Cinco

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Camila junto a Lauren siguieron mirándose y saliendo a lo largo de varios días, haciéndose casi un mes. Siguieron saliendo a varios lugares y mirándose en el metro, siguieron hablando por las noches hasta desvelarse y sobre todo, siguieron tratando de conocerse.

Aquello las tenía bastante felices a ambas, eran buenas amigas.

Pero ahora mismo Lauren se encontraba arreglándose para ir a su ya acostumbrado chequeo en el hospital, pues su enfermedad necesitaba ser monitoreada con frecuencia. Se puso sus gafas y salió de su habitación, donde su madre la esperaba en la sala de su casa.

Subieron al auto y viajaron hasta el hospital con la radio sonando de fondo, sin hacer ruido alguno. Si fueran a cualquier otro lugar probablemente platicarían, pero ir al hospital no las animaba a intercambiar palabras. Pronto la mamá de Lauren se estacionó, anunciando la llegada a aquel recinto, la ojiverde suspiró, venir al hospital normalmente no tenía buenas noticias para nadie.

—Todo irá bien cariño, ya verás. —dijo Clara, la madre de Lauren mientras tomaba su mano y la ojiverde le sonrió en respuesta.

Caminaron juntas hasta las puertas del hospital y ya dentro, fueron hacia la recepción para preguntar por el doctor Aaron Harris, quien al parecer ya las esperaba.

Se adentraron por los ya conocidos pasillos de aquel hospital mientras Lauren sentía su corazón golpetear con fuerza dentro de su pecho. Deseaba que esta vez hubiesen noticias buenas y no malas como siempre. Deseaba que este día fuese diferente. Pronto localizaron el cubículo del doctor Harris y tocaron la puerta, recibiendo un "pase" como respuesta.

—Buen día. Te estaba esperando, Lauren. Veamos cómo sigues. —dijo el doctor para comenzar con el chequeo rutinario de la ojiverde.

Primero comenzaba la serie de preguntas y comentarios sobre cómo se había sentido, si había alguna molestia o cosa nueva que hubiese aparecido y al final, la mandaban tras unos grandes lentes que eran para analizar su par de ojos. Todo esto llevaba su tiempo y Lauren lo sabía, así que con el paso del mismo, se acostumbró.

—Lauren... ¿De verdad no hay alguna cosa nueva que haya aparecido en este último mes? ¿Sigues mirando igual? —dijo el doctor Harris mientras apuntaba unas cuantas cosas en su archivo.

—No... Sigo mirando igual. ¿Por qué? —dijo Lauren, confundida.

—Al parecer presentas inicios de daltonismo. —dijo el doctor.

Otra raya más al tigre, pensó Lauren.

—Pero al parecer son solo inicios, si sigues mirando los colores de la misma manera tal vez no se logre desarrollar. Tú vista no mejoro, pero tampoco disminuyó lo cual es muy bueno. Este fue un buen mes. —dijo el doctor Harris con una sonrisa.

—Muchísimas gracias, doctor Harris. —agradeció Clara.

—¿Y el transplante? —preguntó Lauren.

Un penetrador silencio inundó la habitación. El doctor Harris suspiró.

—Lauren... Simplemente no eres compatible con ningún donador, no sabemos la razón. Recuerda que la vez que viniste con Chris lo hablamos... —dijo el doctor Harris con compasión, pero Lauren se levantó de su asiento.

—Por favor, vámonos mamá...

Y salieron del consultorio para poder salir del hospital, ambas en silencio. Lauren observaba a su alrededor y miraba de todo.

Enfermos que salían de su habitación para caminar con su suero aún lado, doctores y enfermeras que pasaban de un lado a otro, gente en la sala de espera...

Un momento... ¿Acaso había visto bien?

¿Acaso era Camila?

Se acercó a quien parecía ser la morena con una figura femenina al lado con una pequeña niña, quienes estaban sentadas.

—¿Camila? —preguntó Lauren cuando estaba lo suficientemente cerca.

La morena solo alzó su vista para poder mirar a quien le hablaba y oh sorpresa.

—¡Lauren! ¿Que haces aquí? —cuestionó Camila mientras se levantaba de su asiento para estar más cerca de la ojiverde.

—Solo vine a un chequeo... ¿Y tú? ¿Acaso estás enferma? —preguntó Lauren.

—No estoy enferma, también es solo un chequeo con mi madre y mi hermana... —dijo Camila señalando a su madre y hermana.

Lauren miró por encima del hombro de la morena, mirando a su madre y su hermana quienes las observaban. La ojiverde con timidez, alzó su mano para saludarlas.

Camila solo trago en seco.

—¿Que harás mañana? —preguntó Camila.

—Nada interesante... ¿Quieres venir mañana a mi casa? —preguntó Lauren.

—¿A tu casa? Oh... No sé dónde vives... —dijo Camila rascándose la cabeza.

—Te enviaré la dirección, ¿Que te parece? —dijo Lauren.

—Vale, estaré en tu casa mañana.

—Te espero, Camila.

—Ahí estaré, ¡Te veo mañana ojitos!

Camila miró a Lauren alejarse con quien parecía ser su madre, mientras ella regresaba a su asiento.

—Esa muchacha es muy bonita... ¿Es ella, verdad? —preguntó Sinuhe, la mamá de Camila.

—¿Es quien, mamá? —dijo Camila con confusión.

—La chica que te gusta... —dijo Sinuhe y Camila tosió en sorpresa.

—¡No mamá! Solo es una... Amiga. Amiga y nada más, ya está. —dijo Camila, negando aquello.

—¡Ay, por favor Camila! Esa es la chica de la que me hablaste cuando llegaste de la escuela con una sonrisa de oreja a oreja. Esa es la chica con la que te desvelas hablando, ¿Verdad? Esa ojitos, ojos de regalo... —dijo Sinuhe.

—¿Por qué ojos de regalo, mamá? —dijo Camila.

—Por la forma en cómo se achican sus ojos cuando sonríe... Es una ternura. —dijo su madre.

Por la noche, Lauren esperaba la llamada nocturna de Camila mientras miraba la televisión en su habitación, con su plato de cereales acompañándola. A decir verdad, su humor no era el mejor, se sentía un poco triste y por eso necesitaba estar con Camila, hablar con ella... La morena la hacia reír y sentirse bien.

Cuando menos lo esperaba, una sonrisa se había formado en su rostro... ¿Que demo...?

Oh, su teléfono sonó.

Miró la pantalla de su celular y ahí estaba el "Dowson" que tanto esperaba en el día.

—Hola, Camila.

—Hola, ojitos de regalo.

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¡Felices fiesta guap@s! Pasenla chido, cuídense bien y pórtense mal. ;)

Nos leemos el año entrante, los quiero.


Ojos de RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora