Besarlo, era estar como en el mismísimo cielo, como alcanzar una estrella, la gloria misma.
La respiración de ambos estaba agitada y sus labios hormigueando.
No sabían cuanto había durado aquel beso, pero hubiesen deseado fuera eterno.
El rubio acarició la mejilla húmeda de Chris el cual se estremeció ante el tacto.
-¿Que estamos haciendo, Zabdiel?-.
-Besé al chico que me gusta-. Respondió haciendo que el mayor se sonrojara.- Y fue la mejor sensación que haya tenido jamás-.
-Me gustas también-. Susurró bajando la cabeza.
-Bebé-. Jalándolo con un brazo, atrapó su cuerpo hacia él envolviéndolo en un abrazo.
Es extraño como alguien puede llenar tanto tu alma con el simple calor de sus brazos rodeándote, pero Christopher sentía una paz interna, que lo hacía derretirse ante el tacto del rubio.
Realmente no solo le gustaba, estaba enamorado de él.
-Pero ella... yo no...-.
-Escucha-. Dijo separándolo un poco tomándolo de las mejillas para que lo viera a los ojos-. No soy el chico perfecto, diablos Chris, ni siquiera soy lo suficientemente bueno para merecerte, pero lo cierto aquí es que me das vida, eres lo que quiero y necesito y a la mierda si sueno egoísta pero te quiero para mi-.
-También te quiero conmigo-. Sonrió.- Pero quiero saber que pasará con nosotros, con ella, con los chicos-.
-Por ahora todos y cada uno de ellos pueden irse mucho a la mierda-. Dijo haciendo que el mayor soltara una pequeña risita.- Te quiero Christopher, mucho más de lo que algún día llegué a querer a alguien, puedo llegar a ser un idiota, pero siempre intentaré ser algo bueno porque es lo que mereces y más-.
-También te quiero-. Lo abrazó hundiendo su cabeza en su cuello-. Te quiero a ti y todo lo que esto involucra-.