2 años después.
Gabriel miraba su mano izquierda, y no podía dejar de observar ese precioso diamante, que adornaba su dedo anular. Hoy se cumplían dos años de su casamiento, pensar que hace unos cuatro años nunca hubiera pensado siquiera en tener novio, y ahora ahí estaba, recostado, brindando caricias en el cabello de su esposo, que se durmió, luego de haber hecho el amor, recordando en día de su boda.
"Son muy jóvenes" "No saben lo que hacen" "Se conocen hace poco tiempo" fueron unas de las tantas frases que le habían dicho, cuando contó la idea de sorprender a Renato, con una propuesta totalmente diferente, pero cuando recibió el apoyo de la madre del pequeño y de la suya, supo que todo estaría bien, porque "Ustedes dos nacieron para amarse, el destino los quiere juntos, así que denle para adelante" esas fueron las palabras que había usado su madre, las cuales su suegra también compartía. Y hoy, dos años después, no podía estar tan feliz de habersela jugado, de haberse animado finalmente.
2 años atrás.
- Dale, que llegamos tarde a la boda de tu hermano - le dijo el rizado, saliendo de la habitación, pero la realidad es que no había tal boda, bueno, quizás sí, pero no justamente de Valentino.
Gabriel pasó meses planeando éste día, le pediría casamiento a Renato, pero no quería que fuera algo simple, él quería más que eso, porque el castaño se merecía cosas sorprendentes, y eso haría.
Toda la familia del menor, lo ayudó con el plan, Valentino hasta hizo invitaciones falsas, para que todo fuera más creíble, la mamá de Tato estaba muy emocionada, igual que su padre, y ni hablar de Bruna, que estuvo semanas para elegir el vestido adecuado. Todos viajaron para Río Cuarto, ya que el casamiento sería ahí.
La pareja se subió al auto, el cual conducía el rizado.
- No puedo creer que Valentino se vaya a casar - soltó riendo, tocando su cara en señal de asombro.
- ¿Por qué no? - preguntó el mayor, sin quitar la vista de la ruta.
- Porque a él no le gustan estas cosas, es como vos, que no crees en casarte, en el para siempre y bla bla bla - respondió restándole importancia, pero el corazón del ojiverde se achicó al escuchar eso, después de todo éste tiempo, Renato ni siquiera se había percatado, de el gran cambio que había hecho el chico, y eso lo asustó.
¿Qué pasaba si decía que no? ¿Y si no quería casarse? ¿Y si salía corriendo del lugar? Se comenzó a preocupar, quizás después de todo, no era buena idea.- Amor ¿Qué pasa? - preguntó el pequeño, al notar que su novio se había quedado completamente callado, con la vista fija en el camino, sin siquiera gesticular gesto alguno.
- No, es que... Capaz Valentino cambió, quizás Camila lo hizo darse cuenta de muchas cosas - contestó nervioso.
- No sé ¿Vos decís que una persona puede cambiar tanto, por el amor de otra? - interrogó con el ceño fruncido, como si no creyera aquello.
- No te das la menor idea, de lo mucho que puede cambiar alguien por amor, y más si es el amor de su vida - dijo mirando al chico a los ojos, aprovechando que el semáforo estaba en rojo.
- ¿Vos cambiaste por mí? - observó los ojos del mayor, y no hizo falta respuesta alguna, ya lo sabía. Dejó un tierno beso en sus labios, y con su cabeza hizo seña de que arranque el auto, ya que el semáforo se puso en color verde.
(...)
Luego de unos minutos manejando, llegaron a una pequeña playa, la cual no estás muy poblada, debido a que el otoño estaba comenzando. A Renato de le iluminaron los ojos, cuando vió que había un pequeño altar, casi al lado del agua, un camino de pétalos rojos y blancos, llevaban hasta él.
Vio a su hermano de traje, y fue a abrazarlo, se sorprendió cuando también observó que Camila estaba a su lado ¿No se suponía que la novia entraba después?- Estás hermoso, hermano - soltó de repente, y Renato se extrañó
- Em, gracias, supongo - respondió encogiéndose de hombros. Giró sobre sí mismo, para buscar a su novio, que de repente estaba parado sobre el altar, con un micrófono en sus manos.
- Bueno, creo que te debo una explicación - dijo, refiriéndose al ojimiel.
- Hace tres años, conocí a una persona que se hizo muy especial en mí vida, que me hizo cambiar cualquier vaga idea, que tenía del amor, esa persona está ahí abajo, mirándome con cara de confusión, y lo entiendo, se suponía que hoy estaría en la boda de su hermano, pero espero, con mucha suerte, que no corra, al enterarse que el casamiento no es de Valentino, ni de Camila. - el castaño lo miraba, ya con los ojos llorosos.
- Hace unos minutos, me preguntaste si las personas cambian por amor, también me preguntaste si yo cambié por vos, pero no respondí, y no porque no sepa la respuesta, la verdad es que quería hacerlo acá, y sí, cambié por vos, mi vida entera cambió por vos, porque antes de conocerte, no tenía planes a futuro, no imaginaba mi vida al lado de alguien, antes de vos no tenía futuro alguno, pero ahora todo es diferente. Renato, llegaste para hacerme feliz, y te estoy eternamente agradecido por eso. Sabes calmarme con un simple beso, con una simple caricia, e incluso a veces hasta con palabras. Desde esa mañana que te ví entrar al curso, sabía que todo iba a cambiar, y por más que al principio me haya asustado, supe animarme, jugarmela por vos, así que quiero agradecerte, por darle sentido a mí vida. - un lugar estaba colmado de silencio, sólo la voz de Gabriel, y el ruido del río, podían oírse.
Renato estaba parado, con lágrimas cayendo por su rostro, sin saber que hacer o decir.
- Vení - ordenó el mayor, estirando su mano en señal de invitación, la cual fue aceptada con gusto. Una vez que le ojimiel estuvo al lado de su novio, éste continuó.
- Te amo, estoy muy enamorado de vos, y quiero que ésto que tenemos sea para siempre, quiero que vos seas para siempre, porque el destino así lo quiere, porque cuando estuvimos a punto de perdernos, llegó el Tengue - sonrió con ésta última aclaración, y los presentes lo miraron confundidos, debido al pequeño secreto que sólo ellos entendían.
- Llegó el Tengue, y si eso no es el destino, no sé que más será. Lo que sí sé, es que mi destino sos. ¿Te queres casar conmigo? - finalizó preguntando, y la respuesta de Renato, fue colgarse de su cuello, dejando besos por todo su rostro.
- ¿Eso es un sí? - preguntó divertido.
- Eso es un sí de acá, a cualquier parte del mundo, quiero casarme y pasar toda mi vida al tu lado, Conde - contestó, volviendo a besarlo.
(...)
Actualidad.
- Mi amor ¿En qué pensas? - la voz de su marido lo sacó de sus pensamientos. Bajó su mirada hasta él.
- En que sos el amor de mi vida - respondió besándolo.
- Vos el mío, ah, y felices dos años de casados bebé - dijo el otro, con un sonrisa enorme.
- Sos lo más hermoso que deparó el destino, te amo Renato. - respondió, y de besaron, para hacer el amor una vez más.
Fin.
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Destino
RomanceRenato usaba las redes sociales para olvidarse del martirio que era la escuela secundaria, hasta que una noche comenzará a hablar con alguien que le cambiará la vida ¿Qué harías si la persona que te hace suspirar de amor, es la misma que te hace su...