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Jin llevaba al sangrante peli rosa a la enfermería, en el piso superior.

-¿Quién ha sido? Le voy a arrancar el corazón con mis propias manos al hijo de puta- gritaba Yoongi detrás, con el rostro rojo de furia. Su rostro, junto con sus piercings y los tatuajes, le hacían ver muy intimidante.

Jungkook estaba paralizado ahí en medio, observando cómo SeokJin colocaba con torpeza a Jimin sobre la camilla y le quitaba la camiseta. La visión de Jimin cubierto de su propia sangre le había conmocionado por completo, haciendo que su mente se pusiera en blanco, respirara con dificultad y se desorientara. Por eso mismo no sabía qué hacer. Jimin se desangraba y él estaba contemplándolo como un completo inútil en el umbral de la puerta. 

Yoongi le estaba gritando algo, pero no le estaba escuchando, su voz sonaba como amortiguada. Todo parecía ir a cámara lenta hasta que el castaño sintió un fuerte dolor en su mejilla y salió del trance. Yoongi le había pegado una bofetada. 

-¡JUNGKOOK! ¡Jin te ha dicho que te vayas!- le gritaba histérico. 

El jefe de los Koi estaba con el semblante serio, tenía el ceño fruncido. Su rostro estaba sudado, aunque él trataba de calmarse y enfocar toda su atención en el peli rosa.

-Muy bien, Jimin- dijo con la voz firme, sin mostrar debilidad- te voy a sacar la bala, coge aire.

-No es la primera vez que lo haces, Jinnie. Solo termina ya- le contestó el chico, apretando los dientes por el dolor.

Yoongi empujó a Jungkook fuera de la enfermería en el momento en el que Jin enterró las pinzas en la carne de Jimin. Se escuchó un alarido por toda la casa, que provocó que su cuerpo temblara. El peli plateado le cogió de la mano y se dirigieron al salón. Sentó a Jungkook en el sillón y agarró con fuerza sus mejillas, obligándole a mirarle directamente a los ojos.

-Escúchame, Jeon Jungkook- era difícil hacerlo cuando su mente viajaba al cuerpo magullado de Jimin. Había visto un cadáver más veces de las deseadas, pero eso no se comparaba al sufrimiento de ver a alguien querido lleno de dolor- Jimin es fuerte. Es el ser humano más fuerte que he conocido, va a salir de esta.

Le creyó, quería creerle. No podía hacer nada para aliviar el dolor que sentía el peli rosa, pero él tenía claro que le cuidaría cuando Jin acabara de curarle.

Los gritos de Jimin fueron disminuyendo hasta parar. Yoongi y Jungkook estaban sentados en el sofá, esperando noticias. El pálido frotaba sus manos con nerviosismo, intentando calmarse mientras Jungkook  tenía los codos apoyados en las rodillas y se sujetaba la cabeza con las manos. Ésta le palpitaba del estrés. Iba a levantarse cuando ambos oyen a alguien bajar las escaleras.

Jin se revolvía el pelo, con aspecto cansado. Ambos chicos se incorporaron a la vez y corrieron a su encuentro.

-¿Cómo está?- preguntó el castaño con rapidez.

-Pude sacar la bala, aunque ha perdido sangre. Se recuperará pronto, solo necesita cuidados- dijo Jin intentando tranquilizarles.

-Yo se los daré- contestó Jungkook con seguridad. Se giró, mirando a Yoongi con seriedad, esperando alguna contradicción por su parte.

Pero el chico asintió. Le estaba dando una especie de bendición para cuidar de Jimin, y Jungkook se lo agradecía en el fondo. SeokJin se sentó en el sillón, bufando cansado. Yoongi corrió a la cocina a buscar un vaso de agua, que el rubio aceptó encantado. Jungkook volvió a sentir el mareo que antes estaba presente en su cuerpo cuando vio la ropa blanca de Jin manchada de sangre. Sangre de su Jimin. La rabia le comía por dentro al pensar que alguien se había atrevido a hacerle daño a su rosita.

Pink   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora