- Quedate conmigo - dijo el rizado, y el corazón se le encogió cuando vio a Renato quebrarse en un llanto incontenible. El chico no entendía por qué tantas lágrimas caían por el rostro de su ex novio, pero se acercó, abrazándolo y acariciando su nuca, como siempre solía hacer
- Sh, sh, sh, no pasa nada bebé - decía buscando calmarlo.
- No me podes pedir eso, no me podes pedir que me quede Gabi - soltó sorbiendo su nariz.
- ¿Por qué no? - preguntó frunciendo el ceño, debido a la confusión.
- Porque no puedo ¿Dónde querés que me quede? Se va toda mi familia - respondió frustrado, como queriendo decir que sí, pero sin poder.
Gabriel lo miraba fijamente, tenía razón, toda su familia se iría, no tiene a nadie acá, a nadie excepto a él
¿A caso eso no era suficiente? El rizado no creía necesitar más que al castaño para ser feliz, sólo quería que el otro tuviera la misma necesidad, esa necesidad de cuidarse mutuamente, de hacerse bien.- Quedate acá, en éste lugar... conmigo, te prometo que no te va a faltar nada -
Dijo tomando el rostro del pequeño entre sus manos, haciendo que sus ojos conecten.Narra Renato.
- Quedate acá, en éste lugar... conmigo, te prometo que no te va a faltar nada -
No podía creer lo que mis oídos estaban escuchando, Gabriel realmente me estaba pidiendo, no sólo que me quedara en ésta provincia, sino también me estaba pidiendo que quedará a vivir con él, en ésta cabaña que recién conozco, que al parecer tiene una gran historia para él.
- Me estás pidiendo que deje a mí familia, sabes lo importante que son ellos para mí - contesté y era la pura verdad, gracias a la vida, tenía una buena relación con toda mí familia, íbamos a todos lados juntos, y la sola idea de alejarme de ellos, me partía en dos, pero pensar en alejarme de Gabriel, pero rompía en cien.
- Entiendo que parece una locura, pero te amo y me amas, y nos amamos demasiado como para sufrir estando lejos. Tato vamos a ir a visitarlos, los fines de semanas, las vacaciones. - buscaba convencerme, y yo rogaba que se detuviera, porque terminaría lograndolo.
- ¿Con qué plata? Gabi, tenemos 16 y 18 años, somos muy jóvenes para ésto - respondí, intentando ser razonable, no teníamos futuro, no así, era todo muy rápido.
- Éstas cosas no se piensan tanto, es sí o no - dijo, como si pudiera leer mi mente.
- ¿Sos conciente de lo que me pedís? Te juro que te amo, y no hay nada que quiera más en el mundo que quedarme con vos, pero ésta no es la vida que me tocó - tomé su mano, y con la que me quedaba libre, acaricié su rostro, él se restregó contra ella, cerrando los ojos, como si hubiera extrañado hasta mis toques; yo había extrañado tocarlo.
- No es la que te tocó, pero es la que podés elegir - eso fue un contragolpe duro, porque estaba en lo cierto.
Se acercó un poco más, haciendo nuestras piernas rozar, una corriente eléctrica recorrió mi columna vertebral, me hacía sentir demasiado cosas con tan solo un simple roce. Me tomó del mentón, haciendo alzar mi mirada, chocando con la suya, que iba de mis ojos, hasta mis labios.
- Te amo - dijo juntando nuestros labios. Y se sintió volar, se sintió como esa sensación que me agarraba cuando chico, me empujaban la hamaca, y llegaba tan arriba que me hacía cosquillas en el estómago. Se sintió como el primer diez que me saqué en la primaria, y fui contento a mostrarle a mamá. Se sintió como si fuera mi primer beso con él. El beso era tierno, hasta que sentí su lengua tocando mis labios, buscando el permiso para entrar, y se lo di. Sus manos estaban en mi cintura, y las mías hundidas en sus rulos. Mí celular comenzó a sonar, sacándome del trance. Corté el beso, miré el móvil, era mi mamá.- Hola ma... Sí... Tengo todo listo... Ok... Besos - corté y miré a Gabi.
- ¿Te vas a ir? - me preguntó, haciendo puchero y yo me derretía de amor.
- Tiene que ser así, perdón - respondí levantándome de la cama, y me fui.
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Destino
RomanceRenato usaba las redes sociales para olvidarse del martirio que era la escuela secundaria, hasta que una noche comenzará a hablar con alguien que le cambiará la vida ¿Qué harías si la persona que te hace suspirar de amor, es la misma que te hace su...