~♡ Ángel

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Narra Elizabeth:

Otro día más en ésta habitación, las horas pasaban, yo seguía encerrada junto a las sábanas que me refugiaban. Minho estaba en casa, había logrado que la empresa lo dejara estar conmigo, hasta que nos sintiéramos mejor.

Me desperté palpando el colchón frío a mi lado, sentí voces y algunos pasos que me molestaban por todo el ruido que hacían. Seguramente son los compañeros de Minho, le dije que no quería visitas, no quiero que me vean en ese estado tan deplorable y que me observen con mirada de lástima.

Suspiré estirando mi cuerpo sumergido en la pereza, y me voltee al lado izquierdo dispuesta a dormir un poco más, cuándo siento la perilla de la puerta girarse.

-Corazón...Tienes visita- me dijo Minho entrando a la habitación.

-No quiero ver a nadie- le respondí tapándome con las cobijas hasta la nariz - Di les que estoy durmiendo-

-Pero Elizabeth...-

-¡YA TE DIJE QUE NO QUIERO VISITAS!-Le grité.

Oí su suspiro y sus pisadas alejarse...

Creo que fui muy dura con él

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Creo que fui muy dura con él...

Mis ojos se llenaron de lágrimas... ¿Por qué soy así?...

Él solo quiere ayudarme... pero de mi boca imprudente, solo salen palabrotas hirientes.

Unos pasos fuertes y apresurados escuché que se acercaban, tomé la cobija y me oculté bajo de ella. Se abrió la puerta de golpe y escuché una voz conocida:

-¿No deseas verme?-

-¿Mamá?- pregunté intentando convencerme que no estaba alucinando.

Me incorporé de la cama y la vi, ahí estaba ella, con respiración agitada y una gran maleta a sus pies. Sin pensarlo dos veces corrí hasta dónde estaba.

-¡Mamá!- Me largué a llorar a sus brazos como una niña pequeña. Sentí mi cuerpo desmoronarse y caímos en el piso apoyadas en nuestras rodillas. Mis lágrimas empaparon su blusa rosa, pero no le importó, ella solo acariciaba mi cabello con su mano de manera gentil.

Con sus dedos en mi mentón logró que levantara mi rostro. Me vi reflejada en su mirada, sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero ese destello en sus pupilas seguía presente. Esa simple luz, de alguna manera le daba calor a mi alma. No la había abrazado desde hace meses.

-Mi tesoro- Me susurró. Besando con delicadeza mi frente.-Ya estoy aquí mi princesa-

-Te necesitaba tanto- Le respondí abrazándola fuerte.

En eso veo unas cabezas asomadas por el espacio de la puerta.

-¡Chicos!-Balbucee.

Se agacharon a mi altura abrazándome entre los cuatro, el aura familiar que me envolvió me calmó al instante. Y esos perfumes varoniles conocidos, hicieron que mi corazón palpitara emocionado.

Luchando contra el destino ~♡ (Choi Minho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora