Sr. Ego

57 4 1
                                    

- ¡Héctor! - ignorando a Mike, Tina y Matt salí corriendo en su dirreción.

Por su cara de asombro, estaba claro que no esperaba verme allí. Pero eso duró unos pocos segundos, porque en seguida tenía una gran sonrisa en el rostro.

Nos abrazamos como si hubiéramos estado semanas sin vernos.

- Diana... Creía que no salía de esta.

Yo negué con la cabeza.

- ¡Pero saliste!

Le besé. Joder, le besé con todas mis ganas. Con mis manos acaricié su pelo y él me rodeó la cintura con las suyas.

- ¿Qué haces aquí? - me preguntó cuando terminamos de besarnos.

- Salvarte. - dije y hundí la cabeza en su pecho.

Y allí estábamos, abrazados en medio de todo aquél alboroto de gente, pero sintiéndonos solo él y yo, solo nosotros. 

~~~~~


NARRADOR:

Unos metros más atrás, Tina y Matt miraban toda la escena apoyados en uno de los coches de policía con los brazos cruzados.

- ¿Sabes? - dijo Matt señalando a Diana y Héctor - Esos podríamos ser nosotros.

Martina rodó los ojos.

- Anda, vámonos, Sr. Ego.

Abrió la puerta del coche y se metió dentro.

- ¡Lo digo en serio!

- ¡Y yo también! Sube al coche, Andrews.

Él se sentó de copiloto.

- Escucha, sé que a veces soy un poco hijo de puta, pero...

- Oh, ¿sólo un poco?

- Tina.

- ¿Qué?

Matt la miró a los ojos, intentando encontrar las palabras adecuadas.

- Te he echado de menos estas semanas que has pasado en Pensilvania.

La chica asintió:

- Por muy loco e increíble que parezca, yo también a ti.

- No he tenido a nadie con quien discutir. - dijo él

- Y yo no he tenido a nadie de quien reírme.

Matt sonrió.

- Como te extrañé...

Tina arrancó el coche y se fueron a la estación policial. 


HÉCTOR:

Que Diana sea lo primero que ves en despertarte es simplemente perfecto. 

Mi falsa novia dormía plácida a mi lado, ligeramente cubierta por la fina sábana, y se veía como un verdadero ángel. 

No podía negar que esa chica había despertado en mí fuertes emociones, y seguramente también a la inversa. Sin duda l beso del día anterior no había sido fingido. 

Aparté con delicadeza un mechón de su mejilla y le dí un corto pero dulce beso allí. 

Fui a la cocina a preparar el desayuno. Pensé en hacer unos gofres. 

Al cabo de un rato, justo cuando acababa de poner los gofres en el plato apareció ella. 

- ¡Mmmmmm....! Un delicioso olor me ha despertado. 

- Los auténticos, los originales... ¡Eggo Waffles!

- ¡Me encantan! Además, me recuerdan a Eleven. - me guiñó un ojo en decir esto último y se sentó en la mesa. 

Cada vez me gusta más convivir con ella. Al principio, Diana parecía ser callada, borde y pesimista, pero en cuanto la he podido conocer bien, me he dado cuenta de que es una chica fantástica. Buena, inteligente, empática, bastante positiva... Creo que solo necesitaba que la cuidaran un poco. 

- Por cierto, ¿pudiste hablar con tu amiga abogada? 

Ah, sí. Diana me había dicho que quería sacar a Alessia del infierno en el que estaba metido. La chica no solo sufría maltrato, sinó también abusos sexuales. 

Asentí. 

- Sí, y como pensamos, el vídeo es más que suficiente para incriminar a su padre. Él iría a la cárcel por un largo tiempo y ella a un centro de menores. 

- Entonces, ¿a qué esperamos? 

- Alto, justiciera, primero deberías hablar con Alessia. Ella tiene que estar de acuerdo en poner la denúncia, si no nada de esto servirá de mucho. 

- Bien, hablaré con ella. Si se deja ver, claro... 

Según me había contado Diana, hacía días que la rubia no iba al instituto. 

Miró un momento su teléfono y negó. 

- Y sigue sin haber movimiento en sus redes sociales. Esto empieza a ser preocupante... 

Se llevó las manos a la cabeza. Su cara expresaba mucha preocupación. 

- Eh, tranquila, aparecerá, seguro. Y si no, daré una orden de búsqueda y protección, no te preocupes. - le acaricié el hombro - Pero sigo sin acabar de comprender por qué te preocupas tanto por ella después de todo lo que te ha hecho. 

Ella suspiró. 

- Ambas hemos sufrido. De distintas formas, pero ambas lo hemos pasado muy mal, y ahora que sé todo esto, su comportamiento hacia mí ya no me importa tanto. 

- Pero, por las razones que sean, te ha hecho mucho daño, durante mucho tiempo. ¡No puedes olvidarlo de golpe solo porque ella también es maltratada! 

- Y no voy a olvidar nada, solo digo que si puedo ayudarla lo haré, porque aunque el dolor no vaya a desaparecer y aunque sé que las cicatrices no se van, es una persona en una situación horrible y asfixiante, y debo ayudarla. Es una tregua, como si la hubiera perdonado, aunque no he olvidado nada. El caso es que ahora mismo no me importa lo que me haya hecho, porque lo importante es otra cosa: su vida. ¿Lo entiendes? 

- Claro. Pero que sepas que no todo el mundo haría eso. 


***


DIANA:

Después de tomarme ese día de descanso, el jueves volví al instituto. 

En clase, intenté contarle a Connor y Lili lo que teníamos que hacer. 

- Preguntad a cualquier persona que pudiera tener su contacto. Lleva demasiado tiempo desconectada y debemos encontrarla antes de que sea tarde. 

Todos asintieron. La operación "Buscando a Alessia" había empezado. 



DETENIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora