1.- Susurros.

815 106 10
                                    

Tarde, llegaba tarde a la escuela. No podía ser mejor. Las cosas no podían ser mejor.

Logré visualizar el autobús a tan solo unos metros de mí, mis piernas corrieron hasta llegar a la parada sin embargo este pareció haber huido a tan solo verme. Faltaban 15 minutos para mi primera clase a la cual ya estaba dándome por rendido de asistir.

La luz verde iluminó de nuevo dando el paso a que los autos siguieran su camino pero, para mi desgracia ningún autobús con la ruta a la que me dirigía, ¡excelente!, haber hecho la tarea de la materia más importante para nada, de maravilla. Pensé con ironía.

Miré una vez más mi reloj exasperado conmigo mismo, por haber perdido tiempo demás en comer, y exasperado con la vida por odiarme, por hacer que el transporte no quisiera pasar y que yo no entrara a la estúpida clase. Como si el cielo se hubiera apiadado de mí, el autobús paró frente al lugar donde me encontraba, ahora solo faltaba que éste se diera prisa y una vez que llegara a mi destino...correr, correr como si mi vida dependiera de ello, aunque realmente dependía mi calificación, pero a fin de cuentas era lo mismo.

Con el sudor en mi frente llegué al salón jadeante con sólo dos minutos para las ocho en punto, dejando una carpeta en el escritorio junto con los demás y tomando asiento al lado de Kunpimook.

— Es raro que llegues justo a la hora de la clase. —Comentó la pelinegra, mirándome mientras con su mano sostenía su cabeza en una acción relajada, típica de ella. -Por lo regular eres el primero en llegar.

— Lo sé, hoy no es mi día. —Respondí soltando un suspiro cansado mientras apartaba el flequillo que se pegaba a mi frente a causa del sudor.

Bam soltó una risa con diversión, acomodando su rostro de manera cómoda para mirarme. -Espera a que escuches esto, la profesora Nam le avisó a la jefa de grupo que llegaría treinta minutos tarde.

Dejé caer mi cabeza contra el pupitre. Hoy era un día de mierda, y apenas estaba comenzando.

__________

Pasillos llenos, bullicio como resultado.

—Oh por dios, más rápido. —Supliqué con exasperación, los chicos y chicas fuera de sus salones platicando con chicos de otras clases me hacían imposible cruzar el pasillo, parecía que la única forma de pasar era volando, cosa imposible.

—Relájate, JinYoung, has estado estresado toda la clase anterior, no quiero ver como estarás ahora en Bioquímica.

— Sé mala influencia para mí hoy, por favor y pídeme que me salte la clase contigo, Bami —Solté en un suspiro recargándome en el balcón junto a ella.

Me miró con diversión. —JinYoung, saltémonos la clase de Bioquímica, estoy segura que no pasará nada importante de lo que nos debamos preocupar si faltamos hoy. —Dijo con voz maliciosa, anticipando mi obvia actitud ante esas peticiones recurrentes que me había propuesto con anterioridad.

La miré, su sonrisa y ojos desafiantes esperaban mi respuesta, no podía.

—Vamos, no tardará en llegar el profesor Kim. —Refunfuñé, no podía saltarme la clase, no importaba cuánto lo odiara mi sentido de la responsabilidad no podía ceder ante ello.

—Niño bueno. —Molestó con diversión.

—Lo que digas, —Respondí con indiferencia para que terminara con ello. — yo soy el motivo por el que pasas las materias, de lo contrario ya no seguirías aquí. —Solté para defender mi orgullo de responsabilidad sin embargo pareció no importarle del todo. —Estás siendo muy lenta, Bam. — La tomé del brazo, ignorando como me sacaba la lengua, guiándola para poder pasar por el mar de alumnos apresurándome a llegar al salón, una vez estando cerca de mi destino me paré en seco.

Una sensación desagradable comenzó a molestar mi interior, intente mirar alrededor como si buscara la causa de mi molesta, no obstante no pude encontrar nada. De repente lo sentí, algo había pasado. Él estaba cerca. Podía sentirlo.

La sensación de tener un saco de piedras en el estómago me inundó, haciendo que mi cuerpo pesara y me fuera imposible moverme de donde estaba. El toque en mi brazo por parte de Bami hizo que volviera en sí, aunque para mi desgracia no quitó el malestar.

—¿No piensa entrar a mi clase, señor Park? —Preguntó el profesor dentro del salón, mientras sostenía la puerta abierta.

—A-hh, sí, disculpe. —Con la vista baja entré al salón, viendo de reojo como Kunpimook me seguía y posterior se sentaba al lado de mí.

La clase fue de lo mas lenta, y por desgracia no lo suficiente aburrida para dejarme dormido en el pupitre, lo hubiera preferido, quizás así hubiera podido dejar esa sensación de malestar en el olvido por un momento.

— ¡Park JinYoung! —Escuché llamar, sin esperar más me levante de mí lugar buscando con la mirada a quien me llamaba, me reprendí por haberme dejado perder por mis pensamientos, ya que al parecer el profesor Kim había notado mi ausencia mental. Un coordinador de dirección se encontraba en la puerta, mirándome.

—Lo buscan en dirección, con todo y sus cosas. —Fruncí el ceño, asentí sin más tomando mis libros y saliendo del aula.

El largo pasillo sin alumnos hubiera sido reconfortante si no sintiera que algo no iba bien, es decir, nadie te llama al despacho del director porque sí ¿verdad? no al menos que hayas hecho algo que se considere incorrecto bajo los reglamentos de la institución. Una oleada de viento me inundó logrando que un frío recorriera mi cuerpo, como si éste me abrazara, la sensación  de que alguien estaba detrás de mí me invadió, logré sentir una respiración en mi cuello que no tardó en convertirse en lo que fue un susurro en mi oído.

Lo lamento tanto. — Escuché claramente.

Mi andar se detuvo. ¿Qué significaba eso? ¿Había oído bien o estaba alucinando? ¿Era de nuevo aquella voz que me hablaba en ocasiones desde que era un niño?

—¿Por qué? — Me atreví a preguntar, siempre le preguntaba lo mismo, más nunca respondía.

He ido por...ella.

Destinado [Bnior] EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora