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Jungkook despertó al sentir los rayos del sol friéndole el cerebro sin piedad alguna. Se intentó quitar la sábana de encima, pero algo se lo impidió.

El pequeño peli rosa a su lado se removió, pegándose más a su pecho. El castaño le dió un suave beso en la frente y frotó su mejilla contra su pelo.

-Buenos días...- susurró para despertarlo.

Jimin se incorporó para mirarle con los ojos medio cerrados y un puchero en sus bonitos labios.

-Perrito malo, déjame dormir- gruñó.

Jungkook rió por las palabras. Habían pasado ya dos semanas en las que Jimin se había recuperado totalmente gracias a sus cuidados, y hoy por fin tendrían en sus manos los documentos con los que atacarán a Lupus.

-Hoy es el día, rosita- le dijo removiéndose, haciendo que el cuerpo de Jimin hiciera lo mismo.

-Mmmm, mi cumple fue hace mucho y el tuyo no es, ¿qué pasa hoy?

Jungkook comenzó a atacarle con cosquillas para que se dejara de bromear. Pronto la agradable y peculiar risa de Jimin inundaba el cuarto. Cuando el cuerpo del peli rosa terminó fuera de la cama se levantó con rapidez.

-Sí, hoy es el día, voy a despertar a los demás.

Al ver al chico saliendo por la puerta, Jungkook borró la sonrisa de su rostro. No podía evitar sentirse nervioso. Iba a ser su primera misión, a pesar de no ser un miembro oficial de los Koi porque no era un asesino. Así que fue al baño y se lavó la cara en un intento de calmarse.

Cuando bajó estaban todos preparados, revisando sus armas. No le inspiraba confianza la manera en la que Yoongi miraba el cuchillo.

-Bien- dijo Jin cuando le vio. Sus profundas ojeras no engañaban a nadie, no podía dormir y Jungkook se apostaba lo que fuera a que era porque le falta alguien a su lado- todos conocen el plan de memoria, solo... no la cagues Jungkook.

Él asintió, demasiado nervioso para decir algo. Jimin se acercó y le colocó bien su corbata. Su presencia tampoco es que fuera tranquilizante, con ese traje negro ajustado y una camisa del mismo color, resaltando su blanca piel y el color de su pelo.

-Todo saldrá bien, perrito- dijo con voz dulce- yo estaré contigo todo el rato. Se le veía bastante sereno, pero Jungkook pudo ver en sus ojos una sombra de preocupación.

Se metieron en el coche y el castaño repasó el plan mentalmente, comentando y recordando algunos puntos con Yoongi y Jimin. En menos tiempo del deseado, Jin aparcó en el garaje de su antigua empresa.

-Bueno- dijo Yoongi mientras le daba un sorbo a su refresco- vamos a reventarles el culo a esos hijos de puta.

Salieron del coche y colocándose la camisa, sacó a la luz sus dotes de actor mientras caminaba a la entrada con Jimin y Jin a detrás de él. De repente una voz conocida le habló bastante alto en el oído.

-¿Me escuchan? Jungkook la tiene pequeña, repito, Jungkook la tie-

-Te escuchamos Yoongi, y para que lo sepas no la tiene precisamente pequeña- respondió el peli rosa por el micrófono que tenían instalados para comunicarse con Yoongi, que vigilaba y controlaba las cámaras desde la furgoneta.

Se tocó con disimulo el aparato que tenía en el oído, por el cual se comunicaba el peli plateado, mientras entraban por fin en el edificio. Jungkook enseñó su documentación a los tipos con pinta de gorila que vigilaban todo y ellos le dejaron pasar.

-¿Y estos dos?- preguntó uno de los hombres, deteniendo a Jimin y SeokJin.

-Vienen a ayudarme con la mudanza, como ya sabrán me retiro de esta empresa y tengo muchas cosas en mis cajones...- dijo con la voz firme y algo más ronca de lo normal.

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