Las personas pensaban que yo era la típica chica rebelde y malcriada que siempre obtenía lo que quería, pero no era así; solo intentaba protegerme de los abusos contra mí. Mi padre abusó de mi alguna vez tanto física como sexualmente, pero nunca llegó a violarme, aún era completamente virgen.
Yo estudiaba en el instituto Fairfield en los suburbios de Chicago, donde yo desearía jamás vivir. Lo que aprendí no me ha valido para nada porque mi vida es una más, simplemente hago lo que me dicen y... a veces no.
Estoy en el espejo de mi cuarto con la música a todo volumen. Era la cuarta vez que tenía que borrar la estúpida línea que he trazado en mi párpado. Me está temblando la mano como si se tratara de un ataque de ansiedad, maldita sea. El cambio de instituto y el reencuentro con mi tía no era motivo para yo angustiarme de tal manera.
—¡Crystaline, baja! —Gritó mi madre desde la primera planta de la casa.
—¡Ya voy! —Le grité frustrada. No conseguía trazar aquella línea en mi párpado así que decidí no maquillarme.
Me coloqué unos jeans no muy ajustados, era el mismo que había usado ayer. Anastasia (la sirvienta de la casa) estaba de vacaciones con su familia en Ucrania y en el área de lavabo yacía un montón de ropa sudada y sucia desde hace más de dos días.
Busqué en mi armario algo para ponerme. Había camisetas, suéteres, blusas de diferentes tipos. No me podía quejar de las atenciones de mi madre, pero a veces me sacaba de mis casillas y se me gastaba toda la paciencia. Usé lo más sencillo, una blusa de tiros de color negro y una camisa de cuadros. Cepillé mi cabello y me hice una cola de caballo.
—¡Crystaline, joder, baja en este estúpido instante! —Exclamó de nuevo mi madre. Suspiré enojada y bajé las escaleras como alma que lleva el diablo.
—¿Para qué me llamabas? —Pregunté con el ceño fruncido.
—Te llamaba para que vinieras a desayunar. Tu hermano te llevará a la escuela hoy —Dijo mi madre mientras arreglaba la mesa.
—Ya es tarde y hoy tengo examen de biología, me voy.
Abrí el portón de la casa. Mi madre gritó mi nombre una, dos, y tres veces. Antes de que me persiguiera corrí hacia la carretera y en cuanto la perdí de vista paré de correr.
—¡Crystaline!
Oí mi nombre. ¿Hoy era día de escuchar mi nombre a cada rato? Era Cassie junto con Hannah y yo pensando que eran las típicas niñas ricas que las llevaban en auto a todos las lados. Mierda, me sentía idiota a veces. Se acercaron a mí.
—¿Ustedes no eran millonarias? —Cuestioné haciendo comillas en cuanto dije la palabra millonarias. Yo era tan estúpida a veces o siempre.
—Era una broma, ¿Cuántas veces tenemos que decírtelo? —Exclamó Hannah, la chica rubia de las dos hermanas.
—Hannah, perdónala —Mencionó Cassie mientras arreglaba su pelo castaño.
—Estoy estresada. El reencuentro con mi tía y el cambio de instituto me tienen frustrada y ni siquiera pude trazarme la línea en mi párpado —Suspiré. Ya no sabía qué hacer, pero sí que estaba mejor.
—Chica: aún no te puedo decir mujer, tienes dieciséis —Dijo Cassie— Entonces, cálmate. Tu tía no debe molestarte la vida.
—Oye, no es que sea optimista pero no puedo vivir con esa mujer —Exclamé— Es tan egocéntrica y tan controladora que me saca de mis casillas.
—Eso es lo que ella quiere, Crystaline —Comentó Cassie moviendo sus caderas de un lado a otro— Demuéstrale que a pesar de sus estupideces siempre tendrás la cabeza en alto.
—Ella tiene razón —Susurró Hannah— Eres muy enojona.
—Para que dejen de joder —Hice una pausa— Me iré de vacaciones a Australia. Dentro de un mes hago mis maletas y me largo de acá.
—¿Te perderás el cumpleaños de Fletcher? —Interrogó Cassie alzando su ceja. Suspiré, lo había olvidado.
—No puedo detener el vuelo —No sabía que decir— Voy a ver si me quedo para su cumpleaños, si no voy me hará la vida imposible.
—Iremos al concierto de Katy Perry esta semana, ¿Lo recuerdas?
—No pude conseguir boletas y además estoy reprobada de biología, tengo que estudiar —Dije.
—¿Estudiar? ¿Y no que habías sacado un seis? —Cuestionó Hannah.
—Algo así.
Entramos al instituto Fairfield, no otra vez. Entrábamos a vacaciones en dos semanas más y claro que me emocionaba, pero no me contentaba irme a Australia y no ir al cumpleaños de Fletcher Levinson.
Mi vida estaba jodida.
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my four idiots ✧ mgc (book #1)
Teen FictionCuatro idiotas y una chica. ¿Qué más puede suceder?