Capítulo 14

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Capítulo 14

Recé con los ojos cerrados durante mis dos últimos segundos para que no fuera el. Que fuera el vecino, la vecina, o quien quiera que sea. Pero el no.

-¡Álvaro, cariño! -Le dijo mi madre dándole dos besos. El castaño desvió su mirada hacia la mía, y mi madre le guío hasta mi.

-¡Os dejo solos! -Nos dijo mientras corría al patio trasero de la cocina, donde ahora se encontraban todos. Ella no sabía lo mucho que deseaba en esos momentos que Álvaro se fuera, o que ella se quedara conmigo.

-¿Cómo estás? -Me dijo con una mirada un tanto...extraña. No era para nada simpática, pero tampoco desagradable. Era una mirada ida.

-Supongo que bien. -Respondí seca mirando a mis pies.

-He hablado con Raquel. -Dijo como si nada. Se sentó, y yo imité el gesto.

-¿A sí?

-No te hagas la estúpida ahora. -Me dijo sin tapujos. Pude sentir como el aire de mi al rededor se condensaba, al menos para mi.

-No sé a que te refieres...-No sé de donde pude sacar fuerzas para pronunciar esas palabras, pero las saqué.

-Eres muy osada respondiéndome. Sabes perfectamente que odio que te comportes así. -Quise decir algo, pero había un nudo formado en mi garganta, que me impedía casi respirar.

-Vete de mi casa. -Conseguí decir en un susurro. Una fina lágrima recorrió mi mejilla. Álvaro lo vio.

-¡No llores! -Me gritó dándome una fuerte bofetada. Me quedé paralizada, sujetándome la mandíbula. Ahora mis ojos le miraban llenos de furia.

-Sal de mi casa. -Ordené.

-No. -Contestó, y se aproximó a la cocina. ¿Que iba a hacer?

-¡Álvaro! -Le grité, pero no se detuvo. Cerró muy despacio la puerta del patio. Podía ver a unos metros a Dani y Carlos charlando. Corrí para abrir la puerta pero Álvaro me sujetó los brazos, y me llevó hasta el salón.

Comencé a gritar, pero mis esfuerzos eran en vano. No me podían oír. Nadie me podía ayudar.

Intenté deshacerme de Álvaro, con patadas, mordiscos y arañazos. Todo lo que podía usar mientras me retenía con sus dos brazos. Me arrastró hasta el baño, y cerró el pestillo. Empezó a darme puñetazos, primero bruscos y a lo loco, pero después más fuertes y con decisión. Intentaba zafarme de el, pero eso le ponía más furioso, y yo me encontraba más débil cada segundo que pasaba.

-No le vas a decir nada a Raquel. -Me dijo lleno de ira. Casi echaba espumarajos por la boca. -¿Entendido, pequeña Lucie? Yo sé que me entiendes. -Dijo suavizando el tono.

-Sí...-Dije con lágrimas en los ojos.

-¡No te oigo! -Gritó aproximando su puño a mi cara. En ese preciso instante, se detuvo y miró al frente, muy serio. Miré en la misma dirección muy disimuladamente, y allí estaba el cristal, resquebrajándose en segundos. Repentinamente, la vitrina explotó y todos los cristales cayeron al suelo.

-¿Que cojones? -Dijo Álvaro. Entonces la lámpara de araña que había encima de nosotros comenzó a tambalearse frenéticamente. Álvaro salió corriendo del baño, y yo le intenté seguir, arrastrándome hasta la puerta. Cuando por fin logré levantarme, sujetándome aún la cara, vi a Álvaro arrodillado en el suelo.

-¿¡QUE COJONES ES ESTO!? -Oí que gritaba mirándose las manos, manchadas de algo que no pude apreciar desde lejos. Me acerqué lo más rápido posible para verle la cara. Estaba totalmente pálido y lleno de pánico. Se tapaba los oídos con fuerza mientras mantenía una expresión de dolor. No me percaté del pequeño charco de sangre en el que estaba arrodillado. Me quedé petrificada, pegada a la pared sin dar crédito a lo que estaba viendo en esos momentos. La sangre salía desmesuradamente de los oídos de sus oídos, mientras este se retorcía de dolor.

Un Diablo Enamorado {BlasAuryn} (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora