#23 Sin Latidos

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Bastian:

Me dejaron estar presente mientras nacía nuestro bebé, detrás de una vitrina desde donde podría ver todo y acompañado con una doctora que me daba los ánimos que necesitaba mientras esperaba a mi lado.

Aspen estaba despierta mientras le realizaban la cesaría, con anestesia y con señales que dejaban en claro el cansancio en sus ojos, pero aun así estaba despierta y me preocupaba que su esfuerzo por mantenerse así complicara algo, pero estoy seguro que aunque entrara a la sala de operación y le pidiera que dejara todo en sus manos de los doctores y descansara, ella no me haría caso.

Al igual que yo quería estar despierta para ver a nuestra bebé.

Trago saliva cuando los doctores me dan una señal y antes de ver la perfecta y hermosa primera imagen de nuestra hija, escucho su llanto, su llanto inunda la sala de operaciones, atraviesa las ventanas de me separan de ella y de su madre.

—Felicidades, señor Ivanok, tiene una niña.

Sin darme cuenta estoy sonriendo y enseguida me permiten acercarme antes de que se la lleven, solo por unos segundos nos dejan verla a Aspen y a mí.

Los ojos de Aspen se iluminan al ver a nuestra hija.—Eres muy bonita.

Sus ojos se llenan de lágrimas y se muerde los labios.

Dios, es tan hermosa, Bastian.—Su voz se rompe.

—Si.—Respondo a su lado.—Es tan hermosa como tú.

Veo a mi hija y sonrio, pero palidezco cuando regreso mis ojos a Aspen.

—¿Aspen?

Sus ojos están abiertos y sobre nuestra hija, pero sus ojos están vacíos y no está mirándola.

Ella no está viéndola.

—Aspen..

Entonces todo sucede muy rápido, ese estúpido ruido en la maquina se escucha, se llevan a nuestra bebé y los doctores comienzan a actuar a mi alrededor.

Estoy en shock mientras escucho los gritos y como intentan reanimarla.

Intentan reanimar a Aspen.

La máquina suena y los doctores intercambias palabras, a pesar que estoy en shock, escucho claramente como indican subir más las cargas.

El cuerpo se Aspen se mueve con una nueva descarga, pero los malditos signos en la maquina no se escuchan, esa línea delgada se mantiene ahí y yo entro en pánico, los ojos me duelen mientras me aferro a la mujer que amo.

—Aspen..

—Una vez más.

—Señor, por favor.—La doctora que me acompañó, me intenta apartar de ella cuando la tercera descarga llega.

Mis ojos desesperados van directo a la máquina y mi corazón se hunde cuando compruebo una vez más que todo sigue igual, los doctores se miran entre ellos y veo muy claro como el que tiene la máquina, deja caer sus brazos, solo el ruido de la maquina con los 0 latidos de Aspen inunda la habitación.

—No..—Pronuncio en un hilo de voz y enseguida las palabras salen como un rugido desesperado de mi boca.—¡No.. !¿Por qué carajos no hacen nada?

—Señor..

Me acerco a Aspen.

—Aspen..

Caigo a su lado y le tomo el rostro con mis manos temblorosas, mi cuerpo tiembla, todo yo estoy temblando a su lado porque no puedo aceptar esto.

No, de ninguna manera.

No voy a aceptarlo.

No.

No mi Rubia.

Rubia..

Aspen..

—Por favor.. Por favor.—Suplico con mis manos sobre su cabello, mis dedos débiles se enredan

Mis ojos estallan en lágrimas y me importa una mierda llorar frente a los doctores.

—Aspen, joder, lo prometiste..



"—No va a pasarme nada.No va a pasarme nada ni a mí, ni al bebé.

— ¿Puedes prometerme eso? ¿Puedes estar segura?

—Lo estoy. Porque voy a luchar por los tres y aunque vea esa luz a final del camino, haré hasta lo imposible por volver a ti."



¿Recuerdas lo que me dijiste?.—Mi jodida voz se rompe.—Aspen...

—Señor..—Intentan apartarme de ella y niego.

—¿Recuerdas lo que me dijiste, rubia?

Un doctor pone la mano sobre el hombro de la enfermera para que me deje, lo hace y yo sigo roto junto a Aspen.

Con la garganta ardiéndome como el infierno, logro pronunciar.—Dijiste que aunque vieras la luz a final de camino harías hasta lo imposible por venir a mí.

No, por favor..

—Necesitamos tiempo, Aspen.. no me hagas esto.

—Confirmen hora de la muerte.

Las palabras me destrozaron el corazón.

—No, no ¡No se atrevan!.—Grito y ellos me observan con lastima, me regreso a la mujer que amo.—No, Aspen... por favor, no..

Lloro.

Jodidamente rompo a llorar.

—Tenemos una hija, Aspen.. por favor..—Suplico sin nada más que sepa hacer.—Vuelve a mí, Rubia, vuelve a mi lado ,mi amor.

Pero su cuerpo seguía ahí.

Seguía sin moverse y los ritmos de sus latidos no se escuchaban.

No había absolutamente nada.

—Confirmen la hora de muerte.—Repite el doctor y estoy tan destrozado que esta vez no le grito.

Solo me aferro a Aspen.

A la madre de mi bebé.

Y a la mujer que amo.

—Hora de la muerte, 11 pm..





*Se esconde debajo de una roca*

Esperen el siguiente capitulo.

Nos leemos.

>> Yiemir.


Contra Todo Pronostico (#10 Saga Bebé)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora