#11 Romeo y Julieta

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Bastian:

Mi corazón anhela desesperado oír la respuesta de Aspen y cuando los minutos pasan más y más, me siento aún más desesperado.

—No.

Mi sonrisa cae y puedo escuchar el momento en que mi corazón se parte, mis ojos se abren y los suyos lucen arrepentidos, sin embargo a pesar de lo temblorosos que veo sus labios, ellos no se retractan de su decisión.

—¿No?.— Pronuncio asegurándome y sin creer lo que mis oídos escucharon.

— No.. Es.. — El labio le tiembla a Aspen, sus ojos agarran fuerza y me ven decididos, como si no se arrepintiera. — Bastian, es muy pronto.

Enarco una ceja.

— ¿Cuánto llevamos juntos? . — Me pregunta. — Ni siquiera a pasado un mes.

—Aspen..

—No nos conocemos bien, no conozco a tus padres y nos gustamos, si, pero..

No solo me gustas, rubia.

Ya deberías haberte dado cuenta.

—Vamos a tener un bebé... Aspen. — Le digo. — Después de esto yo no tengo dudas de que quiero pasar mi vida a tu lado.

Sus ojos brillan.

—No tienes que comprometerte conmigo porque vamos a tener un bebe. —Me dice y niega. —Es decir, no de esa forma, el matrimonio es algo...

—Se lo que es el matrimonio, rubia. —Le interrumpo. —Se las responsabilidades que conlleva y estoy conscientemente aceptando cada uno de esos términos. Voy a respetarte, serte fiel y estaré contigo en los momentos difíciles como ahora.

Ella baja la mirada por un momento y le tomo del mentón para obligarla a mirarme.

Con una sonrisa formándose en mis labios vuelvo a hablar. — Voy a mirarte solo a ti, Rubia, Voy a amarte solo a ti.

Ella retira mi mano de su mentón con la suya.

—Es muy pronto para llamarle amor.

—No lo sentí así cuando vi el monitor de bebes. —Le recuerdo y la confusión se muestra en sus hermosos ojos. —¿Crees en el amor a primera vista, Aspen?

Ella cierra la boca y no me da una respuesta.

—Porque es lo que yo sentí cuando vi a nuestro bebé. Me enamore de él. — Digo con una sonrisa en mis labios. —Así que no dudes que me enamore de ti desde la primera vez que te vi.

—Eso es.. tan absurdo.

Mi sonrisa crece. —No lo fue para Romeo y Julieta, se enamoraron a primera vista.

Ella me sonríe.

—Pesándolo bien, nos parecemos un poco a ellos.

—No es una buena comparación. —Le quiero corregir, pero ella sigue. —Su historia termino como una tragedia y ambos murieron.

Mi pecho se aprieta.

—Nosotros no seremos así. —Le aseguro y mi respuesta llena sus ojos de lágrimas.

—¿Cómo.. —Hace una pausa. —¿Cómo estás seguro que quieres que sea yo la mujer con la que pasaras toda tu vida?

—Porque eres tú, porque se trata de ti, Aspen.












Aspen:

—¿Cómo que no puedo entrar al edificio?. —Le pregunto al guardia de seguridad, el luce nervioso y tal vez sea la postura que tengo ahora, el ceño fruncido, ambas manos en mis caderas y con una mirada amenazante.

—Lo lamento, señorita Young, solo hago mi trabajo. —Me asegura. —El señor Ivanok le prohibió el acceso al edificio.

Mi boca cae hasta el suelo. —¿Qué?

—Señorita Young, solo hago mi traba..

—¡¿Qué Bastian Ivanok hizo qué!?

Me las arreglo para ingresar al edificio después de llamar a Lauren, quien me abre la puerta trasera y prácticamente arrastro los pies llevando mi humor de perros directo a la oficina de Bastian.

No lo encuentro ahí, así que mi segunda opción es la sala de reuniones, empujo ambas puertas con las dos manos e ingreso.

—¡Bastian Ivanok hijo de pu...! . —Me detengo a tiempo y cuando diviso a cada uno de los accionistas.

Todos mirándome llenos de confusión y sorpresa, todos están aquí, incluso Helga y me han escuchado gritarle a Bastian.

—Aspen..

Helga sonríe por mi situación, se cruza de brazos y Bastian se acerca a mí.

De acuerdo, me lo merezco, por más molesta que este con el ahora, posiblemente acabo de echar a perder un negocio.

Sin embargo la actitud de Bastian me sorprende cuando llega hasta mí y yo no sé qué decir.

—¿Qué está ocurriendo, Bastian?. —Es Helga quien ha hablado.

Él me sonríe y dirige su mano hacia la mía hasta entrelazarla.

—Quiero presentarles a alguien.

¿A mí?

Ya me conocen.

Al menos Helga, no estoy segura que los demás me recuerden.

—Ya sabemos quién es, Bastian. — Dice Helga, aunque por la cara de algunos directivos, no me recuerdan o no se toman la molestia de hacerlo. —Señorita Young.

Asiento como saludo, pero Bastian vuelve a hablar.

—Ella es Aspen. —Dice mirándome a los ojos. —Y es mi prometida.

¿Prometida? 

Contra Todo Pronostico (#10 Saga Bebé)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora