20.- Final feliz.

303 38 6
                                    

La soledad es algo que constantemente preocupa a muchas personas en cierto momento, es un vacío que ahoga muy en el fondo de nuestro ser que exige ser llenado con algo, con alguien. Muchos intentan salir de éste, pero pocos son los afortunados en lograrlo.

En silencio tomé mi bolsa con mis cosas pasando entre las personas sin llamar la atención por aquel lugar, no fue muy difícil realmente, todos estaban concentrados en hacerse fotos con sus amistades y recordar aquel momento durante todas sus vidas, quizás mi yo de hace un par de años atrás estaría haciendo lo mismo.

Bam me esperaba afuera, hace poco había sacado su licencia y con ello tenía el beneficio de usar el auto de su madre, me adentré al vehículo siendo recibido por una de sus sonrisas junto a un beso en mi mejilla.

—Felicidades. —Susurró.—Ellos estarían muy orgullosos de ti si estuvieran aquí.

—Lo sé

La bolsa quedó en el pasto a sólo llegar a mi destino, el rocío podía percibirse a simple vista, mis rodillas no tardaron en doblarse, y ahí, frente a las personas que más había amado en toda mi vida sentí que aquel día empezaba a tener sentido.

—Ya ha pasado un tiempo en que he estado con ustedes, lo siento.

Mis labios se curvaron en una sonrisa, aspirando aire y dando un suspiro antes de que mis ojos se aguaran, antes de que las saladas lágrimas cubrieran mi rostro, mi ser necesitaba sacar todo lo que le dolía.

Cinco años habían pasado, cinco años de los más difíciles en toda mi vida, donde había tenido que luchar contra la tristeza y soledad.

Las primeras semanas fueron un dolor profundo a mi alma, mi casa era prácticamente mi pequeña caja de recuerdos dolorosos que me negaba a renunciar, Bam había insistido en que debía dejarlo pero no, no podía renunciar a ellos, a Mark, a mamá, los recuerdos pese a dolorosos era lo único que me quedaban de ellos, el dolor era lo único que me hacía sentir aún vivo.

No fue suficiente con sentirlo, los días pasaron, y este sólo se esparció por mi ser dando a la indiferencia, renuncié a mi empleo de medio tiempo y sin ninguna importancia alguna dejé de asistir a clases, ya realmente no me importaba nada. Siempre me había considerado una persona optimista, con metas en la vida pero, ¿qué sentido tenía cumplirlas si estaba completamente solo?...no tenía con quien compartir nada.

Mirarme al espejo era una pérdida de tiempo y sólo un recordatorio de que tenía que parar, pero ya era tarde, no podía, mi cuerpo sólo estaba lastimado, mi piel se había pegado notoriamente a mí dando a resaltar mi falta de alimentación, mi rostro lucia amarillento y con grandes ojeras decoradas, no era para poco, las pesadillas no dejaban de perseguirme, motivo por el cual el dormir había pasado a segundo plano.

Estaba hundido, vacío y roto.

Recuerdo todas las veces que tocaron a mi puerta, todas las llamadas de Bambi intentando que volviera a mi vida y también todas las veces que le grité que no necesitaba de su preocupación, que simplemente estaba bien, ahora me arrepiento de ello, sólo...sólo estaba un poco celoso, ella aún conservaba a su familia, podía estar con la persona que amaba y yo...yo sólo era un pedazo de escoria abandonada en un lugar sucio y obscuro del cual no podría salir.

La depresión podía simplemente conmigo, había noches en donde sólo no podía parar de llorar mientras sostenía la ropa de mamá y los juguetes de Mark, en donde veía vídeos sobre fechas especiales sobre nosotros o sólo cuando me quedaba en un rincón llorando como un animal herido.

Los meses habían pasado notablemente, había mañanas donde simplemente despertaba de dormir en las frías baldosas del suelo con un pedazo de tela cubriendo mi cuerpo y el desayuno hecho, no podía ser indiferente por más tiempo a esas atenciones pero mi corazón seguía roto como para pensar en que Bam estaba afuera esperando por mí, pero cada madrugada al despertar con la frente en sudor y la respiración agitada dudaba si valía la pena seguir vivo, no podía más con ello, dolía y sólo quería dejar de sentir, el primer cajón fue completamente inútil al no hallar nada más, necesitaba dormir y, los somníferos parecían buena opción en aquel momento, sólo quería apartarme de la realidad por un par de horas, quería dejar de ser consciente del dolor, a tientas abrí el segundo cajón, tocando con mis dedos una pequeña caja que reconocí al instante, mis dedos temblaron y soltaron el pequeño objeto tirando su contenido.

Destinado [Bnior] EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora