La típica llamada matutina de Renato avisando que bajarán, no se hizo esperar. Ambos chicos se arreglaron entre besos y quejas por parte de Christopher haciendo reír al menor.
-No se como demonios podré si quiera bailar hoy-. Habló intentando caminar hacia la salida.
-¿Con esa boquita tan grosera comes?-. Dijo el rubio riendo.
-Y también te chupo el pito, ¿Alguna queja?-. Soltó molesto.
La carcajada salió del rubio y lo abrazó por detrás besando su mejilla.
-¿Si te he dicho que me fascinas?-.
-No-. Contestó sonrojado.
-Me fascinas-. Lo besó.- Me encantas-.
-Vamos abajo-.
Zabdiel tomó la mano de Christopher entrelazándola con la suya y se dispuso a salir pero el castaño no se movía.
-¿Sucede algo?-.
-No podemos ir tomados de las manos-. Bajó la mirada.- Lo notarían-.
El rubio elevó su mano a sus labios y dejó un beso.
-Me importa una mierda, bebé.- Sonrió causando que el mayor soltara una risita.
-Vamos-. Dijo y ambos abandonaron la habitación.
Entraron al lobby donde todos ya estaban esperándolos.
Zabdiel jaló la silla de Christopher y esperó a que este se sentara para recorrerla nuevamente. Veléz se sonrojó pues si antes parecían una pareja, ahora sin duda que todos creerían que lo son.
Aunque no estarían tan lejos de la realidad.... pero, ¿Ellos eran pareja? ¿Qué rayos eran?. Ay, demonios.
Levantó la mirada encontrándose con los ojos de todos puestos en el y Zabdiel.
-¿Qué? ¿Quieren una foto o por qué nos miran así?-. Escucho decir al chico a su lado y todos volvieron sus miradas a otro lado mientras desayunaban.
-¿Puedes pedir algo por mi, bebé? Necesito ir al baño-. Pregunto Zabdiel hacia él y asintió.
El rubio se levantó y besando su mejilla se alejó de él dejándolo con miradas expectantes hacia el.
-¿Algo que contarnos, Chris?-.
No entendía por qué ahora preguntaban, si siempre ha sido así su relación con Zabdiel.
-¿Cómo que habría de contarles?-. Pregunto con cierta molestia en su voz.
-Como el porqué nos recordaste el nombre de Zabdiel en la noche-.
¡Maldición!.