XVII

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La mirada acusadora que Kylan me dirigía desde que nos sentamos en la mesa a desayunar, hace unos 10 minutos, ya me empezaba a hacer sentir incómoda

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La mirada acusadora que Kylan me dirigía desde que nos sentamos en la mesa a desayunar, hace unos 10 minutos, ya me empezaba a hacer sentir incómoda.

Ayer por la noche cuando los hombres de Lukyan me dejaron a unas casas de distancia de la mía tardé aproximadamente 20 minutos considerando si entrar o no.

Sentía terror de enfrentar a Kylan. Y aunque las palabras del ruso me hicieron sentir motivada, las sensaciones de valentía y poder se desvanecieron en el momento que caí en razón de que debía enfrentarlo y fueron reemplazadas por nerviosismo y temor.

Por un momento, hasta consideré la posibilidad de que Kylan le hubiera dicho algo a mis padres. Sin embargo, la idea abandonó mi mente casi que al instante. No era posible.

Y cuando por fin reuní todo el valor para entrar y afrontar lo que pasara, me llevé la sorpresa de que Kylan ni siquiera estaba en casa aún.

Hasta hace poco, que tomé asiento frente a él, la tranquilidad de ayer al ver que había ganado un poco de tiempo estaba conmigo. Como dije, hasta hace poco.

Sabía que debía enfrentarlo, que esto iba a pasar. Aún así, no podía decirle la verdad, sin importar que tarde o temprano la iba a saber.

En realidad, no había mucho en la historia que cambiar. Simplemente omitiré algunos acontecimientos e idearé alguna razón del por qué estábamos juntos.

Mi cabeza maquinaba excusas y más excusas, reaccioné cuando escuché mi nombre salir de la boca de mi hermano.

–Clarette yo te llevo al trabajo.–dijo sin sacarme la mirada de encima, diciéndome con esta que no tenía otra opción más que aceptar. Ni siquiera sonó como un ofrecimiento.

Asentí con la cabeza para luego levantarme una vez terminé mi desayuno y subir a mi habitación a lavarme la boca y tomar mi bolso.

Cuando me encontraba lista, bajé de nuevo a la cocina para despedirme de mis padres e informarle a Kylan que nos podíamos ir.

Una vez que lo hice, caminé con Kylan a mis espaldas hasta cruzar la puerta y cerrarla tras de él.

Seguí caminando en dirección a su auto estacionado a un costado de la calle, sin embargo mi hermano no me dejó continuar. Tomó mi codo y me obligó a voltearme.

–No me evites, Clarette. Quiero explicaciones ya.–dijo con su ceño fruncido, aún sosteniendo mi codo.

Jalé mi brazo fuertemente, mirándolo fijo a los ojos, incrédula.

–No te debo explicaciones de absolutamente nada, Kylan. Lo que haga o deje de hacer con mi vida, no es problema tuyo.

Abrió sus ojos sorprendido. Y honestamente, hasta yo estaba sorprendida de haber escuchado eso salir de mi boca, solamente que no lo demuestro.

LUKYANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora