Capítulo diez.

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- ¿A dónde vamos? – Pregunte impaciente.

- Aguarda, ya vamos a llegar – Tristan me sonrió.

Íbamos conduciendo, las calles estaban tranquilas y el sol comenzaba a ocultarse. Tristan había pasado toda la tarde conmigo y me dijo que quería llevarme a un sitio pero no quiso decirme donde. Mire por la ventana, yo aun no conocía cada una de las calles de la ciudad por lo que no sabía donde estábamos, mire ahora por el retrovisor del auto, me tensé. Había una camioneta detrás y se me hacia muy familiar, lo que se me hizo incomodo fue que los vidrios estuvieran polarizados, aquí no hace mucho sol ya que casi siempre estaba nublado, y no era tan peligro ¿Quién usa vidrios polarizados sin que tengan algo sospechoso?

Cuando vi que nos rebaso me calme, tan solo había sido cosas mías. Ignore la repentina incomodidad que seguía sintiendo. El auto se detuvo de pronto regresándome a mis alrededores, mire donde estábamos era un estacionamiento y algunas luces de colores alumbraban fuera. Mire a Tristan que me observaba divertido ¿Tristan Evans me había traído a un parque de diversiones?

Bajamos del auto y caminamos de la mano por la entrada con el cartel de bienvenidos sobre nosotros, diferentes juegos se mostraban ante nosotros. Una enorme montaña rusa se alzaba en todo el centro del lugar. Jamás había venido a un parque de diversiones y la idea me emocionaba muchísimo.

Jale a Tristan de la mano y lo conduje conmigo a los primeros juegos mas cercanos. Los carros chocones, esperamos nuestro turno en la pequeña fila y cuando el encargado estuvo frente Tristan le entrego nuestros boletos y nos dejo pasar. Subí al auto rojo con rayas azueles que conseguí en el camino, Tristan escogió uno azul con rayas negras. Cuando el resto de los carros estuvieron ocupados se escucho un pito que indicaba que los volantes ya funcionaban, mire a Tristan con malicia y le hice una seña de que acabaría con el.

Comencé a mover el volante con algo de dificultad al principio, era mi primera vez así que me tomaría algo de tiempo adaptarme. Mientras luchaba con el volante sentí un golpe contra mi auto, Tristan me sonreí divertido por arrebatar contra mí, negué con la cabeza y reí haciendo lo mejor que pude para perseguirlo.

***

- Hasta en los autos chocones eres una pésima conductora – Se burlo Tristan.

Fruncí el ceño, apenas y pude darle un golpe a su auto y el se mostraba exageradamente alegre y divertido.

- No es mi culpa, ese auto tenía un desperfecto – Me excuse.

Tristan rio y me rodeo con su brazo por mi hombro, caminando por los juegos y mirando a las personas que pasaban a nuestro alrededor. Por fortuna no estaba muy lleno, a pesar de que era sábado, podíamos caminar cómodamente entre todos. Tristan de pronto se detuvo, lo voltee a ver y vi que miraba detrás de el. Un pequeño niño lo había detenido, se mostraba apenado y con las mejillas ruborizadas, el enorme tamaño de Tristan seguro lo intimidaba.

Tristan se agacho para quedar más o menos a su altura, le dedico una sonrisa tranquilizadora e hizo que el pecho se relajara un poco.

- Señor… Me preguntaba… Si podría… conseguir ese elefante para mi – Murmuro con voz dulce y señalo a una gaceta de juegos con premios en el.

- Claro que si pequeño – Tristan revolvió su cabello.

Tristan se giro hacía mi indicándome ir a la gaceta, cuando llegamos observe el juego, consistía en derribar 9 pinos de bolos para ganar un premio. Tristan pago un dólar al encargado y este le entrego una bola, tenía solo una oportunidad. Tristan sujeto la pelota por detrás de su cabeza tomando impulso y cuadrando su tiro y lanzo con fuerza al centro, sorprendentemente atino a derribar todos los pinos dejándolos desparramados en el sitio. El pequeño y yo chillamos en aprobación por lo ágil que era Tristan, el se giro hacia nosotros e hizo una reverencia.

DANGEROUS | EDITANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora