Mis ojos se llenaron de lágrimas y sentía la garganta seca.
-Elena- dijo Alexander acomodándose la camisa. La mujer que tenía encima se hizo a un lado mientras se intentaba cubrir un poco.
-Fue mi error no haber tocado- fue lo único que pudo salir de mi boca.
Di media vuelta e intenté salir de ahí. Una mano me detuvo, obligándome a dar vuelta y mirarlo a los ojos.
-Espera- mencionó Alexander mirándome.
-Deja que se vaya. Es solo una secretaria- dijo aquella mujer. No la había visto bien, y vaya que era hermosa, lo malo, otra rubia.
Su trauma con las rubias seguía.
-Ella tiene razón. Solo soy una secretaria- respondí con toda la rabia guardada. Alejé mi cuerpo del suyo y me fui de ahí.
Tenía que irme de ese lugar. La última vez que los recuerdos me habían controlado, todo había salido mal.
No me importó si aún no era mi hora de salida o si me despedirían, solo necesitaba largarme de ahí. Esto se había convertido en una bomba, y estaba a punto de explotar.
Subí al ascensor y bajé al primer piso, donde choqué con Noah.
-¿Estas bien?- preguntó al verme.
-Sácame de aquí- pedí. Sentía que mis crisis regresarían.
-Está bien- fue toda su respuesta.
Tomó mi mano y me jaló hasta el estacionamiento. Empezamos a caminar hacia un carro azul metálico muy bonito.
-Sube- dijo abriendo la puerta para mí. No dude dos veces su propuesta.
-¿A dónde vamos?- preguntó Noah cuando empezamos a avanzar.
-No lo sé- suspire cansada.
-¿Quieres hablar de lo que pasó ahí arriba?-
-No- respondí.
Estaba cansada de todo esto. Yo había huido de mi casa para que no controlaran mi vida, y había regresado a lo mismo con Alexander.
Pero, ¿Por qué me sentía así? Él y yo no teníamos nada, así que podíamos hacer lo que quisiéramos. Él no me debía explicaciones y yo no tenía porque pedirlas.
Pero merecía respeto, no tenía que ser humillada o denigrada de esa manera.
Siempre había tratado de controlar a mi mente, y lo estaba logrando; pero el maldito Alexander lo arruinaba todo. Yo sabía que en la vida no era todo de color rosa, pero en los últimos años, todo se había convertido un túnel sin salida.
Mi mente repetía una y otra vez que me tranquilizara.
Sin darme cuenta, habíamos llegado a un pequeño parque. Estaba vacío y era lo mejor.
-¿Quieres estar sola?- preguntó Noah.
No contesté. Solo asentí con la cabeza.
Acto seguido me baje del auto. No dije una sola palabra. Caminé dentro del parque y me senté en sus pequeñas bancas. Cerré los ojos y recordé los buenos momentos.
Mi infancia había sido la mejor del mundo. Disfruté demasiado siendo la más pequeña de mis hermanos ,pues siempre fui la consentida de mis padres. Crecí en una familia pequeña, pero amorosa. Solíamos ser unidos y siempre salíamos adelante sin importar las adversidades. Y mi adolescencia también había sido buena, conocí a unos bueno amigos que me enseñaron lo bueno de la vida. Todo cambió cuando conocí a Dylan.
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Quédate Conmigo #1
RomanceElena Hells: Simple, humilde y de buen corazón. Alexander Ambrosetti: Mujeriego, millonario y orgulloso. Personas que sufrieron bastante en su pasado y la vida les dará una nueva oportunidad. Prometieron no volver a creer, crearon...