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Estaba sola en mi cama. Michael se había ido hace como diez o veinte minutos y ya me sentía sola. Eran las doce y cincuenta y tres. No tenía sueño, así que solo me quedé acostada mirando hacia el techo de mi habitación.

Recibí un mensaje de Hannah. Se me había olvidado que ella y Cassie volvieran a México para las vacaciones de invierno. Las horas eran muy diferentes y de seguro ella no se acordaba de qué yo estaba en Australia y ella estaba en América latina pero no me quedaba de otra que responderle.

»Acá es muy tarde, y espero que les haya ido bien«

Ella no duró ni un minuto en responder a mí mensaje.

»Lo sé. Oye, iremos a Australia el mes que viene«

¡Quería gritar! Por fin iba a ver a mis mejores amigas de nuevo, aunque faltaba un mes completo para verlas pero lo importante era verlas y nada más.

»¡Sí! Oh dios, ya quiero que llegue noviembre«

Sonreí y nada más que eso.

»Te dejo, voy a desempacar«

Dejé el teléfono a un lado. La sonrisa no se me iba del rostro con tan solo pensar en que Cassie y Hannah estarían conmigo de nuevo para poder contarles que Michael Clifford y yo somos «novios» ¿No es así? ¿O me equivoqué?

Cerré mis ojos y me acomodé en la almohada poniéndome en una posición cómoda hasta que me quedé dormida.

-

Domingo, Diez de la mañana.

Me estiré un poco. Estaba un poco cansada pero no tengo ningún problema con ello. Me paré a cepillar mis dientes y darme una ducha para bajar a desayunar algo porque tenía unos días sin comer y eso me iba a hacer mal.

Terminé de hacer todo lo que tenía que hacer en mi habitación y bajé las escaleras para encontrarme con mi madre en el sofá leyendo un libro. La saludé y ella me detuvo antes de qué me dirigiera a la cocina a comer algo.

-Sé qué Michael estaba aquí.-Dijo ella con una sonrisa de pervertida en la cara.

-¡No hicimos nada malo! Sólo durmió conmigo.-Hice un puchero porque estaba muy avergonzada de qué mi madre se hubiera dado cuenta de ello.

-Se veían tan adorables juntos.-Dijo ella con una cara de madre ilusionada.

-¿Te puedes callar madre? -Suspiré y fui a la cocina ignorando los comentarios de mi madre. Había un par de tortillas en un plato encima de la barra de desayunar así que las cogí y empecé a comer.

-

-¿Te gustan las flores? A mí me gustan las flores.-Susurré dando patadas leves en el césped.

-Has estado inquieta todo el día.-Comentó con una sonrisa.

Michael y yo estábamos en camino largo lleno de flores y mucha naturaleza. No era un bosque, era como más bien estos sitios donde podías hacer un buen picnic pero solo estábamos caminando.

Me moví de un lado a otro dando saltos leves mientras caminaba a su lado. Michael se reía cada vez que lo hacía imaginándose que era una pequeña niña saltando junto a su hermano mayor, pero la veía más que eso.

-¡Quédate quieta un momento!

En cuanto terminó aquella frase a gritos no muy altos, me jaló hacia él quedando atrapada entre sus brazos. Hice un mohín esperando a que me soltara y solo conseguí que él me apretara más contra su cuerpo.

-Michael.

Lo miré seria para que me soltara.

-¿Qué desea señorita Jones? -Respondió con una sonrisa burlona en el rostro.

-Por favor.

Pedí.

-Solo si me das un beso.

Besé su mejilla pero aún estaba apretándome.

-Pero sí ya te di un beso.-Susurré con el ceño fruncido.

-En los labios.

Me negué ante su petición.

-No te suelto.

Y me apretó un poco más.

-¡Ya, tú ganas!

Exclamé resignada. Rodé los ojos y de repente sentí su mirada sobre mí. Él me miraba fijamente esperando a que le besara, y estaba muy dudosa de hacerlo o no. En fin. Toqué sus dos mejillas que estaba suaves y acerqué su rostro hacia el mío sintiendo su respiración cerca. Cerré mis ojos hasta que él tomó la iniciativa y me besó.

Movió un poco sus labios contra los míos intentando darme un beso de verdad y no un beso de niños. No hizo nada más que moverlos mientras que yo le seguía el ritmo hasta que por falta de aire nos separamos pero hubo un detalle que me hizo sonrojar un poco. Mordisqueó mi labio antes de separarse.

-¡Michael! -Le reclamé por lo que había hecho.

-Te lo mereces por no querer darme un beso.

-Silencio.

Él cumplió su promesa y me soltó. Aún estaba sorprendida por lo que hizo. Empecé a caminar dejándolo atrás hasta llegar a un sitio lleno de flores haciendo que sonriera.

Michael se acercó a mí. Yo me tiré encima de todas las flores con cuidado para no darme contra algo, ya sea una piedra o cualquier otra cosa dura. Él hizo lo mismo, solo que no arriba de mí.

-Muy extraño.

-No voy a desplomarme arriba de ti.

-Mi idiota favorito es él más idiota de todos ellos.

Rió.

-Estoy feliz.-Comentó.

-¿Por qué? -Cuestioné con un tono curioso. Sabiendo muy bien cuál era la respuesta.

-Porque te tengo conmigo al fin.

my four idiots ✧ mgc (book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora