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—¡Crystaline, ven a ordenar esto!

Vale, les cuento que pasa; cuando vi a Michael por última vez se me quedó mirando por todo el rato. Mi tía compró algunas cosas y nos quedamos a beber unas malteadas. Entonces mi madre está gritándome que vaya a ordenar las cosas de abajo desde hace unos minutos. Estúpida casa gigantesca.

—Madre, estoy muy cansada —Susurré recostándome en el mueble.

—Pues recoge tu ropa de la cama —Dijo cogiendo otra de sus maletas— Y duérmete.

—Gracias madre —Murmuré dirigiéndome a mi cuarto para recoger la ropa de mi cama y ordenarla.

Arreglé toda mi ropa y la coloqué en el armario. Estaba tan cansada que no pude evitar acostarme y dejar un grupo de ropa sin enganchar, pero no pude descansar. Mi mente estaba invadida de muchas cosas y en eso estaba Hannah y Cassie, mis mejores amigas.

Cassie me llamó, sabía que era ella porque Hannah no tenía su celular y solo ellas dos tenían mi número telefónico.

—Hola —Dijo la dulce voz de Cassie a través de la línea.

—Hola Cassie —Susurré— ¿Ya no estás enojada?

—No, ya no lo estoy.

—Qué raro...

—Bueno, mira, Hannah no se enojó ya que conoce a tu madre por lo que no pasó algo.

—Bueno, adiós. Iré a ayudar a mi madre —Colgué el teléfono y fui hacia abajo.

—No dormiste, eso lo apuesto.

—No, Cassie me llamó —Dije dirigiéndome a la cocina por aunque sea un bocadillo.

—Oh, qué bien —Susurró ella— Por cierto, tus clases inician mañana y no hay excusa. Acá es diferente.

—Pero si acabo de salir del instituto, estarás bromeando —Ella negó— ¡Mamá, no!

Rodé los ojos y le di un mordisco a mi manzana de manera violenta, pero luego me reí de ello, tan torpe. Subí a mi recámara y no pude evitar pensar en Michael por primera vez pero no podía, los hombres no era lo que estaba buscando después de lo que me ocurrió hace unos años, aún no lo puedo evitar.

Me quedé durmiendo. Mi cama estaba calentita y yo estaba tan cansada que no pude evitar quedarme profundamente dormida, hasta que me levanté por los gritos de mi madre.

—¿Qué rayos te pasa? —Pregunté aún adormilada, estaba mejor que ayer.

—Hoy es tú primer día de instituto en Australia.

Me paré de mi cama con una cara furiosa. Mi madre bajó las escaleras para ir a prepararme el desayuno, apuesto a que sí. Me di una ducha refrescante y cuando salí pensé en que carajos ponerme.

[...]

Puse la música de mi IPod a todo volumen para  no oír los estúpidos gritos de estas señoras que me jodían la vida cada vez más. Agarré mis pendientes pequeños de círculo y ambos los puse en mis orejas y esta vez por fin encontré mis botas favoritas, me sentía feliz por ello. Ya estaba lista y en verdad no quería ir a ese nuevo instituto.

—¡Ven, Crystaline! —Gritó desde abajo. Su voz podía resonar por toda la casa.

Bajé rápidamente para no hacerme más lío con mi mamá sobre bajar tarde a desayunar. Sé que dije que tengo un hermano, pero no vive en casa: está casado y aún no tiene hijos. Entre nosotros dos no hay una buena relación y nunca la hubo.

—No sé para qué te molestas en hacer desayuno si yo nunca me lo termino comienzo —Agarré una manzana y le di un mordisco— Adiós, te quiero, creo.

Y salí corriendo.

[...]

Mi madre me dio la dirección del instituto que no quedaba muy lejos de la casa que mi tía había alquilado para nosotras dos. Ella dijo que iba a pagar la renta de la casa, así que ya no habría problema a lo largo de nuestra mudanza.

Miré la hora y se me estaba haciendo completamente tarde. No otra vez. ¿Esto era enserio? Mi primer día en otro estúpido instituto y estaba por llegar tarde de nuevo. Me cagaba toda la situación y por la suerte de mi estúpida vida estaba parada en frente de la institución correcta, era gigantesco como mi nuevo hogar.

Entonces me adentré al jodido lugar y todo el mundo me empezó a mirar de manera extraña porque nunca me habían visto. Ahora, sí, las chicas estas eran muy guapas: cabello rubio, ojos verdes o azules, faldas cortas entre otras estúpidas cosas que yo no tenía, cada vez que me adentraba me sentía aún más fea de lo normal y choqué con alguien.

—Fíjate por donde caminas, idiota —Le reclamé. Él levantó levemente su mirada, mierda era Michael.

—Crystaline.

—No, el director —Dije de manera sarcástica, él se río— No hice un chiste idiota, quitate —Lo empujé y me marché hacia mi clase.

Me tocaba historia a primera hora (o al menos eso era lo único que sabía) odiaba ir al colegio pero me encantaba estar con los idiotas de mi curso porque hacían todo tipo de tonterías y chistes.

El profesor entró detrás de mí. Yo me senté en el último asiento de la fila del lado izquierdo para que nadie me estuviera jodiendo la vida más de lo que estaba y adivinen.

—Tenemos una nueva estudiante —Exclamó— Pase al frente.

Él me señaló y maldije por lo bajo. Yo me levanté y sentí las miradas de las guapas chicas del asiento derecho de la segunda fila. Yo me sentí acosada, solo un poco.

Me paré al frente del pizarrón y suspiré con levedad. Aún me estaban interrogando y observando de una manera intimidante y acosadora. Me puse más nerviosa, me puse a temblar.

—Hola, soy Crystaline Jones, tengo dieciséis años y soy de Chicago. Me mudé ayer, eso —Dije de la manera más tranquila posible, pero aún estaba inquieta por estar delante de esas personas desconocidas.

—Muchas gracias, Señorita Jones.

El profesor me mandó a sentarme para continuar con su clase. Las personas solo me miraban y nadie se atrevía a hablarme. ¿Tan malvada me veía vestida diferente que las demás? Estúpida sociedad, siempre se fijan en cómo te vistes, idiotas.

[...]

Estaba,sentada en uno de los bancos del patio y estaba completamente sola en las tinieblas de aquel lugar. Para mi estatus social este instituto ni se acercaba a mis principios, porque yo era tímida e introvertida; tanto así que duré unos cuatro años en desenvolverme en mi viejo instituto y ya se imaginan como me hice amiga de Hannah y Cassie, que difícil esto.

Sentí la presencia de alguien al lado de mí, solo que sentía que estaba parado o parada esperando a que me diera cuenta de su existencia. Subí la mirada para ver si era una persona que no conocía y resulta que no, era Michael de nuevo. Paciencia.

-Hola, Crystaline —Dijo con una cara de inocente e ilusionado.

—¿Qué quieres Michael? —Le pregunté de manera tranquila mientras mordía mi manzana con suavidad.

—Pues, solo quería sentarme contigo, ¿Puedo? —Él me regaló una mirada tierna, yo le hice seña para que sentara del otro lado de la mesa donde estaba vacío.

—Gracias.

Yo asentí y el me miró con confusión.

—¿Me estás intentando evadir?

my four idiots ✧ mgc (book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora