"Como revelación de ignoto arcano, hecha del germen mismo de lo tierno, eres misterio que al misterio humano aclara en ti su gema donde quiso mostrar la vida su prodigio eterno para que en ti yo viera el paraíso."
-Alfonso Orantes
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Han pasado 2 semanas desde la última vez que vi a Lukyan. Efectivamente, a los 3 días de "hablar" con él, un policía llegó a mi casa a hacerme varias preguntas sobre lo qué pasó en el club. Recordando sus amenazas, le dije lo que debía al policía.
Afortunadamente, llegó en un momento que mis padres se encontraban trabajando y que Kylan estaba quien sabe donde, no habría sabido como explicarles la situación. Principalmente a mis padres.
–¿Segura que estás bien? Tengo más de 5 minutos hablándote y ni siquiera me has volteado a ver. –la voz de Suzie me distrajo de mis pensamientos.
Alcé la vista hacia ella, suspirando pesadamente. Nos encontrábamos en la cafetería de la universidad, en hora de almuerzo. Me sentía completamente estresada y cansada.
–Lo sé, lo siento Su. Es solo que... he tenido muchas cosas en la cabeza.
Me miró con pena, asintiendo con la cabeza para luego sonreír con malicia.
–Ya se. Hoy en la noche vamos a salir a que te relajes.
Le di una media sonrisa, agradeciéndole la intención.
–No Suzie, no tengo ganas de ir a ningún lado. Solo quiero ir a casa y descansar.
–No hay discusión Clarette, vamos porque vamos.
Sonreí con cansancio, Suzie es la persona más terca que conozco.
–No Su, en serio no quiero salir. Hoy me quedaré en casa y no insistas, por favor.
•••
Abrí los ojos lentamente, despertando. Mi cabeza duele exageradamente, cuando llegué a casa tomé un baño y me acosté a tomar una siesta con el cabello húmedo.
Me levanté luego de un rato, fui al baño en busca de una pastilla y bajé las escaleras yendo a la cocina por un vaso de agua. Mis padres se encontraban camino a la puerta, a punto de salir.
–¿A donde van? –dejé el vaso en el comedor y me acerqué a ellos.
–Clar, amor, vamos a cenar fuera hoy. ¿Quieres venir? No te queríamos despertar. –mamá fue la primera en hablar.
–No no, me quedaré aquí. Aún estoy cansada y no me siento muy bien, gracias.
Papá me sonrió con entendimiento y me besó la cabeza.
–Por cierto, ¿y Kylan? –fruncí el ceño curiosa, tenía rato de no verlo.
–Salió hace un rato cariño, no se dentro de cuanto vuelva.
Asentí comprendiendo, me despedí de ellos y volví a la cocina para poner el vaso en su lugar.
Mientras iba subiendo las escaleras con la intención de subir a mi habitación a retomar mi siesta, alguien tocó la puerta de la entrada. Seguramente es Kylan, siempre olvida sus llaves.