xxviii

383 21 4
                                    

Me acomodé un poco en la cama y abrí mis ojos. La silueta delgada de ella se presentaba en lentamente en mi ojos y pude jurar qué estaba media desnuda, pensando que yo estaba dormido.

Dejé que terminara de vestir, no quería parecer un pervertido desesperado. Abrí los ojos de nuevo y ella traía un jean negro junto con una camiseta verde. Su cabello estaba revuelto, no llevaba zapatos y notó que estaba despierto.

-¿Desde cuándo estás despierto? –Me interrogó en tono curioso, esperando que no dijera que la había visto en ropa interior.

-Son de muchos colores y supongo qué son violeta –«refieriéndome a sus bragas y sus brasieles» ella hizo una mueca, estaba incómoda.

-Te fijas demasiado –Murmuró. Sus mejillas estaban rojas.

-Lo siento, es que desperté y te vi –Dije nervioso, esperando a qué no se enojara– No quise decirte que estaba despierto.

-Está bien, acepto eso –Respondió muy sonriente colocando sus manos en sus caderas. Yo por mi parte también sonreí.

-¿Qué día es hoy? –Cuestioné levantándome perezosamente de la cama y me miré al espejo. Mis ojos estaban somnolientos y mi cabello estaba revuelto.

-Es jueves, idiota.

-La hora.

-Son las once de la mañana.

Me levanté corriendo para ir a darme una ducha rápida y volver a mi casa. Mis padres estaban despiertos y tenían la jodida manía de que cada jueves era día de levantarse mutuamente, oh que tonto fui.

-Recuerda que estás en mi casa y no tienes ropa –Informó ella– Si quieres voy por ropa a tú casa y te vas duchando aquí. ¿Te parece?

-No, es qué tu no entiendes -Crystaline frunció el ceño– Mis padres todos los jueves dicen que debemos levantarnos mutuamente, no sé porqué se implementa ese ritual extraño en mi casa.

-Bueno, iré yo y les explicaré sobre esto.

Antes de decir palabra alguna ella se marchó corriendo.

Narra Crystaline.

Toqué la puerta de la casa de los Clifford. A los minutos me abrieron con cara de pocos amigos, era primera vez que los veía de tal manera porque ya saben, esa familia es de sonrisas.

-¿Sabes algo de Michael? –Preguntó su madre.

-Él está en mi casa, perdón si se han preocupado –Dije algo nerviosa.

-Oh, no te preocupes –Respondió con una gran sonrisa– Ya me había preocupado pero al saber que estaba contigo me alivia un montón.

Reí un poco y pedí la ropa de Michael para que se cambiara. Su madre me la entregó, me despedí de ella y fui a mi casa.

-Mira, ahí está –Dije y dejé la ropa en el baño para que cuando saliera se vistiera.

Me quedé en la cama esperando a que saliera de allí. Luego de unos veinte o treinta minutos salió con una camiseta de Rollling Stones, unos pantalones negros ajustados y unas vans negras. Típico.

-Te quiero, nos vemos –Dijo él besándome en los labios, para después marcharse a su casa. Creo que ya lo extrañaba.

Me tiré en la cama mirando el techo blanco. Aún me preguntaba si éramos novios o algo.

-¡Crystaline! –Gritó mi madre cerca de mi cuarto y entró– Quiero hablar contigo.

-¿De qué? –Cuestioné sentándome en la orilla de la cama.

-Nos vamos.

¿Qué?

-¿A qué te refieres? –Pregunté mirándola fijamente.

-Tú tía decidió que debíamos irnos de aquí, nos iremos a otro país y no te puedo decir.

Me quedé inmóvil. ¿Dejar a Michael? No, esto no podía ser.

-¿Cuándo nos vamos?

-Una semana más y nos vamos.

¿Por qué? Yo no me quiero ir, esto no puede ser verdad.

my four idiots ✧ mgc (book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora