Capítulo dieciséis.

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Desperté a causa de un movimiento junto a mí. Lentamente fui abriendo mis ojos mientras me adaptaba mejor a la luz, mire a mi lado y me encontré con aquella pequeña rubia dormida. Los eventos de anoche sacaron una enorme sonrisa en mí, pensar en eso solo me hacía actuar como un colégialo con hormonas encendidas.

Sentí otra vez el movimiento de Mac contra mí, acurrucándose y abrazándome mientras entrelazaba sus piernas con las mías. Sus pestañas adornaban sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos estaban rosados y tiernos, y su pecho, subía y bajaba tranquilamente. Me hacía recordar cuando se quedó dormida en mi pecho la noche que vimos una película, recuerdo que estuve viéndola dormir durante horas, se veía tan tranquila en sueños que me hacía sentir calma a mí, además que cuando hablaba dormida no podía evitar reírme un poco.

Acaricie su mandíbula trazando la línea, dejando que mis dedos recorrieran su rostro y sus suaves labios. Joder, se veía tan hermosa.

- Tristan – Murmuro entre sueños – Tristan, ven aquí… no… no me dejes.

Me tensé al escucharla mientras dormía, me dolía pensar que ella soñara con algo que nunca ocurriría.

- Por favor, Tristan – Murmuro de nuevo apretando las sabanas entre sus dedos.

No quise dejarla en aquel mal sueño. Me separe un poco de ella y con delicadeza la fui despertando, removiéndola de los hombros para que fuera abriendo los ojos. Una vez que se adaptó a la luz me miro asustada y se lanzó a mis brazos apretándome con fuerza.

- Esta bien – Dije acariciando su pelo – Tranquila, shh, estoy aquí.

La abrace tan fuerte como pude, quería que supiera que estaba ahí y que no me iría.  Jamás la dejaría sola, y menos ahora que sabía toda la verdad. Aunque Nick tenía razón sobre que esto era algo mucho más grande que yo no iba a dejarla, ella era lo que más necesitaba y pasar por el infierno que pase cuando desapareció no iba a ser algo que repetiría dos veces.

Duramos un rato abrazados, una vez que la respiración de Mac se normalizo tome su rostro entre mis manos y la mire por unos segundos, aquello hermosos ojos azules, sus rosados labios. Sonreír y me acerque dejando apenas un toque sobre sus labios, la escuche gruñir por no haber hecho más y sonreí, acercándome más y besándola finalmente. El beso era todo lo que necesitábamos, intensidad y apasión, mi lengua y la suya jugueteando entre ellas.  Sentí los dientes de Mac apretar un poco mi labio inferior tirando de él, sonreí nuevamente y deje un pequeño beso para luego separarme un poco.

- Porque no nos vestimos y vamos por algo de desayunar ¿Te parece? – Pregunte, y Mac asintió frenéticamente.

Me deslice fuera de las sabanas y rodee la cama, escuchando una exhalación de sorpresa y al mirar a Mac la encontré escondida tras la sabanas.

- Creo que olvidaste algo – Dijo con voz estrangulada.

Saco su mano de dentro de la sabana y me enseño mis boxers, me mire y luego a ella, aun no sacaba la cara. Me reí profundamente y me senté junto a ella obligándola a dejar a un lado la barrera blanca.

- Eres tan dulce cuando te ruboriza – Dije burlón tomando su barbilla – Pero no hace falta que sientas vergüenza, nena.

- ¡Tristan! – Se quejó poniéndose más roja.

Me reí de nuevo y me levante colocándome lentamente los boxers mientras veía como Mac hacia un esfuerzo por no mirar en mi dirección. Aún era tan ingenua que me producía ternura. Una vez puestos mis boxers me senté de nuevo.

- Ya está – Ella me miro – Pero es una pena, este traseraso no se ve todos los días.

Mac soltó una carcajada empujándome del hombro, fingí que me había dolido y acaricie la zona.

DANGEROUS | EDITANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora