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Me hallaba en medio de mi habitación, acababa de llegar. En conclusión este había sido el primer domingo interesante de mi vida, y era muy complicado que yo saliera de la cama un domingo.

Creo que mi vida se estaba haciendo colorida después de tanto tiempo. Aunque, no puedo superar ese sueño que tuve hace unas semanas atrás, y me está poniendo los pelos de punta cada vez que lo pienso o recuerdo.

Me despojé de mis zapatos y no dudé mucho en tirarme en mi cama con los brazos abiertos y entró mi madre seguramente para hacerme un largo cuestionario.

-¿Ya te llevas bien con él? –Preguntó. Y era una pregunta muy estúpida a estas alturas.

-Sabes que eso fue muy estúpido. –Respondí sentándome.

-Me lo tomo como un sí. –Susurró– ¿Y qué pasó para que cambiarás de opinión tan rápido?

-Me gusta, tenías razón. Solo que yo no quería admitirlo.

-¡Te lo dije! –Exclamó mi madre parándose de la cama para empezar a bailar de la manera más loca posible– Lo siento, es que me emocioné.

-Nunca podré olvidar eso. –Susurré tapando mis ojos.

-Iré a lavar la ropa. Creo que es momento de volver a la limpieza. –Resignada salió de la habitación.

Bajé las escaleras y me senté en el sofá. No tenía nada más que hacer, solo eso. Tal vez mi vida no se estaba haciendo interesante.

Sonó el timbre y antes de que mi madre se fuera corriendo a abrir la puerta le grité «yo abro mamá» y abrí la puerta. ¿Luke?

-¿Qué carajos haces aquí? –Pregunté confundida.

-Estaba en casa de Michael. Creo qué felicidades. –Dijo con una sonrisa mostrando sus hoyuelos.

-¿Gracias? –Pues él y no me había confirmado qué éramos «novios».

-No te preocupes. Lo hará cuando crea que es necesario. –Dijo seguro de sí.

-¿Estás seguro?

-Más que seguro.

Hice una mueca. No estaba muy segura de lo que me decía Luke. Pero como era su mejor amigo y lo conocía perfectamente debo creerle, ¿O no?

Luke se fue de mi vista y yo cerré la puerta. Mi cabeza me decía que era mentira pero mi corazón decía lo contrario. Yo solo tenía que confiar en Michael y principalmente en mí.

Tocaron el timbre. Mierda. ¿Es qué nunca dejaran de hacer eso? Bien. Suspiré y fui a abrir la puerta.

«¡Hannah y Cassie!»

¡Me emocioné al instante! Era grandioso ver a tus mejores amigas de nuevo. Ellas eran mis únicas y me molestó mucho mudarme a Australia y dejar de verlas.

-¡Cassie, Hannah! -Grité y las abracé fuertemente.

-¡Hey! Quieres más a Cassie que a mí.-Dijo Hannah frunciendo el ceño negándose a darme un abrazo.

-Claro que no. Las quiero igual, ustedes son grandiosas.

-Creo que ahora lo creo.-Respondió Hannah riendo.

Cassie y Hannah dejaron las maletas en la sala para irnos directo a mi habitación para conversar sobre las cosas "interesantes" de nuestra vida, porque yo no era interesante y mi vida era mucho menos interesante.

-¡Cuéntanos! –Exclamó Hannah con una gran sonrisa. Cassie rodó los ojos disimuladamente y yo reí.

-Bueno, eh, no, ya.-Susurré. No estaba muy segura de contar lo que pasaba entre Michael y yo, porque ni él ni yo habíamos confirmado nuestra relación formal.

-¡Cuenta! –Dijo Cassie.

-No. Debo confirmarlo antes de hablar chicas.

Hannah y Cassie se resignaron. Entendían que no era momento de contarlo. Estuvimos todo el día conversando tonterías hasta tarde. Ellas se decidieron ir porque tenían que arreglar las maletas y ordenar todo en su «nuevo hogar» porque vivirían por un largo tiempo en Australia haciéndome compañía.

Eran las diez de la noche. Yo estaba en mi celular escuchando música mientras veía cosas nuevas «o cosas viejas» porque esto ya me aburría. Escuché el sonido de la puerta, y creo que mi madre no tenía ni idea de que estaban tocando.

Bajé las escaleras para ir a abrir la puerta. Ya saben quién era, Michael Clifford.

-¿Qué haces aquí a esta hora Michael Clifford? –Cuestioné con los brazos en la cintura, intentando hacer el rol de madre.

-Solo quería verla, Jones.-Dijo con una gran sonrisa en el rostro.

Sonreí. Este chico tenía mil maneras de hacerme sonreír. Era inevitable. Él se acercó a mí, colocó sus brazos alrededor de mi cintura y me dio un beso castro en los labios. Él era tan... Tierno.

-Y sólo quería darte un beso.-Murmuró cerca de mis labios haciendo que se me erizara la piel. Michael se separó de mí y nos quedamos en silencio un segundo hasta que él habló.

-La quiero señorita Jones.

my four idiots ✧ mgc (book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora