❝Capítulo VI❞

831 52 14
                                    

CAPÍTULO SEIS - CHISME

   — ¿¡Has perdido la cabeza?! —le cuestionó en gritos, caminando en círculos por la Sala del Cristal mientras sus manos se movían ansiosas. Nevra bajó la mirada.

   Era demasiado. No podía ver a Miiko a los ojos, desde la mañana había sido así, y ahora debía enfrentarse también a la vergüenza de ser regañado por ella. Se sentía una basura, él era un buen guardián; en ese momento había actuado por impulso, algo completamente anormal en él. Apretó los puños, sus nudillos volviéndose blancos.

    — ¿¡Cómo se te ocurre comerle la boca delante de más de medio CG?! —seguía preguntando, iracunda y completamente desentendida de las acciones de Nevra—, ¿¡Qué va a pensar la gente?! —se paró delante de él, poniendo sus manos en su cadera y con el entrecejo arrugado, al igual que su nariz, dejando ver sus rasgos caninos propios de la raza mitológica a la que pertenecía—. Mira Nevra, —suspiró, tratando de calmar su ira— no me interesa quién o qué te guste —aclaró, regulando su respiración—, el problema es que lo que te gusta es un daemon que se encuentra en estado de prueba, sí la gente piensa que estamos conspirando con él, estamos más que jodidos. —concluyó.

    Nevra se mordió el labio, —No me gusta. —fue lo único que atinó a decir.

    Miiko alzó una ceja, —Te conozco, besar para ti es lo equivalente a morder; no lo haces con cualquiera ni por cualquier motivo —refutó, Nevra encogiéndose en sus hombros.

    Su voz sonó en un hilo, casi como sí se fuese a romper, en un mar de rabia y resentimiento; las palabras de Nevra no se midieron. Y con esa escena, y el dolor de la misma, se repetía una y otra vez, —Tú te besaste con Gardienne y yo nunca me quejé —sentía su ojo escocer, y como sus sentidos empezaban a flaquear.

    La kitsune se quedó de piedra, congelada, mirando a Nevra sin saber cómo responder. No pensaba que alguien supiera de su relación con la humana, habían acordado mantenerlo en secreto hasta que la tormenta de Leiftan pasase. Tragó saliva, apartando la mirada, —Es diferente. Gardienne no es una prisionera acusada de traición a la que se le dio una oportunidad —ante esas palabras, Nevra se encogió en sus hombros.

    — Entonces, ¿Puedo hacer lo qué me dé la gana sí nadie se entera? ¿Y sí quiero tener sexo con él también? ¿Qué más da? Al fin y al cabo, no interesa sí nadie se entera, ¿no? —se comenzaba a sentir enfermo, sentía una arcada amenazando con salir de su estómago debido a los nervios y repulsión que lo invadían.

    ¿Cuándo se había sentido así? ¿Cuándo había visto todo lo que creía y protegía caerse a pedazos? ¿Cuándo había dudado de su lealtad hacia Miiko? Alzó la mirada, a pesar de ser más alto que la kisune, había decidido mantenerse a raya de enfrentarla hasta ese momento. Ella lo vio con seriedad.

    — ¿Qué estás insinuando? —interrogó tensa Miiko.

    Nevra pronunció con fuerza, —Qué quizás me estoy cansando de etiquetar todo de bueno o de malo según la cantidad de gente que lo sepa.

    Se quedaron en silencio, observándose con soberbia. Miiko observaba en los ojos de Nevra enojo, celos, y auténtico dolor. No iba a discutir con alguien que no sabía lo que decía al estar cegado por el pesar, —No voy a discutir contigo, no así. —se dio media vuelta y caminó hasta su escritorio— Fuera, hablaremos cuando estés consciente de lo que dices.

    Nevra ahogó un gruñido y se fue dando fuertes pisotones al suelo. Caminando por los pasillos hasta estar lejos de la sala del cristal, se pasó las manos por la cara y murmuró profanidades. No sé percató de que estaba al final del pasillo, pero poco relevante era aquello. Suspiró, intentando sosegarse, se dejó caer en el suelo, sentado con la pared siendo el soporte de su espalda.

❝ Domando A Una Bestia ❞ || Leiftan X Nevra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora