¿Secreto?

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- Ha pasado una hora y media, sr. Malmonte. - dije entrando en la comisaría. 

Se veía muy claramente que estaba muy cabreado, pero intentó esconderlo con su falsa sonrisa. 

- Señorita Hernandez... Es usted muy puntual... 

- De hecho no, señor. Ha pasado exactamente una hora y 53 minutos, lo que significa que le he dejado incluso mas tiempo de lo acordado. ¿Lo han encontrado? 

El hombre calló. 

- Hable. 

Apretó los dientes. 

- Venga. Ya. 

Le seguí y me llevó a una sala sin ninguna ventana, totalmente blindada, mas abajo del piso principal. 

Había unos 6 o 7 hombres allí dentro. 

- ¿Quién es? 

- La novia del agente 1153.

- Ella no debería estar aquí. 

- Lo sé. 

- ¿Qué ocurre exactamente? 

Nadie respondió, todos miraban al jefe. 

- Ha hecho una pregunta, respondedle. 

Un chico rubio ojiazul, que debía tener unos tres años mas que yo se dirigió a mí. 

- Tu novio, junto a otros del cuerpo, fue a llevar a cabo una misión... Secreta. 

- ¿Secreta? - pregunté alzando una ceja

- Sí. Eh... Creo que no puedo darle más detalles sobre la misión, pero... El problema es que hace unas horas hemos perdido el contacto con ellos, y eso... eso no debería haber... ocurrido. Tienen los micros y las camaras apagadas y los localizadores no se mueven del mismo sitio. Creemos que los han pillados, les han quitado los localizadores y se los han llevado o... 

- ¿O? 

No respondió. 

- Dios mío... ¿Quiere decir que quizá... estan...? 

- Pero aún no lo sabemos. 

- ¡Venga ya! ¿Y a qué narices esperan? ¡Vayan al sitio donde estan los localizadores e investiguen qué ha ocurrido! ¿Tan difícil es? 

Capté algunas miradas furtivas entre el jefe y los policías. 

- No es tan sencillo... - me explicó una chica castaña y bajita que llevaba una coleta baja - El sitio al que hemos enviados a nuestros hombres està muy bien vigilado. Y no me refiero a el típico matón que con su estatura asusta, me refiero a gente peligrosa. 

- Señorita Hernández, esta es la capitan Mary Beckett. Capitan, esta es Diana Hernández. 

- Un placer. - digimos al unísono

- Ha dicho que es peligroso, pero quizá ellos también estén en peligro, quizá están malheridos, vete a saber

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- Ha dicho que es peligroso, pero quizá ellos también estén en peligro, quizá están malheridos, vete a saber. Lo que es claro es que no podemos quedarnos de brazos cruzados. 

- Sí, Diana. Llevamos un buen rato estudiando las posibilidades... Estamos preparando la misión, lo que pasa es que no somos suficientes, porque en la furgoneta, controlando todo lo que ocurre, tiene que quedarse dos personas pero entonces, con los que somos, creemos que no seremos suficientes para lo que es llevar a cabo la misión de rescate en si... 

Un montón de comentarios estallaron. 

- ¿Y... si yo ayudara? 

- ¿¡Qué?! ¡Imposible! - se indigno el jefe. 

- Sé que no vais a ponerme una pistola en la mano, pero quizá podría ayudar en la furgoneta. No se me da mal la tecnología...

- Eso... no creo que sea legal. Eres una ciudadana común... - suerte que ella no sabía que era menor de edad - Pero, aunque fueras, nos seguiría faltando alguien. 

- Tengo un amigo. Él es buenísimo en tecnología, y no le importarà ayudar. 

- ¡No puede hacer eso, capitan! ¡Si les pasa algo será nuestra responsabilidad! 

La capitan Beckett lo miró con dureza. 

- No, Malmonte, será MI responsabilidad. Usted es el jefe de policía, pero yo soy la Capitan. Se trata de un delito de alto grado y por eso estoy aquí. Así que, por favor, vayase a poner multas. 

El inspector en jefe la miró sorprendido. Balbuceó algunas palabras sin sentido y enfadado salió de la cambra blindada. 

La Capitan se giró hacia mí. 

- ¿Cuántos años tiene tu amigo? 

- Dieciocho. 

- ¿Y como se llama? 

Sonreí. 

- Connor. 

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