Descendientes del Amargedon

CAPÍTULO 19 "SCORPION VS ZERO"

- Dime  una cosa Zero, ¿Por qué fue tan fácil entrar en este lugar cuando deberían custodiarlo al máximo para evitar este tipo de casos? 

- Es ¡muy cierto!, me gusta tu observación y tienes toda la razón, ningún ente, humano, demonio,  cazador, puede entrar a este lugar sin ser visto. Muchos ya estan muerto, pero ordene que te dejarán pasar.  No es que no confiara en tu habilidad, sino que si morías en una trampa o en manos de otro. No estaría satisfecho y tendría que armar un  gran alboroto en el Cónclave por quitarme el honor de pelear contigo. Ellos saben la importancia de mi presencia en este lugar, por eso hicieron caso y aquí estamos alrededor de este campo en el cual solo uno saldrá con vida y conquistará o el mundo o el descanso. 

-Definitivamente tu edad te volvió loco, me siento honrado de vencerte o de morir bajo tu espada.

- Que frase más halagadora y también un poco grosera, mejor dejemos de hablar con las palabras y utilicemos nuestras espadas para discutir con ellas, como los guerreros que somos. 

No se articuló una sola palabra más y él me atacó a una velocidad tan impresionante que no me di cuenta cuanto estuve en el suelo por el impacto producido entre mis espadas y  las de Zero, me levante desorientado, con la intención de atacar, uno y dos golpes de espadas, el primero se agacho, el segundo se hizo  aun lado retirándose unos pasos atrás. Supe que debía utilizar todas mis armas, y habilidades. Le lance el aguijón pero el lo tomo en sus manos enredando por todo el brazo,  con fuerza me atrajo hacia él propinándome una rodilla en todo la boca del estómago, lo que me dejo sin aire.  Quedó en el piso tratando de recuperar las fuerzas, Zero abre sus manos y saca una rafaja de hielo que me tira contra la pared del campo que nos rodeaba.

- ¿Es una broma Scorpion? tu  antecesor esto lo esquivaba con poder de fuego y teletransportación, ¡por favor! quiero algo emocionante.  Se que eres joven pero si estas aqui es porque tienes con que, levántate y confía en tí. 

- ¿Confiar en mi? en mis pensamientos queda grabado lo que está diciendo. - Gracias Zero, es muy honorable que tu enemigo te de consejos para pelear bien, o tal vez me  estas subestimando o te estas burlando. 

-Tómalo como quiera, pero ataca como te digo.

Entonces así lo haré, me estaba dando tiempo para digerir sus palabras, de nuevo ataque. Deje llevarme por lo que dictara mi alma, mente y cuerpo. Supe entonces que en breves segundo choque un puño en todo su rostros que lo hizo tambalear. Veo que arroja su arma. - Scorpion ya lo comprobaste tu fuerza está en tu ser no en un arma creada por dioses o demonios. Asi me gusta, nosotros no nacimos con un arma sino que nacimos con  los elementos de la naturaleza. Comprendo sus palabras y arrojó las mias tambien.   Concentrado en todo, lo  veo venir lanzando una patada directa en la parte derecha de mi rostros pero lo bloqueo con mis brazos, de inmediato hago lo mismo y tambien me bloquea,  entonces intentó un puño pero él lo toma pasándolo por sus hombro levantarme mi cuerpo completamente por encima de su espalda, arrojandome al suelo, de allí reaccionó rápido mientras estoy en el suelo utilizo mi pierna derecha para golpearlo en el pie de apoyo haciéndolo caer. Nos incorporamos de nuevo, de su mano salio una bola de cristal que golpeo mi frente, repetí lo mismo pero con una bola de fuego, el las rechazaba todas, cada vez las lanzaba con mayor velocidad hasta puedo llegar a su pecho.  Zero comienza a mostrar sus habilidades sobrenaturales. Se en introdujo en la tierra sin hacer hueco, dejandome confundido, luego siento sus manos en mis pies que me hunde sin tampoco abrir la tierra, cuando reacciono del hecho me doy cuenta que ya me tiene en la parte más alta del campo de combate tirándome contra el suelo, acto que dolió  como nunca, y esta vez si levanto tierra.  Después cuando lo iba a golpear su imagen se borra dejando un muñeco de hielo que al tocarlo me congelaba gran parte de mi cuerpo dejándome indefenso, cosa que él aprovecha para levantarme por los aires con algún golpe. En algunas veces pude sentir como mi rostros era golpeado a una velocidad de 100 km/h o un poco más solo con los puños,  que luego terminaba con una patada que me lanzaba  a tierra.