12.- Sin recuerdos, sólo sentimientos.

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—¿Ocurre algo, cariño?— Cuestionó mamá mientras tomábamos la cena, la pregunta me tomó desprevenido, no esperaba que en mi rostro se reflejara lo afectado que aún seguía por los acontecimientos ocurridos a tan solo unas horas atrás, Mark sólo pudo confirmar lo dicho por mamá mientras dejaba de comer de su plato.

— ¿a qué si? Ha estado así desde que llegué, ¿no estás enfermo? — Me miró preocupado mientras una arruga se formaba en su frente, me sentí mal de hacerle preocupar de aquella manera.

—No es nada, estoy bien —Mentí e intenté sonreirle intentando convencerlo de ello.

Aquella noche mamá confirmo aquella noticia sobre Tae, el amigo de Mark. El niño y su madre, la señora Kim, habían ido a visitar a la abuela a las afueras de la ciudad debido a que la salud de la ésta se había vuelto delicada, la señora Kim temía que su madre dejara esta vida sin siquiera decir adiós por última vez así que por ello poco le importó viajar en plena noche, por desgracia la mala suerte los había visitado, un camión les impactó, el conductor perdió los frenos de su vehículo y poco pudo hacer, la señora Kim falleció al instante, no obstante Tae luchó por su vida en el hospital hasta que no pudo más.

El rostro de Mark al oír todo aquello quedó inexpresivo hasta que las lágrimas salieron e inundaron su rostro silenciosamente, Mamá y yo intentamos consolarlo pero prefirió ir a su habitación y estar solo, y nosotros lo comprendíamos.

...

Los días habían pasado lentamente, Mark pese a que se esforzaba por ocultar sus sentimientos con sonrisas forzadas sabía que seguía triste por lo que había pasado, y eso me preocupaba, por lo tanto aquella mañana antes de salir rumbo a la escuela no dudé en dejar en la mesa un plato de galletas junto con un vaso con leche de chocolate y una pequeña nota al lado, esperaba que pudiera animarle aunque fuese un poco y que supiera que su familia estaba a su lado para cuando necesitara un abrazo.

La mañana aún estaba con pequeños rastros de lluvia de la noche anterior, y pese a que el sol amenazaba con asomarse las nubes grises daban a entender que eso no sería del todo posible. Llegar a la escuela con el uniforme sin ensuciar fue prácticamente un reto, esquivar los charcos con agua en cada esquina fue como completar una misión imposible sobre todo cuando los autobuses conducían y salpicando todo a su alrededor.

Agradecido por mi buena suerte tomé asiento en mi lugar, Bam no tardó en llegar minutos después con un rostro notablemente molesto, no tuve que preguntar cuál era el motivo, sus piernas y calcetas goteando me dieron la información necesaria.

— ¿Necesitas algo con que limpiarte? —Pregunté tendiéndole un pañuelo que tenía guardado en el saco de mi uniforme escolar, ella lo tomó sin responder sentándose en su lugar e intentando limpiarse, soltando gruñidos y maldiciones en el proceso

— Hoy definitivamente amanecí con el pie izquierdo —Refunfuño con enojo, haciendo bola el pañuelo en su puño. —El autobús se me pasó, tuve que esperar el siguiente, pero en ese tiempo un maldito auto salpicó mis calcetas y por si fuera poco a dos calles de llegar aquí me tropecé y caí en un charco que parecía más una alberca pública. —Su mandíbula se tensó con amargura, lucia que tenía ganas de golpear algo o...alguien, así que sólo por precaución tomé un poco de distancia.

— ¿Por qué no le pediste a Yugyeom que te trajera? Pudiste evitar todos esos percances. —Respondí recordando que el mayor tenía un auto, y que de hecho él es quien solía traerla todas las mañanas a clases. Le miré un poco confundido esperando una respuesta aceptable que pudiera responder mis repentinas dudas, sin embargo mi mejor amiga me miró con el ceño fruncido, como si de repente mis palabras no tuvieran sentido alguno.

Destinado [Bnior] EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora