5.- Vacío.

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Aquel día al despertar temprano en la mañana me sentí un vacío en mi interior, la tristeza comenzaba a inundarme de a poco, todo lo que creí que había pasado aquella noche solo había sido un sueño, nada más. Dentro de mi sentí un poco de decepción, aunque realmente ¿decepcionado de qué? ¿de que él sólo fuera parte de mi mente y no de mi realidad? ¿realmente esperaba que lo fuera? Definitivamente me estaba volviendo loco.

—Jin...Young...—La voz débil de Mark me sacó de mi trance, el menor estaba recargado en el marco de la puerta de mi habitación con su pijama puesta y sus cabellos desordenados parecía que se acababa de despertar, sin embargo sus mejillas sonrojadas me alertaron de que algo no iba bien, sin hacer esperar más me acerque a tocar sus mejillas confirmando mis sospechas.

—¡Dios, Mark!... estás ardiendo en temperatura. —Sin pensarlo dos veces lo cargué en mis brazos llevándolo de regreso a su habitación para meterlo entre las cobijas de su cama otra vez. Miré a Mark cerrar los ojos mientras tragaba saliva lentamente haciendo una mueca de disgusto en el acto, desgraciadamente desde pequeño él había sido muy enfermizo sin embargo aunque fuera en parte común eso no hacia que me sintiera menos despreocupado, mucho menos ahora que mamá no estaba en casa.

—E-estaré bien. —Murmuró, su garganta sonó rasposa, parecía ser que la temperatura era sólo una parte del problema. —Solo dormiré...un poco.

—Estoy de acuerdo, pero primero te darás un baño, después de eso tomarás los medicamentos. —Lo vi hacer una mueca, Mark ya sabía el sabor de los jarabes y los odiaba demasiado. —Cuando te sientas mejor te haré lo que me pidas de comer. —Le sonreí tocando su mejilla con cariño, el menor asintió. —Y finalmente dormirás.

— Está bien, hyung. —Susurró sentándose en la cama retirando las sabanas para poder dirigirse a la ducha, me acerque al él tomándole de la mano al verlo tambalear.

Hubiera deseado que todo ello hubiera funcionado. La ducha no logró hacer demasiado, los medicamentos tampoco, la temperatura de Mark no quería bajar para nada, al contrario parecía aumentar cada vez que me acercaba a tocarle las mejillas o la frente. Con mis ojos picar cambié el paño en la frente de Mark por uno mas fresco por quinta vez en los últimos diez minutos mientras lograba ver como sus ojos se arrugaban por el contacto frío.

"Mamá, quizás este es el décimo mensaje que te escribo, pero necesito que me llames, la temperatura de Mark no baja, estoy pensando en llevarlo al hospital, me preocupa demasiado."

El mensaje se envió junto con los demás que seguían sin llegarle, rendido suspiré dejando el móvil en la cama pasando mi mano por mis cabellos en un acto de desesperación. Miré a Mark dormir con el ceño fruncido en su frente y sus labios fruncidos levemente, podía intuir que no estaba teniendo un buen sueño, no sabía como ayudarlo y eso me estaba carcomiendo. 

Siempre había tenido ese sentimiento protector con Mark desde que nació. Mamá había tenido complicaciones durante el embarazo de Mark, no era de extrañarse, papá había muerto no hacía mucho, y ella se había quedado sin la persona que la ayudaría a sobrellevar aquella etapa tan importante, así que por eso con siete años intenté ser su pequeño soporte, cuidando de que no hiciera esfuerzos innecesarios, de que comiera bien y a sus horas, de que tuviera una etapa tranquila.

El pequeño nació a los ocho meses, con su rostro morado debido a la asfixia que había provocado el cordón umbilical alrededor de su cuello, después de ser atendido su color pasó al rojo y su voz a ser escuchada por toda la sala de maternidad del hospital, aquello hizo constar que tenia unos muy buenos pulmones, tampoco había que pasar por alto su popularidad con todas las enfermeras, todas parloteaban que era demasiado lindo y que en un futuro aquello se notaría mucho más, nadie podía ir en contra de ello.

Con una sonrisa triste acaricie la frente del pequeño, retirando los mechones de cabello castaño rebeldes que se pegaban a su frente por el sudor. —Ponte mejor...—Hablé bajo. —... necesito verte parlotear por ahí, callado me haces sentir muy solo.

—¿Cuanto tiempo lleva así? —La voz de Jackson logró hacerme sobresaltar un poco, no esperaba que apareciera en ese momento, desde la tarde del día anterior no se había mostrado de nuevo.

