Ojos de Regalo

Catorce

La luz del día parecía quemar los ojos de una Camila con la cabeza a punto de explotar, una boca completamente seca y... ¿Por qué demonios traía puesto un jersey de Brasil si está selección había vencido a su querido México hace unos días? ¿Por qué estaba solo con bragas? ¿Y por qué...? OH NO.

¿¡POR QUE ESTABA EN LA HABITACIÓN DE SHAWN?!

¿¡DONDE ESTABA LAUREN!?

Abría y cerraba los ojos de manera frenética en busca de adaptar su vista a la luz natural mientras con sus manos tocaba la cama en busca de percibir algún tipo de compañía. Se sentó sobre la grande cama y entonces la miró.

Ahí estaba una durmiente ojiverde que era una total ternurita que podría admirar todo el día, incluso se podía percibir su tranquila respiración, ¿Debía despertarla? Decidió no hacerlo, pues realmente en esos momentos despertar era una total pesadilla. Busco a Shawn por toda la habitación y entonces sintió como alguien abría la puerta.

—Bueeeenos días pequeña alcohólica desatada. —saludó el chico de rulos.

—Te odio. ¿Por qué estoy aquí? ¿Que carajos pasó? ¿Por qué demonios tengo puesta la playera de Brasil si hace unos días le ganó a México y lo eliminó del mundial? ¡Te odio! —casí gritó la morena arrojándole una almohada que el chico por supuesto esquivo.

—No me odias, soy tu mejor amigo. Respondiendo a tus preguntas... Pasó que te emborrachaste de una manera descomunal, estás aquí por qué tuve que cargarte como un costal en mi auto hasta mi casa por qué bueno, el estado en el que estabas daba pena y... ¿Es enserio! ¿De verdad miras el fútbol? —dijo Shawn dudoso.

—¡Es obvio idiota! ¡Todo el mundo mira el mundial! —dijo Camila.

—¡Lo siento, no tenía jerseys limpios! Pero mi mamá acaba de darme ropa limpia. Veamos... ¿Real Madrid o Barcelona? —dijo el chico mientras le tendía un par de jerseys.

—Mejor me quedo con este. Es difícil elegir. —dijo la morena pensando bien el asunto.

—Bueno... Deberías despertar a Lauren para bajar a almorzar y darles algo para la resaca. —sugirió el castaño.

—Claro. Pero antes... ¿Puedes decirme que tanto hice ayer? O hicimos... —pidió Camila señalando a Lauren y el chico asintió, sentándose en la orilla de la cama.

—Pues... bailaron como locas sobre el comedor de Dinah, bebieron hasta alcohol etílico; creo. Le robaste una caja de pizza entera a George y te la comiste toda aunque Lauren tal vez ayudó un poco. Te estuve buscando como loco y te busqué por toda la casa de Dinah, aunque fue muy gracioso encontrarte en la habitación de Milika y Gordon a punto de tener sexo con la señorita que tienes al lado. Más gracioso fue que volví a salir de la habitación y volví a entrar unos cinco minutos después para encontrarte totalmente dormida mientras Lauren te golpeaba por que quería "seguir con aquello". Vomitaste mis zapatos y ropa, vomitaste todo el baño de Dinah y Lauren vómito a su perro. Las traje a casa con ayuda de Preston y bueno... Tuve que dormir en el piso por qué no quería que hubiera sexo lésbico en este lugar.

Camila quería que la tierra se la tragara en ese mismo instante.

* * * 

Después de haber inventado una buena explicación para los señores Jauregui del por qué su hija no había dormido con ellos y estos la creyeran, Camila finalmente regresó a su casa con suma pereza y un poco de malestar, pero estaba bien.

Después de dejar el auto en la cochera, se abrió paso hasta su hogar pero al estar frente a la puerta recordó que había perdido las llaves en la fiesta. Perfecto Camila, ahora tendrías que tocar la puerta y llamar la atención de tu madre quién tal vez no se abría creído el cuento de qué estabas demasiado cansada como para regresar a casa.