Capítulo diecinueve.

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Conduje tan rápido como pude, las calles parecían borrosas pero por fortuna estaban vacías, debía ser la media noche. Mientras mi mirada estaba en la carretera comencé a recordar todo lo que he vivido con Mac, como mi vida cambio en tan solo 2 meses, ella debía estar bien, ella debe recuperarse. Había tantas cosas que aun quiería hacer con ella, siempre quise tocarle una canción, llevarla algún día a conocer a mi mamá, por ella hubiera considerado retomar la relación con mi familia que no veo desde hace mucho, por ella haría cualquier cosa. Comencé a recordar su hermosa sonrisa, sus ojos color miel, su nariz arrugandose cuando algo no le gusta, como rueda los ojos y sus pestañas revoloteando, sus besos y sus caricias, todos estos recuerdos me hicieron sentir aún más débil,

Durante un largo tiempo me sentí muy solo, pero todo cambio cuando llego ella y ahora que no podía dejarla la vida no puede ser tan injusta como para quitarme, no puede.  

Una vez que llegue a mi destino apague el motor y salí del auto, entre a aquel edificio que se comenzaba a hacer cada vez más monótono para mí. Dentro ahora todo estaba débilmente iluminado, las lámparas no daban una vista perfecta pero hacia distinguir todo al menos.

Entre a un par de las habitaciones vacías pero estaban como dije estaban ‘vacías’, ya cuando casi había registrado todas me encontré que una enorme puerta al final de aquel interminable pasillo. Tome una bocanada de aire y abrí la puerta lentamente para encontrarme con la primera habitación ocupada, una enorme biblioteca repleta de libros en un rincón, un escritorio de madera pulida con un asiento de cuero, algunos cuadros costosos y un hombre fumándose un tabaco tranquilamente junto a la ventana. El lugar olía ligeramente a tabaco y a incienso, una melodiosa música se escuchaba apenas.

El papá de Mac se percató de mi presencia y me miro por sobre el hombro suspirando y devolviendo su vista nuevamente a la ventana, dio una larga calada y dejo salir el humo. Me incorpore dentro de la habitación cerrando la puerta tras de mí, sentí mi cuerpo tensarse con cada movimiento. Tenía unas enormes ganas de lanzarme sobre aquel robusto hombre y golpearlo hasta matarlo.

- Tu hija está en el hospital entre la vida y la muerte y tu muy tranquilo fumándote un tabaco – Espeté con rabia.

El hombre se giró a verme, por primera vez desde que lo conocí pude ver la debilidad en sus ojos, el miedo y la culpa, Mac había dicho la verdad; ella era su punto débil. Camino hacía el escritorio y saco de debajo una botella de whisky a la mitad para dar un largo trago directamente.

- Lo sé – Dijo sin mirarme – Pero no puedo ir y que me digan que mi hija pudo haber muerto y por mi culpa.

- ¡¿COMO PUEDES DECIR ALGO ASÍ?! – Grite golpeando el escritorio con mi palma.

El golpe lo hizo brincar en su asiento, lo había tomado por sorpresa.

- ¡LO DIGO PORQUE YA VI MORIR A MI ESPOSA, A MI ESPOSA JOVENCITO! – Me grito también, levantándose de su asiento – No espero que lo entiendas, he estado viviendo con una perdida tras la otra y ya… ya no puedo soportarlo más. Anna es la luz de mis ojos, era todo lo que me recordaba a su madre… tenías que verla cuando su cabello era oscuro, era la vivía imagen de Ingrid – El hombre dio una sonrisa triste ante el recuerdo.

Por primera vez en toda la noche no sentí rabia o irá, sentía pena. El señor Joseph por primera vez me dio pena, era un pobre desgraciado que había hecho que su vida de mierda envolviera a todos los que lo rodeaban, pero ahora yo estaba en la vida de Mac y no dejaré que nadie vuelva a meterla en todo esto.

DANGEROUS | EDITANDO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora