Habían pasado dos semanas desde que había llegado a casa de mi familia. En las mañanas despertaba y disfrutaba el día con mis padres y a veces venían mis hermanos, pues ellos ya tenían un hogar aparte, pero al final del día llegaban los recuerdos. Por las noches cuando me acostaba en la cama y me inundaba la soledad, recordaba a Alexander. Ya había avanzado mucho en este proceso de corazón roto. A pesar de que aun dolía, ya no quemaba como antes, y mi familia me había ayudado en ese avance. Me daban ánimos y me hacían sentir mejor. Y al fin había comprendido que la culpa no había sido solo mía, sino de los dos.
-En una semana es tu cumpleaños- dijo mi hermano sacándome de mis pensamientos.
-¿Tienes algo en mente?- preguntó mi hermana.
Estábamos los tres en el patio trasero. Solo estábamos sentados en una mesita de jardín, como lo hacíamos cuando éramos niños.
-No lo creo, no tenemos invitados- respondí tranquilamente.
-No necesitábamos invitados, soló nosotros-
-Lo voy a pensar- contesté sin darle importancia.
Nos volvimos a quedar en silencio. Tomamos de la lata de cerveza que teníamos cada uno. Cuando éramos pequeños nos sentábamos a tomar jugo de manzana, mientras platicábamos de nuestro día.
-Mi esposa dice que eres un amor de persona- exclamó mi hermano.
-Siempre lo fui- respondí divertida. Aun me sorprendía que estuviera casado, pues cuando yo me fui, él no tenía novia.
-Y mi esposo cree que eres una persona super divertida- dijo mi hermana.
Solo sonreí.
Pensé lo mucho que las cosas habían cambiado ahora. Ellos habían hecho mucho de sus vidas en los últimos cinco años, y yo no había hecho nada.
-Ya no somos los mismos adolescentes que éramos cuando me fui- dije nostálgica -La vida era más fácil cuando la única preocupación era llegar a temprano a casa-
-Aunque no lo creas, tu partida nos hizo mucho bien. Si te hubieras quedado, jamás ibas a crecer y te quedarías aquí esperando algún milagro- comentó mi hermana Stefany.
-Ella tiene razón. Sé que tu separación de nosotros, fue difícil, pero todos aprendimos algo y hoy en día somos adultos fuertes y maduros- siguió mi hermano Tom.
-Estoy feliz de volver a casa- respondí tomando sus manos.
Había tomado la mejor decisión de mi vida: Regresar a mi hogar. Y aunque Alexander aún dolía, sabía que podía salir adelante.
POV. ALEXANDER AMBROSETTI
Quince días.
Quince malditos días habían pasado desde la última vez que había visto a Elena y parecían una eternidad.
Los días se habían vuelto tan monótonos y torturantes, ya estaba harto de lo mismo: Ir a la empresa, pensar en ella, almorzar, recordarla, regresar al trabajo, tenerla en mi mente, volver a casa y al final del día, ella estaba otra vez en mi cabeza.
Me dolía aceptarlo, pero estaba jodidamente enamorado, y lo peor era que la había perdido.
No sabía dónde estaba ni como estaba, y eso me frustraba mucho.
Quería abrazarla, besarla y hacerla sentir amada, pero había un problema: No estaba listo para eso. Cuando pensaba en estar a su lado, me sentía tan feliz, pero esa felicidad desaparecía a los pocos segundos, pues estaba aterrado de lo que pasara después.
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Quédate Conmigo #1
RomanceElena Hells: Simple, humilde y de buen corazón. Alexander Ambrosetti: Mujeriego, millonario y orgulloso. Personas que sufrieron bastante en su pasado y la vida les dará una nueva oportunidad. Prometieron no volver a creer, crearon...