de la garganta y honestamente, no creo soportar todo el día la universidad.

El viaje hasta la universidad se me hizo eterno, veía por la ventana las casas de los vecindarios y los autos en el típico embotellamiento del medio día.

Hoy tampoco pude ir al trabajo, le pedí a Ben que hablara con el señor Lynch, nuestro jefe, para informarle que hoy no podía presentarme. Si lo hubiera llamado, me habría exigido una explicación más detallada y la verdad, no estoy de humor para eso. 

Luego de unos minutos, que sentí como horas, el autobús se detuvo en la parada frente al edificio de la universidad. Bajé luego de agradecerle al conductor y caminé hacia la entrada principal, donde se encontraba Suzie, sentada en un pequeño muro esperándome.

Le dirigí una pequeña sonrisa y le di un abrazo cuando estuve frente a ella.

–¿Como has estado Clar?–preguntó con preocupación.

No me senté, me quedé de pie frente a ella. 

–Se puede decir que bien. Ayer durante la cena Kylan dijo que ya no debía pagar el dinero.

Suzie abrió sus ojos como platos, sorprendida de escuchar eso.

–¿Hablas en serio? Es genial Clarette!–dijo sonriendo feliz, luego cambió su gran sonrisa a una simple sin mostrar los dientes.–Hablaste con él, ¿cierto?

Suspiré pesadamente.

–Si Su, pero no creo que haya sido por eso. No salió tan bien.

–Claro que si. ¿Si no por que otra razón lo haría?

Me encogí de hombros y formé una línea con mis labios, sin querer darle importancia. Pero Suzie siempre tiene que saber todo.

–¿Y por qué dices que no salió bien?–preguntó frunciendo su ceño e inclinando su cabeza ligeramente hacia un lado.

Abrí la boca para contestar, pero pensé lo que iba a salir de mi boca.
No podía contarle nada a Suzie, confiaba en ella, si. Pero eso era algo diferente y no podía andarlo ventilando como si fuera algo común. No se lo que ella puede pensar o como puede reaccionar.

Aclaré mi garganta, pensando en que decirle.

–Ya sabes, se molestó bastante por mi... atrevimiento.–dije sonando poco segura de mi respuesta, pero Suzie no se inmutó. Esta se encontraba ida, mirando algo a mis espaldas. Alzó sus cejas.

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