Consciencia maldita

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Dedicado a Pireilla_17, por ser la primera lectora que votó.

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DIANA:

Me odio a mí misma. Héctor me besó y yo le seguí el royo. La cuestión es: ¿Por qué lo hice?

A mí, en teoría (EN TEORÍA) me gusta Connor. Entonces, ¿por qué lo he hecho?

Y joder, me gustó. Pero, si estoy colada por Connor, ¿por qué me gustó?

No entiendo nada.

Hoy ya hace dos días de eso y aún no hemos hablado del tema.


En el instituto, nadie le ha visto un pelo a Alessia, y estoy muy preocupada. Pensé que ahora que no me iba a molestar más sería más feliz y estaría más relajada, pero mi consciencia maldita no me dejaba estar tranquila, de hecho, estaba mucho más nerviosa que antes.

Sí, ella me preocupa mucho, incluso demasiado...

Quiero encontrarla. Necesito encontrarla. Si no, no creo poder dormir bien por las noches...


***

Llegué a casa dispuesta a contarle a Héctor que quería ayudar a Alessia, pero cuando llegué a casa él no estaba.

Qué raro... Bueno, se le habrá alargado el trabajo...

No estaba la comida hecha, así que con lo que había en la nevera me hice una tortilla de queso y una ensalada.

Luego, con una manzana en la boca, me puse a hacer los deberes.

***

Pasaron las 4, las 5, las 6 y las 7 de la tarde y Héctor no volvía.

Quizá...

Yo no paraba de buscar inconscientemente excusas para su exagerada tardanza, cualquier cosa menos que le hubiera ocurrido algo.

Marqué su número y llamé 3 veces, pero no respondió en ninguna ocasión.

Llegaron las 8, las 8 y cuarto, las 8 y media...

- Se acabó. - dije cerrando el libro de un golpe.

Me puse la chaqueta, agarré las llaves de la casa y me fui a la comisaría donde Héctor trabajaba.


Entré en la comisaría y vi un gran alboroto. Un montón de policías con cara de circumstancias yendo de aquí para allí, teléfonos sonando, muchos agentes hablando y haciendo vete a saber qué...

Me acerqué al agente de recepción.

- Hola, buenas noches. Venía a preguntar por Héctor Diew, él trabaja aquí y hoy no ha vuelto a casa después del trabajo, así que he pensado que quizá ustedes saben dónde está.

- ¿Usted como se llama?

- Diana, Diana Hernández.

- ¿Es la mujer de Héctor Diew?

¿Mujer? ¡Venga ya! ¡¿Tan mayor parezco?!

Iba a decir que no, que era su compañera de piso, pero por suerte recordé que en teoría estábamos saliendo.

- Su novia. Aún somos jóvenes para estar casados. ¿No cree?

Él asintió y me indicó con la mano que esperara.

Se fue a preguntarle algo que no escuché a su compañero, y este me miró y le respondió al tipo de recepción.

- Lo siento, pero ahora mismo, no podemos decirle nada sobre Héctor, solo que no lo espere despierta... - miró con duda a su compañero y me miró a mí de nuevo - Disculpe.

- ¿Perdón? - no me podía creer que me quisieran ocultar dónde estaba Héctor. Algo muy turbio pasaba... - ¡Ustedes saben dónde está! ¡Exijo ser informada!

- Bueno, eh... no se ponga así...

- ¿¡Que no me ponga así?! Maldita sea, ¡no sé dónde está mi novio! ¡Exijo hablar con el jefe!

- Eh... bueno... yo... - lo asesiné con la mirada - En seguida...

Sonreí por dentro porque iba a lograr lo que quería: respuestas.

Mi otra parte, pero, estaba muy preocupada porque sabía que algo iba mal. Muy mal.

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