—Desde la mañana. —Respondí mientras pasaba mis manos por mis mejillas retirando las lagrimas traicioneras que habían salido. — Intenté bajar la fiebre con los medicamentos y con los paños fríos pero ha sido en vano. 

El rostro sin expresión de Jakson no me ayudó a entender que pasaba por su cabeza, cerró sus ojos por un momento volviéndolos a abrir sin demorar demasiado en el acto con expresión serena, se acercó lentamente al pequeño los delgados dedos de Jackson acariciaron su frente pasando por la piel fruncida entre sus ojos que al solo tacto no tardó en desaparecer, una sonrisa se formó en los labios del chico mayor, sus ojos lucían tristes. 

—Jack...son... —Soltó la voz delgada de Mark, miré al mencionado esperando a que me diera una respuesta, no obstante éste seguía concentrado en Mark ahora acariciando su mejilla con delicadeza. —...Wang. —El pequeño frunció los labios volviendo a dormir, su rostro se veía ahora tranquilo.

—Él dijo...tu nombre. —Dije con la sorpresa reflejada en mi voz.

Él chico apretó los labios formando una linea recta con ellos. —No pasa nada, habló su espíritu, me recuerda.— Mi ceño seguía fruncido intentando comprenderlo. — Estará bien, JinYoung, no te preocupes.— La mano de Jackson en mi hombro me hizo dejar de mirar el rostro del castaño y concentrarme en mi pequeño hermano durmiendo. —Ahora solo necesita descansar.

—¿Qué fue eso exactamente? —Pregunté tragando el nudo en mi garganta, mis manos por inercia tocaron las mejillas de Mark las cuales estaban tibias, nada comparado al toque caliente de hace unos minutos atrás.

—En realidad nada...sólo hable con él, es decir, —Tragó saliva negando levemente, su rostro se veía cansado, nada parecido al Jackson que había conocido hace no mucho. —puedo hablar con las almas cuando su cuerpo esta enfermo, saber como se sienten si éstas me lo permiten, así es como puedo hacer que se sientan mejor...todas por lo regular son muy apegadas a mi...—Sonrió levemente.— ...al fin y al cabo las guió a la vida.

Entendí lo que trataba de decir, sus ojos tristes quizás era por ello, no le gustaba ver a las almas que él cuidaba en aquel tipo de situación, eran su creación al fin y al cabo. Aquello me hizo verlo desde el otro lado de la moneda: la muerte, ¿cómo se sentiría con ello?¿le era difícil ver como las personas se aferraban a la vida aún cuando ya no había vuelta atrás? ¿aquello había creado un lazo de rencor entre aquellas deidades?

—Lo estás pensando, no hace falta que trates de ocultarlo. — Lo vi sentarse en la cama junto al cuerpo  de Mark. —Sí, no es agradable, todos tenemos un cariño hacia lo que hacemos, yo lo tengo, no me gusta ver morir a la misma persona cientos de veces, no me gusta ver a Muerte llevárselos, algunos son muy felices aquí, cuando ya no están...queda el vacío en sus familias, así que las ayudo a sobrellevar el dolor, no es mi trabajo, pero es lo mínimo que puedo hacer...porque las entiendo, en su lugar me gustaría que hicieran eso por mí.

Guardé silencio, en realidad no sabía que decir, pensar en aquello me hacia sentir que había cosas que estaban fuera del alcance de mi mente.

— ¿Lo odias? —Pregunté finalmente, él comprendió a quién me refería, a éstas alturas lográbamos comprender aquello.

"¿Odias a Muerte por llevarse a tu creación? ¿Odias a...JaeBum?" Preguntó mi mente, me hizo sentir un escalofrío por un momento pensar en él por su nombre, aunque realmente siguiera confundido por aquello.

—No lo hago, es su trabajo al fin y al cabo...—Dudó un poco con sus palabras siguentes pero al final sólo dijo:— ...Creo que él lo pasa peor. —Bajó un poco la mirada para después volver a mi rostro. —Lo siento. —Dijo en voz baja.

No pregunté por qué se disculpaba, parecía que la palabra era demasiado pequeña para lo que realmente quería expresar, sin embargo decir más también era innecesario. Tenía preguntas, demasiadas, que sabía que Jackson no respondería, algo lo detenía, aunque quizás YuGyeom no tuviera inconveniente, esperaba que no lo tuviera realmente.

—No pasa nada. —Murmuré en una leve negación.

Destinado [Bnior] EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora