POVS ELENA HELLS
Los ojos me pesaban. Parecía como si quisieran seguir cerrados, pero la luz que entraba por la habitación no se los permitía.
Me obligué a abrirlos lentamente, evitando lastimarme.
Cuando por fin me adapté a la luz de la habitación, miré lo que ya conocía desde hace un mes: La habitación de Alexander, sin Alexander.
Llevamos un mes de relación y todas las mañanas era la misma pelea: Alexander levantándose a las 6 de la mañana para empezar su día, mientras yo lo iniciaba unas horas después. Aunque era la rutina de diario, hoy era un día totalmente diferente.
Hoy era mi boda.
Lamentablemente solo me casaría por el civil, pues por el tiempo que teníamos, habíamos decidido que la boda por la iglesia podría esperar un poco más.
En estas semanas habían pasado muchas cosas: Habíamos hecho oficial nuestra relación ante todo el mundo, incluida mi familia, quien había aceptado muy bien a Alexander. Además, pasaba la mayor parte del tiempo en casa de él, a pesar de tener mi departamento. Pero a partir de hoy, viviría aquí, y eso realmente me emocionaba.
-Buenos días preciosa- saludó Alexander en cuanto entró a la habitación.
-Buenos días hermoso- respondí.
-¿Lista para casarte conmigo?- preguntó mientras me abrazaba. Yo sonreí.
-¿Aún me puedo arrepentir?- cuestioné divertida.
Alexander soltó una carcajada.
-No, no puedes- respondió.
-Entonces si estoy lista-
Nos quedamos unos minutos abrazados en la cama, disfrutando de la paz que nos rodeaba.
-Lamento que no tuvieras la boda de tus sueños- dijo rompiendo el silencio.
-No tienes que lamentar nada- dije -Solo quiero casarme contigo. No importaría si nos casáramos en una iglesia o en las Vegas, mientras tu estés conmigo-
-Te amo-
-Yo te amo más-
Me miré al espejo, y sonreí.
Mi vestido no era largo y blanco, pero era muy bonito. Llegaba a mis rodillas y la falda con brillos caía como gotas de lluvia sobre mis piernas. La parte de arriba era más discreta, pues la manga era larga, pero dejaba al descubierto mis hombros. Mi cabello en un recogido elegante y un maquillaje natural con unos labios rojos.
Giré para mirar al hombre que se estaba poniendo la corbata.
-¿Qué tal?- pregunté sonriente.
-Estas hermosa- respondió maravillado -No puedo creer que vayas a ser mi esposa-
Sonreí.
-Ese traje también te sienta muy bien- comenté coqueta.
-A mi todo me sienta bien- dijo orgulloso.
Rodé los ojos.
-Nunca se te va a quitar lo engreído, ¿o sí?-
-Jamás- contestó.
Un ruido en la puerta nos interrumpió.
-Adelante- dijo en su tono serio.
Cuando estábamos los dos solos, era un hombre tierno, amoroso y frágil, pero cuando alguien mas estaba cerca, regresaba el hombre frío, calculador y mandón. Sabía que quería mantener su imagen de empresario empoderado enfrente de todos, aunque a mi ya no me impresionaba o intimidaba.
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Quédate Conmigo #1
RomanceElena Hells: Simple, humilde y de buen corazón. Alexander Ambrosetti: Mujeriego, millonario y orgulloso. Personas que sufrieron bastante en su pasado y la vida les dará una nueva oportunidad. Prometieron no volver a creer, crearon...