Capítulo 9

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- Cómo era Aitana?

La pregunta casi susurrada de Miriam rompió con el silencio que imperaba dentro vehículo.

Hacía más de una hora que habían dejado Madrid. Durante los primeros 20 minutos Luis había intentado en varias oportunidades iniciar conversaciones pero Miriam no parecía especialmente dispuesta contestando con monosílabos u onomatopeyas sin siquiera levantar la vista de los informes que había llevado para leer en el camino y que repasaba una y otra vez, lo que finalmente lo hizo lo desistir en sus intentos, dejándolo con una extraña sensación de frustración.

Luis finalmente quitó la vista de la carretera para mirar  a su copiloto quien lo observaba con indudable gesto de incomodidad.

- Lo siento... no contestes si no quieres

- Está bien....- Dijo volviendo la vista al frente y  una sonrisa se dibujó en su rostro

-  Era un desastre maravilloso - Comenzó a hablar luego de unos segundos - Era incapaz de hacer una tostada sin activar la alarma de incendios. Nunca entendió el concepto "Canasto de la ropa sucia" porque siempre la dejaba tirada por la casa y era prácticamente imposible que usara el mando del televisor sin desconfigurarlo. Era caprichosa y desesperante - comenzó a reir sonoramente- Pero también era hermosa, luminosa, divertida, alegre, talentosa... La misma habilidad que tenía para desesperarme por tonterías la tenía para reconstruirme, levantarme de cualquier abismo donde pudiera caer y hacerme inmensamente feliz- Las lágrimas empezaron a caer por su rostro sin que su sonrisa se borre de él.

Un nudo se formó en la garganta de Miriam intentando contener las lágrimas

- A veces llegaba del trabajo abatido, cansando, agobiado por algo.... y ella se daba cuenta inmediatamente. No necesitaba decir nada. Corría hacia mi y se aferraba a mi cintura. Era diminuta pero su abrazo abarcaba ciudades. Y entonces ponía música y bailábamos en la cocina y reíamos... y todo el Mundo al rededor desaparecía. Éramos, ella, yo y nuestra burbuja... nada más importaba.

La gallega finalmente no pudo contener más las lágrimas... su corazón latía con fuerza.

- Lo siento... Apenas te conozco y ya te hice llorar dos veces - Se disculpó la rubia

- No, no lo sientas. Te lo agradezco. Lo necesitaba. Me hace bien recordarla así. 

Pasó la siguiente hora hablando de ella... cómo cada año para Navidad le regalaba un jersey que terminaría estrenando en lugar de él para adueñárselo luego definitivamente  o cómo solía convertir su casa en un refugio para perros de la calle cuando el invierno se volvía crudo en Madrid.  Contando anécdotas divertidas como la vez que convenció a Roi para que fuera su conejillo de indias en sus clases de peluquería y terminó con la cabeza rapada o el día que la llevó por primera vez a casa de sus padres y terminó estrellando una docena de huevos en el piso... Miriam reía a carcajadas y su risa lo contagiaba. No existía en ese momento, una mejor melodía.

Al llegar a Burgos decidieron pararen un área de servicios a cargar combustible y comprar algo para comer.  

Con sus 2 vasos de café y un par de bollos de frambuesa en una bolsa de papel madera lo observaba del otro lado del cristal. Ya había llenado el tanque y estaba dentro del auto. Aun a ladistancia se escuchaba la música, El Canto del Loco sonaban en la radio y Luis parecía saberse la canción al pie de la letra.

Lo había intentado con todas sus fuerzas. Había intentado no compartir con él más de la cuenta, había intentado no mirarlo luego de perderse varias veces en pocos minutos desde que salieron de Madrid en la escuadra que dibujaba su mandíbula, en el camino que trazaban las venas de su brazo hasta sus bíceps cada vez que cambiaba la velocidad, se había enojado consigo misma al sentir un cosquilleo en el estómago al verlo deslizar las manos por el volante para finalmente atribuírselo al echo de llevar demasiado tiempo sin compartir la cama con un hombre y para qué negarlo, Luis Cepeda era lo suficientemente atractivo como para despertar sus hormonas, sus sentidos, sus deseos pero no podía permitírselo. Decidió concentrarse en los informes que había llevado para leer lamentando que no hayan sido suficientes para que duraran todo el viaje y que luego de leerlos y releerlos varias veces su mente se disparara y empezara a pensar en cómo era ella, qué tenía de especial para que él la amara tanto, había dado tantas veces vueltas en su cabeza la pregunta que sin que su cerebro mandara la órden su boca la había pronunciado en voz alta y ya no había vuelta atrás... Supo desde que lo conoció que el gallego sería peligroso pero no sabía cuánto. Se maldijo por haberlo hecho porque esa preguntaabrió la puerta a descubrir al hombre más allá de la imagen pero también porque no podía evitar sentir celos, celos por alguien a quién no conocía ni iba a conocer, celos de una figura idealizada con la que no podría competir jamás. 

Recorrió los 10 metros que la separaban del auto con una inusual lentitud. Estaba aterrada. Todavía restaban 2hs. de viaje y se sentía incapaz de concentrarse en otra cosa que no sea él. Cómo podía hacer para evitar volver a perderse en su barbilla, en sus brazos, en sus manos, en su risa?! Cómo podía hacer para que él no notara lo que estaba despertando en ella?! 

Respiró profundo y subió al auto. Luis cantaba Tal cómo eres a toda voz y volteó para mirarla con los ojos "chinitos" producto de una amplia sonrisa que no hizo más que ratificar todos y cada uno de sus miedos.


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Bueno, un capítulo light para meternos un poquito más en el avance de la historia entre los dos protagonistas más allá de la historia central. En el próximo nos volvemos a meter en la investigación, nuevas pistas y descubrimientos.

Gracias por leer

El Crimen de CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora