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¿Que debía de hacer?, una parte del él siempre le ha dicho que él no era ningún héroe, pero… la confianza con la que ese hombre lo miro, la confianza que deposito en el con sus palabras lo puso en que pensar, el mismo ha visto como el maldito crimen y el mal han hundido en la porquería a Townsville, y el jamás se molestó en eso, el solo vivía su día a día, y si comenzó con esa tontería de ser un justiciero era solo por él, porque hacer esas acciones "heroicas" lo calmaban en su conciencia, y mantenía tranquilo su pesar de no recordar un pasado que sin saber cuál es, lo atormenta diariamente… pero… el Profesor le dijo que él era la esperanza que esa ciudad necesitaba… esa mirada de confianza que el profesor le dio y la mirada de admiración que Ken le dio, provoco en él, esa paz en su conciencia que las acciones heroicas que había hecho en estos días le había otorgado… tal vez si le daba una oportunidad al Profesor como la que él le ofrecía, o una oportunidad a toda esa basura de ser un héroe, podría sentirse mejor consigo mismo sin necesidad de recordar un pasado del que no recuerda nada… además de que sería una excusa perfecta para volver a ver a la hija del profesor, claro que la chica no le agrada y ella a él pero admitía sin poder negarlo que era muy hermosa ay de buen gusto para los ojos de alguien.
- Un héroe… - Dijo sentado en su sillón reclinable dentro de su remolque el pelirrojo.
Saco de su bolsillo la tarjeta que le había dado el dia de ayer el profesor, era una tarjeta modesta sin muchos detalles, solo decía, Utonio Tec. Y el nombre del el Profesor con un número de teléfono el cual era 555 – 0199, y la dirección de su domicilio, la miro contemplándola y pensando.
- Bueno… no tengo nada mejor que hacer – Dicho esto el muchacho se paró de su sillón y salió de su remolque y con velocidad salió volando directo a la ciudad.
Mientras tanto en la casa de los Utonio, el Profesor se hallaba preparando algo en la cocina. Es cierto que su hija podía hacerlo, pero ella tenía que ir a su nuevo empleo como pasante de ciencias en una empresa y además no había problema para el encargarse de eso, casi siempre fue soltero y siempre fue el quien se hizo cargo de esos detalles, aun cuando estuvo casado tenía la gentileza con su fallecida esposa de preparar él la comida.
De repente un sonido llama su atención, el cual era el timbre de entrada de la puerta, el profesor imagino que era su hija o su hijo, pero tampoco descarto la otra posibilidad que tenía en su mente. Con paso tranquilo pero veloz llego a la puerta y la abrió, y justamente come él había imaginado…
- Buenos días profesor… ammm… aquí estoy… - fue lo que al chico pelirrojo se le ocurrió decir en ese instante.
- Buenos Días Brick, pasa por favor – Dijo el hombre de manera amable y cortes al ver, como supuso, al muchacho que le salvo la vida el dia anterior.
- Muy bien dime, ¿qué te sirvo muchacho? ¿Jugo? ¿Leche? ¿Una soda? – decía el hombre mientras se dirigía a dejar temporalmente suspendido lo que cocinaba.
- Ammmm… bueno, no se… generalmente pediría una cerveza… - Brick se sentía incómodo, el hombre frente a él era un hombre educado, un científico, padre de dos hijos, y era alguien culto, era ridículo y fuera de contexto pedirle una cerveza ya que el hombre quizás no tenía…
- Por su puesto tengo unas en el refrigerador, pero solo será una, normalmente no bebo mucho y evidentemente tu si jeje – y entonces el muchacho quedo sorprendido, nunca imagino que el profesor bebiera, él era un hombre de ciencia.
John destapo dos latas de cerveza y le ofreció una al muchacho.
- Se lo que debes de estar pensando, "¿un científico bebe?", jeje, pero no es tan raro Brick, soy científico no un robot – Decía el hombre borneando con el muchacho al ver su cara de perplejidad.