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La verdad no peca, pero incomoda. Vaya que no hay frase más cierta.

Las manos de Christopher sudaban y sus mejillas se tornaron de un fuerte color rojizo.

-¿Qu-e? ¿D-de que hablan?-.

Todos mantenían su aspecto serio hacia el chico, hasta que en un momento soltaron fuertes carcajadas confundiendo al menor.

-Debiste ver tu cara, Chris-. Erick le apuntaba riéndose con más estruendo y ahí fue que entendió que había sido una broma.

"Diablos, me salve esta vez" pensó el castaño soltando el aire que había estado reteniendo.

Las risas fueron cesando poco a poco y aún venían a Christopher con burla.

-Disculpen, desean ordenar algo más-. Llego el mesero y todos intentaban recuperar el aire.

-Si, serían dos ordenes de waffles y dos batidos de vainilla por favor-.

-En seguida-. Asintió el mesero.

-Ah, y por favor ¿Podría quitarle los duraznos a una orden?-.

-Claro, ya regreso-.

El mesero se retiró y en ese momento Chris observó al boricua regresar a la mesa.

-¿Me perdí de algo?-. Pregunto sin obtener respuesta.

Con Christopher era más sencillo llevar la broma, ya que este era algo más "relajado" en ese aspecto. Pero con Zabdiel era más difícil de llevarla, ya que su con actitud errante, era completamente impredecible su reacción a cualquiera de estas bromas.

Y sin duda los demás no se arriesgarían a tener un problema con el. Era demasiado intimidante cuando se lo proponía y causaba cierto agobio, por lo que se limitaban un poco más con él en ocasiones.

-Pedí waffles para ambos, y pedí los tuyos sin duraznos porque sé que los odias-. Dijo Veléz jugando con los dedos del otro al tomar su mano.

Zabdiel con su mano libre tomó el mentón de Vélez y lo levantó obligándole a mirarlo.- Gracias, bonito-.

Alma cálida || Chrisdiel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora