CAPITULO 21 - ¿CELOS? Y JUEGOS PREVIOS

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CAPITULO 21 – ¿CELOS? Y JUEGOS PREVIOS

Estaba a punto de dormirse cuando tocaron, y el timbre sonó. Frunciendo el ceño, extrañada al no esperar a nadie se levantó y preguntó quién era.

- Soy yo, Maddox. ¿Me dejas pasar?

Su corazón dio saltos haciendo girar su mundo un instante, en medio de ese silencio pensó en por qué Maddox estaba allí en vez de su casa con su exesposa, la mujer que ama.

- ¿Belinda? ¿Estás allí?

- Sí. Pasa. —respondió ella reaccionando.

Cuando golpearon su puerta ella se apuró en abrir y hacerse a un lado, Maddox la saludó con un largo beso y con unas caricias en el trasero dejándola sin aliento cuando la soltó para caminar a la habitación mientras se sacaba la camisa. Ella iba a preguntar que hacia él allí cuando le anunció:

- Me quedaré unos días aquí. ¿No es un problema?

Sorprendida y muy confundida lo siguió al dormitorio. Mientras lo veía desvestirse y meterse en la cama pensó en lo bizarro de la situación. Algo se sentía diferente en ella, y a ese algo le gustaba tener a ese hombre desnudo, esperándola en la cama. Maddox se veía bien en la cama, pero el hecho de que se vea bien en su cama resaltaba.

¿Se estaba volviendo posesiva con él? Se preguntó sin querer saber la respuesta.

- Tendrás que hacerme la cena como pago por el hospedaje. —Negoció ella sabiendo que él quería negociar de otra manera. Por lo mismo se subió a la cama jugando a ignorarlo dándole la espalda.

- Puedo pagarte de otra forma. Mucho más placentera —susurró él en su oído abrazándola y acariciándola bajo la sabana.

- Aún estoy molesta por la marca en mi nuca —murmuró ella aparentando tener sueño. Que lo tenía, pero le parecía más interesante hacer sufrir a Maddox un poquito.

- Se me fue de las manos. Perdóname si te causé problemas en el trabajo.

- Hmm, quería matarte.

- Ya lo haces, me estás dejando las bolas azules —se quejó él simulando dolor. Ella soltó una pequeña risita que la delató. —Lo estás haciendo a posta. —declaró el moreno indignado.

- Pues claro —aceptó ella girándose para mirarlo con diversión. —Tenía que vengarme de alguna manera. Pasé mucha vergüenza hoy.

Maddox le dio una mirada de disculpa y acariciando su rostro suspiró rindiéndose.

- Sabes que no era mi intención. Siempre tengo cuidado de no dejarte marcas donde las personas las vean.

- ¿Cómo las que hiciste en mis pechos esté fin de semana saliendo de la playa? —Se aventuró a preguntar ella haciéndolo sentir más culpable.

- Allí también me salí de control. Perdón.

- Ya está. Tampoco es como que no me guste cuando nos ponemos intensos y salvajes... ¿He sido mala?

- Sí, un poco. Y eso me prende.

- Entonces tengo que hacerme responsable de las consecuencias.

- Eso espero.

Sonriendo ambos, se besaron y mordieron disfrutando del momento ahora que sus pecados habían sido eximidos. Las bragas y la bata roja a juego volaron al suelo rápidamente, pero lo que se cocinaba en la cama avanzaba a paso lento, porque lo que más querían era sentirse. Piel a piel, respiración con respiración, corazón a corazón.

***MADDOX***

Maddox normalmente no se sentía cómodo en otro lado que no sea en su casa, la oficina o visitando lugares remotos donde se rodeaba de la naturaleza.

En el pequeño piso de Belinda lo hacía, se sentía cómodo y tranquilo. Le gustaba distraerse mirándola andando en ropa interior por todo el lugar. Ella era silenciosa y meticulosa. En aquel momento ella elegía que par de zapatos usar concentrada en que combinara con el vestido y la cartera. Él solo la observaba en silencio recostado en el cabezal de la cama esperando que ella reparase en él.

- ¿Quieres algo en especial de desayuno? —preguntó Belinda mientras se vestía, sin darle siquiera una mirada.

- Tengo algo en mente, pero descuida, yo me lo preparo—él tenía en mente utilizar esos minutos en algo más proactivo.

- Okey.

- ¿Estás a tiempo del trabajo? —preguntó para hacer sus cálculos.

- Sí. Esta vez puse la alarma para que sonara media hora antes. Así no me estreso tanto con la puntualidad —respondió ella con una sonrisa para después bostezar.

- ¿Tienes sueño?

- Sí. Anoche nos dormimos un poco tarde ¿recuerdas?

- Claro que lo recuerdo —él bostezó y sonrió satisfecho con aquel recuerdo. — Volveré a dormir.

- Te odio —declaró su chica mirándolo con reproche y envidia. Él era el jefe de su empresa, así que podía llegar tarde si lo deseaba.

- ¿Te he dicho lo linda que te vez enojada? —soltó él entre risas volviéndose a acostar y darle la espalda.

Una almohada golpeó sobre su espalda. Él casi lo deja pasar si no fuera porque ella lo estaba retando a responder. Maddox pensaba conseguir algo de sexo cuando ella acabara de arreglarse, pero ahora, sus planes eran otros:

Responder al reto tomándola a la fuerza.

Él dejó la almohada a un lado y se levantó de la cama, Belinda se movía hacia atrás con sigilo y él, alto en toda su ancha postura rodeó su campo de salida.

- Piensa bien lo que vas a hacer —advirtió ella, él sonrió enigmático.

- ¿Qué crees que voy a hacer? —preguntó susurrante.

- ¿Cosquillas? ¿Nalgadas?... —respondió ella con el ceño fruncido pensándolo mejor. La desconfianza se reflejaba en sus ojos.

- Hmmm. Los actos hablan más que las palabras —respondió él sabiendo que la cautela de Belinda descifraba un futuro movimiento.

Lanzándose rápidamente hacia un lado haciendo gala de sus magníficos reflejos cuando Belinda corrió. Estirando sus largos brazos logró atraparla. Ella soltó un grito de sorpresa, pero su mirada se tornó acusadora cuando la tiró a la cama.

- Tengo que ir a trabajar —chilló Belinda recriminatoria.

- Pues que mal. Yo estaba tranquilo intentando dormir.

- Vuelve a dormir, te dejaré en paz —objetó ella prometiendo con una sonrisa inocente.

- Muy tarde, pequeña.

- Vas a hacer que me despidan —murmuró ella, pero él no la dejo pensar más y la besó.

- Si lo hacen, yo te contrato —le susurró al oído pensando que era una buenísima idea.

- Ya veo tus intenciones... —le susurró ella en medio de un gemido.

- Sabía que eras inteligente —sonrió él provocándole con los dedos el pezón.

- Sácame el vestido —pidió ella arqueándose.

- Lo que tú quieras, cariño. 

Fascinación - Enamorada de un MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora