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Estoy en casa.
Por fin me habían dado el alta, pero Sandra se había negado a que me fuera sola.En fin, qué ganas de meterse en la vida de la gente
Y para colmo, había llamado a Mariano, al ser el padre... al ser la persona que ella conocía
Pero la vuelta a casa había sido de todo menos tranquila

Mariano entra en la habitación de la clínica como Pedro por su casa, mientras que yo estaba terminando de prepararlo todo.
-Hola -me saluda
-¿Qué coño haces tú aquí?
-Te llevo. Me llamó Sandra y me dijo que te daban el alta. También me dijo que no estabas como para quedarte sola
-Lo que me faltaba... que no estoy "como para quedarme sola...." ¿y eso te lo ha tenido que decir una médica? ¿No lo sabías ya en Lyon? ¿No le has contado tu teoría de que soy poco más que una puta y que estoy loca?

Resopla. Esta súper enfadado. Le ha caído todo el veneno de golpe, pero vuelve a suspirar hondo de nuevo y dice suavemente
-¿Estás? ¿Lo tienes todo?
-Espera... voy a comprobarlo... -¿tienes algo que hacer? -le digo mordaz
-Tengo que hacer cosas con Yaiza

Le miro ojiplática. Pero, como en este momento de mi vida me la suda todo, le meto tal tortazo que acaba de repasar la liga francesa en dos segundos del movimiento de cabeza
-Si, lo tengo todo - le confirmo

Mariano cierra la puerta de un portazo, y sale casi corriendo de la clínica
Mete mis bolsas en el maletero de un empujón y se mete en el coche.
Agarra el volante con una fuerza que va a hacerse daño
-¿Vamos? - le pregunto irónica, con una sonrisa de las que duelen al mirar
-Eres una hija de puta - me escupe vehementemente
-Puede ser. He matado a mis hijos, no esperes mucho de mi
-No fue así... fue natural...
-Tú mismo dijiste que fue Marco... que había sido por...
-¡Se lo que dije! -me grita - Y no, no tuvo la culpa el. Ni tú. Fue una puta complicación de la operación  - se abraza al volante y empieza a llorar gritando y a pegarle puñetazos al volante

Me gira la cara con suavidad. He notado que, según venia a mi, ha disminuido la fuerza de golpe
-Yo también los he perdido... -me susurra, poniendo su frente contra la mía -También eran míos... yo también he perdido... -y llora con rabia de nuevo

Le abrazo con todas mis fuerzas. Hemos perdido lo que más queríamos, y no nos puede doler nada más.
Excepto el veneno que aún me queda
-Vamos -le digo separándome -No hagas esperar a tu novia

Él me mira, con una mueca entre odio e ira,y arranca el coche
-Se acabó -me dice. -Esto se ha terminado

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