White Letter » ¡TaeTen!

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Pero, ¿Qué estaba pasando con él?, ¿Tenía celos?... ¿De quién?, ¿De qué Ten estuviera con su amigo? o ¿De qué Johnny y Ten fueran tan cercanos?

Estaba confundido, y cómo no estarlo si era la primera vez que sentía algo así en su pecho. No le gustaba la sensación, era desagradable y desgarradora.

Si admitía sus celos, ¿Por qué debería de tenerlos?, ¿Se había enamorado?, ¿Cómo?; las preguntas estaban invadiendo su cabeza, y no emitían señal de que se irían si dejaba de pensar en ello. Así que decidió en morderse la lengua e ir con su grupo de amigos para ver si encontraba alguna distracción mientras tanto.

—Taeyong hyung —canturreó una voz grave y entrecortada, como si el dueño hubiese corrido por su vida para hablarle.

El nombrado dio media vuelta con el ceño fruncido, el chino temió por su vida.

—Eh, yo...—susurró buscando una excusa perfecta para poder hablar con su mayor que, visiblemente estaba irritado  —, es queee no encontré a nadie y Johnny hyung solo está con ese Chittapedos, y yo realmente necesito contarle esto a alguien —explicó de forma apresurada, haciendo énfasis en las últimas palabras dichas.

—¿Chittapedos?

—¿Quiere que le cuente la historia?

—No, qué va. Cuéntame lo que te pasa, niño.

—Todo pasó hace algunos años atrás cuando les confesé que soy gay —narró con nostalgia y drama, Yukhei.

—Eso fue ayer —respondió impaciente el pelirrojo.

—Taeyong hyung, no me interrumpa —reprendió junto a un suspiro —. Ahí estaba yo, bailando la justicia naranja que aprendí jugando fortnite. Y fue cuando él se me acercó a decirme que bailaba genial —indicó Yukhei esbozando una leve sonrisa.

—Ajá, ¿Se puede saber quién es?

—¿Cómo no lo sabe?, ¡Es Jungwoo hyung!, el ángel de la sonrisa bonita. La cosita más adorable y preciosa de la escuela. ¡Soy gay por él! —terminó, con sus ojos convertidos en corazones.

Taeyong reprimió una sonrisa y acarició su cabellera sin antes darle un “skeere” de buena suerte. Porque mientras el menor estaba contando su historia, Jungwoo pasó casualmente detrás de ellos mientras Lucas le adulaba, y se les atrevió a acercar con su rostro pintado de rojo.

Siguió su camino mientras buscaba a sus amigos y paró de una porque notó que estaba mirando a Ten desde lo lejos. Mientras hablaba con su amigo también lo estaba haciendo, vaya tonto que era por estar sumido en la belleza de las facciones y la sonrisa ajena.

—Joder, es demasiado lindo —musitó para sus adentros, mientras un casi inexistente rubor se hacía presente en sus mejillas.