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Se despertó. Acababa de tener otra de sus incontables pesadillas. Decidió que la leche caliente era el mejor método para volver a conciliar el sueño, así que bajó a la cocina a prepararse una. No encendió la luz porque no quería molestar a nadie de la casa. Así que cuando abrió la nevera, la luz que salía del electrodoméstico iluminó a un adolescente que comía tranquilamente en la isla de la cocina.

-¡Joder Jimin!- el peli negro se llevó una mano al corazón, quería comprobar que todavía le latía.

-Veo que he conseguido sorprender al gran Min Yoongi- dijo con una voz algo aguda, sonriendo con chulería.

-Como vuelvas a hacer algo así te juro que te mato, mocoso- le amenazó.

-No serías capaz de tocarme- nada más decirlo, el chico tenía a Yoongi encima. Mentiría si dijera que todo su cuerpo se estremeció cuando vio todo lo que la mirada del peli negro le estaba transmitiendo. Puede que Yoongi fuera algo bajo y flaco, pero tenía algo muy amenazante.

El peli negro se separó, gruñendo por lo bajo. Se preparó la leche ignorando a Jimin.

-¿Has vuelto a tener una pesadilla?- le preguntó el chico. Nunca le dejaba en paz.

-A ti eso no te importa- le respondió seco. Su voz era tan grave, casi gutural.

-Sí me importa, por eso pregunto- Jimin se bajó de la silla y se dirigió a Yoongi. Le había estado siguiendo desde que le vio por primera vez, cuando no era más que un niño. Yoongi y la pareja que les salvó de ese infierno solo eran unos cuantos años mayores que él, por eso Jimin siempre les seguía. Los admiraba.

Pero sobre todo admiraba a Min Yoongi.

-He estado pensando en teñirme el pelo de algún color, ¿qué te parece?- estaban muy cerca, Jimin apoyando su menudo cuerpo contra la encimera, Yoongi mirándole a escasos centímetros.

-Me parece que me da igual, es tu pelo, mocoso.

-¿Te importaría elegir un color para mi?- y ahí iba otra vez esa voz aniñada. Jimin la solía poner cuando quería conseguir algo.

Yoongi se acercó más, sus frentes juntas. El corazón de Jimin se estremeció al notar cómo los ojos del chico, tan oscuros y felinos, le penetraban hasta el alma. Capaces de desvelar todos sus secretos.

-El rosa, como tus mejillas ahora mismo- le respondió. Yoongi cogió su leche y se fue a su habitación con la misma, dejando a Jimin con el pulso a mil.


-🌸🌸🌸-


-¡Jimin! ¡Tu pelo!- exclamó Namjoon cuando vio a Jimin entrar en la casa con el pelo teñido completamente de color rosa claro.

-Lo sé, ¿te gusta Namjoon hyung?

Jin entró en el cuarto y al ver a Jimin, sintió que le faltaba el aire.

-Tu... Pelo... Dios... Mío...- y cayó en los brazos de Namjoon.

Yoongi le miraba, con los ojos muy abiertos, intentando parecer indiferente.

Pero no podía fingir que el nuevo color de pelo de Jimin provocó que su corazón se acelerara. Por eso necesitó todas sus fuerzas para encogerse de hombros e irse corriendo a darse una ducha fría. Su cuerpo quemaba.

Más tarde, Yoongi había terminado de entrenar. El saco de boxeo se había llevado una buena paliza. El peli negro se quitaba los guantes y secaba su sudor con una toalla mientras buscaba en sus bolsillos un cigarro.

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