Capítulo once.

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Segunda parte:

“Todo es peligroso. Pero de no ser así, no valdría la pena vivir.” – Oscar Wilde.

Narra Tristan.

Dos semanas atrás jamás me hubiera imaginado de qué hoy estaría en un parque de diversiones, haciendo una pequeña fila para comprar refrescos para luego regresar a donde estaba Mackenzie. Era extraña la forma en como había cambiado con ella, era la primera vez que me había abierto tanto con una chica e incluso que me había controlado con una. Era extraño, ella lograba sacar lo mejor de mí, no lucho por cambiarme ella simplemente me acepto como era y aguardo a que todo fuera más sencillo para mí.

Recuerdo aun cuando nos comenzabamos a conocer, ella era como una patada en el trasero con esa enorme boca y su facilidad para hacerme enfadar, pero luego todo cambio no sé en qué momento exactamente lo hizo pero cambio, yo había cambiado. Luego de los pequeños momentos que había vivido con ella me aleje por completo de los problemas, ya no era el mismo y eso me gustaba porque ahora tenía una motivación para ser mejor… ahora la tenía a ella.

Caminaba de regreso a la banca donde había dejado a Mac. Cuando no la vi fruncí el ceño, ¿acaso nunca puede hacer lo que se le pide? Ya estaba acostumbrándome a su manera de ser, tan terca y rebelde, era algo muy característico en ella pero la hacía aún más perfecta para mí.

Seguí caminando por los alrededores buscándola entre las personas, no sería difícil ya que no estaba muy lleno el parque de diversiones a comparación con cómo debería estarlo normalmente. No estaba, ella simplemente había desaparecido.

Había comenzado a asustarme, ¿Dónde podía estar? Se me ocurrió que pudo haber ido al baño así que fui directo hacia allá y espere a que alguien saliera. Luego de unos minutos una chica de cabello oscuro salió, sus ojos me vieron y se puso nerviosa.

- Disculpa – Hable con suavidad - ¿Dentro del baño no hay una chica como de este alto… - Señale con la mano hasta donde me llegaba – De cabello rubio y ojos café? – Finalice.

La chica lo pensó por un momento, tratando de recordar entre las caras que debió ver en el baño y luego negó. Sentí que mi corazón latía con fuerza, Mac no se pudo haberse ido sin mí. Rebase a la chica abriendo la puerta del baño escuchando miles de gritos femeninos cuando me vieron entrar tan alterado.

- ¡Mac! ¡Mac! ¡Mackenzie! – Comencé a gritar por el lugar mirando por los cúbicos a ver si veía sus zapatos.

Las mujeres dentro del lugar se arrinconaban en una esquina, temblaban de miedo e incluso se peleaban por no quedar demasiado cerca de mí.

Salí del baño tan rápido como pude, ya me comenzaba a alterar. Tome mi teléfono y comencé a llamarla, luego de cinco timbres me salió el buzón de voz y luego apagaron el teléfono. Comencé a asustarme, regresando a donde se suponía la había dejado, detrás de las bancas note el viejo bosque Dim, estaba lo suficientemente seguro de que ella no iría ahí pero algo me decía que debía acercarme.  

Comencé a caminar en dirección al bosque, era horrible, nunca tuve el valor de entrar cuando era más joven. Recuerdo a unos amigos retarme a entrar y durar al menos 5 minutos, solo pude llegar a 2 y no entre por completo. Centré mi atención en unas ramas que se movían con el viento cuando sentí que había pisado algo. Mire al suelo y vi al león de Mac, estaba tirado y tenía un poco de sucio.

Mi incline para recogerlo, ella no dejaría su león estaba más que encantada con él. Comencé a dar vueltas en el lugar observando en todas direcciones, ya estaba a punto de volverme loco, todo mi cuerpo temblaba y no podía dejar de pensar cosas horribles que pudieron haberle pasado. Me maldije a mí mismo por haberla dejado sola, si la hubiera llevado conmigo nada de esto habría pasado.

DANGEROUS | EDITANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora