Aspen Young quebranto sus propias reglas al cometer el error de dormir con su jefe y las consecuencias de esa noche no solo despertarán los deseos escondidos que ambos se tienen y que hasta el momento ignoraban tener.
Ahora..
Bastian se niega a sol...
—¿Cuándo conoceremos a nuestra nietita, Bastian?.—Me pregunta mi madre, mi padre está igual que ella, esperando una respuesta.
Trato de sonreír.—Es muy pequeña aun, mamá y su cuerpo recién está adaptándose a la presencia de otras personas más allá de Aspen y la mía.
—Entiendo.—Pronuncia con desilusión.
— No te preocupes.—Trato de animarla.—Pronto te llevare a verla.
— Lo espero mucho, Bastian.
Alargo mi sonrisa y me pongo de pie.—Tengo que ir por mis cosas a la oficina.
—No tienes que hacer esto, Bastian.—Me dice mi padre.
Vuelvo a sonreír, aunque no me siento precisamente feliz.
—Si es por la condición que te di..
—Solo será temporal.—Le interrumpo y él se detiene.—Quiero tiempo con Aspen y Nayeli.
—Bastian..
—Ahora son lo más importante para mí.
Aunque la rubia me siga rechazando.
Lo que quiero es cuidar de ambas.
—Quiero estar al lado de las dos.
—Ya veo, cariño.—Pronuncia mi madre y dirige su mirada a mi padre.— Si esa es su decisión, déjalo, cielo.
Mi padre recuesta su espalda en el mueble.—No puedo decirle que no a tu madre.
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Regreso a la oficina para llevarme las últimas cosas importantes y personales que tengo ahí, las meto en una caja y sigo pendiente de que no se me olvide nada.
Sera diferente desde casa, aunque podre tener más tiempo para estar con Aspen y mi hija, al menos más con Nayeli y por el momento es suficiente.
Si ella no estuviera, no sé exactamente como estaría tomando toda mi situación con su madre.
Salgo de la oficina al no encontrar cinta, me acerco a la sitio de Larry Holmes y el palidece al verme, pero su color vuelve cuando alzo mis cejas y señalo la cinta sobre su escritorio, me la entrega y regreso a la oficina.
Envuelvo la caja con la cinta hasta sellarla y corto el último pedazo con los dientes, me aseguro que no queda ni un espacio flojo y antes de regresarle la cinta a Holmes, escucho su voz.
Solo la escucho.
—Bastian..
Palidezco cuando me giro y la veo, mis ojos no lo creen, pero esta aqui.
