¡Gracias Dios!
Saqué los tacones de mis pies al llegar a mi sofá. Estaba tan cansada.
No había pasado nada del otro mundo después de la entrevista, solo llamó a un trabajador, que para mi sorpresa, no era rubio .Él me había guiado por toda la empresa, y noté que la mayoría de mujeres que trabajaban ahí eran de un pelo rubio natural, demasiado hermosas, lo que me hacía pensar: ¿Mi jefe tendría algún trauma con las cabezas amarillas?
Si no dejaba de pensar en esas cabelleras, yo también tendría un trauma con ellas.
Mañana mi jornada empezaría a las 8 de mañana y estaba algo nerviosa y emocionada, aunque no entendía porque mi cabeza castaña había sido aceptada entre tanta mancha amarilla; pero sinceramente no importaba.
¡Tenía el trabajo!
Cumplí una de las cosas que mi madre juro que no haría: que mi pasado me perseguiría y nadie querría relacionarse conmigo; y aunque todavía dolía, tenía que dejar las cosas atrás para sanar. Se trataba de ser mejor, no de pudrirse.
Decidí que saldría al centro comercial para comprar algo de comida y algunas cosas que faltaban para la casa. Corrí a mi habitación y me cambié por algo más casual y cómodo: un pantalón de mezclilla negro roto, con una playera básica gris, mi chaqueta negra y tenis blancos.
Tomé mi cartera y bajé al primer piso. Comencé a caminar al centro comercial más cercano.
Cargaba unas pocas bolsas cuando a lo lejos divisé una tienda con un maniquí que vestía un vestido largo color verde obscuro y una ola de recuerdos atacaron a mi mente.
...
Había salido para despejar mi mente. Esto no podía estar pasando, él era el amor de mi vida, pero al parecer, yo no era el suyo.
Caminé sin rumbo hasta toparme con un callejón donde lloré sin consuelo, quería estar sola y pensar muchas cosas.
A partir de ahí, solo recuerdo las voces.
Los gritos
Las suplicas
Y el frio que mi cuerpo sentía cuando le arrancaron el vestido color verde.
...
Tenía que salir de aquí. Tanto me costaba olvidar ese día y era muy fácil de recordar. Tomé las bolsas y salí rápidamente. No iba a llorar, era hora de empezar a sanar esa herida, pero me era difícil. Era complicado cuando nadie te saca de ese agujero tan profundo.
Saldría yo sola de ahí, como siempre lo había hecho.
Llegué a mi departamento y organicé las pocas cosas que había comprado. Tomé mi pijama, hice mi rutina nocturna que consistía en lavar mi cara, dientas, aplicar una crema "Mágica" que parecía ser una buena inversión.
Estaba tan cansada mental y físicamente, que no tarde mucho tiempo en caer dormida.
Maldita alarma del demonio
Estaba a punto de tirarla contra la pared, pero recordé que era la alarma de mi teléfono y no estaba en condiciones de comprar uno nuevo.
Tomé una ducha rápida y me vestí con lo más formal que tenía: un vestido ajustado color crema con un saco negro, mis zapatos de tacón del mismo color y unos accesorios.
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Quédate Conmigo #1
RomanceElena Hells: Simple, humilde y de buen corazón. Alexander Ambrosetti: Mujeriego, millonario y orgulloso. Personas que sufrieron bastante en su pasado y la vida les dará una nueva oportunidad. Prometieron no volver a creer, crearon...