Cuatro

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Después de haber salido con Camila por la tarde y haber tenido un interrogatorio con preguntas estúpidas por parte de su hermano, Lauren se encontraba en su habitación leyendo un libro, siendo precisos: El Conde de Montecristo.

Aunque bueno, siendo sincera solo aparentaba leer, pues su mente viajaba hacia unas horas antes, cuando estaba con Camila.

Lauren era consciente que tenía demasiado que no salía con otras personas que no fuesen su familia o su vecina Normani, pero ese día se sintió demasiado seguridad como para salir con Camila, realmente sentía necesidad de hacerlo.

La morena era sumamente graciosa y además la había llevado a comer tacos que, debía confesar, estaban buenísimos. A veces recitaba uno que otro mal chiste, pero por azares de la vida a Lauren parecían darle demasiada risa. Camila era una chica demasiado linda, tanto físico como personalmente.

Pronto, el ringtone de su celular anunciando una llamada la sacó de sus pensamientos. Reviso el número y oh sorpresa, era desconocido, suspiró y con curiosidad, respondió.

—¿Alo? —respondió la ojiverde.

—¿Rose? Al habla Jack. —dijo Camila fingiendo su voz.

—¿Dawson? Si, al habla Rose. —dijo Lauren, siguiendole la corriente a Camila y sacándole una risa.

—Lauren, gracias por aceptar salir conmigo hoy, de verdad. Me la he pasado de maravilla. —dijo Camila de manera sincera.

—Gracias a ti, no me había divertido así desde hace mucho. —dijo Lauren mientras cerraba su libro y se dirigía al balcón de su habitación.

—¿Que haces, eh? —preguntó Camila mientras ella miraba por la ventana de su habitación.

—Hace un rato estaba leyendo... Pero ahora mismo estoy en mi balcón. —dijo Lauren.

—¿Que leías? —preguntó Camila, curiosa.

—El Conde de Montecristo. —respondió Lauren.

—Al final Dantés escapa con Haydée. —dijo Camila mientras miraba hacia su estantería en dirección al libro.

—Ouch, alto spoiler. Por suerte ya me lo había leído. Es muy grosero hacer spoilers, ¿Sabes? —dijo Lauren medio en broma.

—Lo siento, lo siento. No vuelve a pasar, promesa. —dijo Camila, creyendo que Lauren se había molestado.

—Vale, ¿Tú qué haces? ¿Spoileando a todo el mundo? —dijo Lauren en broma.

—Tal vez, señorita Rose, pero hace rato estaba estudiando química por qué debo salvar esa materia. —dijo Camila.

—Espero que la salves y no se hunda como el Titanic.

—No lo creo, mi Titanic no se hundirá. No contigo como tripulante, Rose.

Y siguieron hablando por horas, parecía que a Camila no le molestaba el hecho de pagar una cara factura con cargo a su móvil. Pero a decir verdad, el tiempo parecía pasar demasiado rápido para ellas, demasiado rápido para su gusto.

—Ahora que lo recuerdo, te he invitado a salir y apenas me sé tu nombre, ¿Me puedes dar tu nombre completo? —preguntó Camila.

—Lauren Michelle Jauregui Morgado, ¿Cuál es el tuyo? —pregunto ahora Camila.

—Cabello, Camila Cabello. —dijo Camila imitando a aquel inolvidable personaje.

—No es válido decirlo así a menos que seas James Bond. —dijo Lauren.

—Karla Camila Cabello Estrabao. Lo siento agente Bond, le he fallado. —dijo Camila haciendo reír a Lauren de nuevo por vigésima vez a lo largo de la noche.

—Haces muchas preguntas, ¿Sabes? —confesó Lauren.

—Tal vez quiero estudiar periodismo... Tal vez... —dijo Camila.

—¿De verdad? —cuestionó Lauren.

—¿Quien hace las preguntas ahora, eh? —dijo Camila.

—Muy gracioso, eh. —dijo Lauren negando con la cabeza.

—¿Sabes? Creo que deberíamos conocernos... ¿Que te parece el juego de las 20 preguntas? —invitó Camila.

—¿Quien empieza? —cuestionó Lauren.

—Puedes comenzar tú, Rose. —dijo Camila.

—Dowson, ¿Cuál fue el último libro que has leído? —inquirió la ojiverde.

—Bueno, hace como tres semanas termine de leer La Divina Comedia ya que me dejaron un proyecto de literatura sobre el libro. ¿Cuál es tu color favorito? —era el turno de Camila.

—El amarillo, ¿El tuyo?

—Me gusta el azul, ¿Cuál es tu género musical favorito?

—Creo que definitivamente esa pregunta no tiene una respuesta, ¡Me encanta toda la música! A excepción del metal y el reggaeton.

—No me lo preguntaste pero... ¡Same!

—¿Artista favorito?

—Siguen siendo One Direction, aunque no estén juntos. ¿El tuyo?

—Definitivamente amo a Rihanna.

—¿Cuál es tu estación favorita del año?

—Otoño, me encanta ver las hojas naranjas caer y llenar el suelo. ¿La tuya?

—Me gusta la primavera, me gusta ver las flores y la naturaleza en su apogeo.

—¿Cuál es tu mayor miedo?

—A decir verdad, mi mayor miedo es morir sin haber cumplido mis metas. ¿Cuál es tu mayor miedo, Lauren?

Me aterra la obscuridad.

—¿Por qué?

—Pues... Creo que en la obscuridad sería otra persona, no lo sé. —dijo Lauren dejando confundida a Camila.

—Estas bajo el obscuro cielo oscuro de la noche Lauren, ¿Sigues siendo la misma o has cambiado?

—Sigo siendo la misma, Camila. Solo que en la obscuridad no se... Me sentiría totalmente diferente a como soy ahora. Me sentiría como alguien más. —trató de explicar Lauren.

—¿Y quién eres en la obscuridad, Lauren?

Y de pronto, un silencio ocupo la conversación de aquel par de chicas. Un silencio demasiado dudoso, un silencio donde Lauren reflexionaba sobre su miedo hacia la obscuridad y un silencio donde Camila tenía demasiada urgencia por saber la respuesta de Lauren.

—Ya es tarde... Mañana tienes que ir al instituto, ¿Que tal si hablamos mañana?

—Solo te salvaste por qué estás en lo cierto, ¿Por qué no te veo en el metro mañana?

—Esta bien, ¿A la misma hora?

—A la misma hora.


Ojos de RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora